
Del miedo al voto: estudio revela que debates presidenciales quedaron atrapados en el eje de la seguridad
El séptimo informe Zoom Electoral, elaborado por el Centro de Estudios de la Comunicación de la Universidad de los Andes, analizó los debates de los ocho candidatos presidenciales y concluyó que la seguridad copó la discusión, desplazando temas como economía, salud y migración. El miedo aparece como la principal herramienta emocional para interpelar al electorado.
En pleno acto electoral, un nuevo insumo se suma a la lectura del clima político que dejaron los debates televisivos: la séptima entrega del informe Zoom Electoral, a cargo del Centro de Estudios de la Comunicación de la Universidad de los Andes (Uandes), que analizó los discursos de los ocho candidatos presidenciales en los foros organizados por Chilevisión, Canal 13 y Anatel.
El resultado, según el estudio, es categórico: la seguridad se convirtió en el eje que absorbió y ordenó la conversación pública, al punto de colonizar otros temas de campaña.
El informe sostiene que la seguridad “traspasa sus propias fronteras discursivas e inunda las de los demás ámbitos”, de modo que, al hablar de economía, salud o migración, los candidatos “en realidad están hablando de seguridad”.
En un escenario de encuestas estrechas y alta tensión por el paso a segunda vuelta, los debates televisivos adquirieron un protagonismo decisivo y, de acuerdo con este análisis, lo hicieron desde un registro dominado por la alerta, la desconfianza y la sensación de fragilidad.
El miedo como herramienta política
Para Guillermo Bustamante, académico de la Facultad de Comunicación de la Uandes y coautor del informe, el estudio permite observar “cuál es el país que cada uno de los candidatos imagina” y desde qué lugar se posicionan al hablarle al electorado.
El investigador destaca que el miedo aparece como la principal herramienta emocional utilizada por los postulantes “para poder representar su idea y su propuesta”.
“Las emociones nuevamente están concentrando el debate”, advierte Bustamante, mientras que lo pragmático queda “un poco alejado”, subordinado a la emocionalidad que cada uno busca transmitir.
El análisis del lenguaje y de las asociaciones discursivas muestra que ningún candidato destaca por un registro positivo: gran parte del discurso se construye desde algún tipo de malestar, ya sea frente a la delincuencia, la crisis económica, la desigualdad o la desconfianza en las instituciones.
En ese contexto, los debates pusieron a prueba “el temple” de los candidatos, obligados a defenderse, responder y contraargumentar bajo presión. Según Bustamante, a medida que avanzaron los encuentros se observó “un endurecimiento de cada una de las posturas”, al punto de que incluso quienes habían partido identificados como más moderados “tomaron la delantera y pudieron avanzar en mucha mejor medida”.
Tres países en un mismo set: dureza, gestión y crítica estructural
Zoom Electoral identifica tres estilos discursivos claramente diferenciados, que traducen también tres maneras de entender el país:
- El mundo de la dureza
En este bloque predominan la urgencia, la confrontación y un lenguaje directo, asociado a la idea de un país en riesgo. La emocionalidad dominante es la ira y el miedo, que se canaliza en verbos de acción inmediata como “expulsar”, “perseguir”, “frenar” o “proteger”.
Aquí el informe sitúa a José Antonio Kast, Evelyn Matthei, Johannes Kaiser y Franco Parisi, quienes comparten un relato marcado por la urgencia y el enfrentamiento. - El registro técnico e institucional
Otro grupo de candidaturas opta por un discurso centrado en la gestión y las capacidades institucionales, donde la política se presenta como un problema de implementación y administración. Conceptos como decisión, programa, implementar y eficacia articulan este enfoque.
En este plano destacan Jeannette Jara y Harold Mayne-Nicholls, que se aproximan a la crisis de seguridad desde una lógica de políticas públicas y diseño de soluciones. - La crítica estructural
Un tercer estilo se ancla en la denuncia de desigualdades, privilegios y fallas profundas del modelo, que —desde esa mirada— explican tanto la inseguridad como otros problemas del país.
En este registro se ubican Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés, quienes vinculan la violencia y el delito con brechas socioeconómicas, concentración del poder y corrupción.
Hablar de delincuencia sin discutirla
Pese a compartir escenario y tiempos de palabra, el informe concluye que estos tres grupos “no parecen hablar desde el mismo país”:
- La dureza interpreta una emergencia, donde el foco está en detener la amenaza.
- La moderación técnica enfatiza la necesidad de gestión y coordinación estatal.
- La crítica estructural reclama transformaciones de fondo y cambios en las reglas del juego.
La paradoja que resume el estudio es contundente: aunque se habló insistentemente de delincuencia, no se discutió realmente sobre ella.
Es decir, la seguridad funcionó más como marco emocional y retórico que como un tema abordado en profundidad, con diagnósticos y soluciones detalladas. En la recta final hacia las urnas, Zoom Electoral deja así una radiografía del clima discursivo que va del miedo al voto, y que puede ayudar a entender cómo se configuró el pulso político que hoy se juega en las urnas.
El miedo como herramienta política
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