
Fe pública y transparencia: las lecciones de la “trama bielorrusa”
Por Christian Rodiek, CEO de FirmaVirtual
La llamada “trama bielorrusa” que sacude al poder judicial no solo pone en tela de juicio la ética de quienes juraron defender la verdad, sino que también plantea la necesidad de introducir mecanismos de asignación aleatoria en los procesos notariales.
Este caso nos recuerda que el riesgo no está solo en los grandes fallos, sino también en los espacios donde la fe pública se ejerce. En Chile, miles de trámites dependen cada día de la fe notarial: desde poderes y mandatos hasta escrituras, contratos de arriendo o constitución de sociedades. En la práctica, el usuario elige libremente qué notaría usar, pero esa libertad, que parece inocente, puede transformarse en el punto débil de todo el sistema.
Cuando la elección se deja al criterio o conveniencia del solicitante, se abren zonas grises como las que develó la investigación sobre la red de favores a un consorcio bielorruso. Por eso, al igual que en los concursos judiciales o en la asignación de causas en los tribunales, ciertos trámites notariales deberían distribuirse de forma automática y aleatoria, garantizando igualdad de trato y eliminando cualquier margen de elección interesada.
Hoy es posible firmar documentos digitalmente, autenticar identidades en línea y resguardar toda la trazabilidad de un trámite en una plataforma segura. Incorporar a ese ecosistema una herramienta que asigne al azar la notaría encargada de validar un documento no solo es viable, sino coherente con la lógica de transformación digital del Estado. Un sistema de este tipo permitiría que las notarías actúen bajo reglas transparentes, donde nadie —ni usuario ni intermediario— pueda escoger a conveniencia dónde firmar un documento relevante.
Quienes trabajamos en el mundo digital sabemos que los algoritmos no son infalibles, pero sí más objetivos que las relaciones personales. Cuando la ciudadanía observa con escepticismo, no basta sancionar a los involucrados; también cabe cuestionar los mecanismos que hacen posible los abusos y pensar en su rediseño. Así como los tribunales han avanzado hacia sistemas de reparto automatizado de causas, las notarías también deberían dar ese paso: un sorteo digital, público y trazable que impida cualquier sospecha de preferencia.
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