
La primera postulación al Nobel de Gabriela Mistral: un hito impulsado por la Universidad de Chile
Hace 85 años, la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile presentó oficialmente la primera candidatura de Gabriela Mistral al Premio Nobel de Literatura, marcando el inicio de una cruzada cultural y diplomática que culminaría en 1945 con el máximo galardón de las letras mundiales.

En noviembre de 1939, la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile envió a la Academia Sueca la primera postulación oficial de Gabriela Mistral al Premio Nobel de Literatura, una gestión pionera que, con el paso de los años, abriría el camino para que la poeta chilena se convirtiera en la primera escritora latinoamericana en recibir dicho reconocimiento, en 1945.
El contexto político y cultural de fines de los años treinta fue determinante. En 1938, Pedro Aguirre Cerda asumía la presidencia con el lema “Gobernar es educar”, impulsando un proyecto donde la educación y la cultura eran ejes del progreso nacional. En ese entorno, Gabriela Mistral —amiga personal del presidente— se erigía como una figura clave: maestra, diplomática, poeta y símbolo del humanismo latinoamericano.
La académica Soledad Falabella, de la Facultad de Filosofía y Humanidades, destaca que Mistral vivía entonces una etapa de plena madurez creativa: “Acababa de publicar Tala en Buenos Aires, consolidando su visión americana y poética tras casi dos décadas fuera de Chile, trabajando para los gobiernos de México y Chile en el ámbito cultural”.
La postulación se gestó tras una carta enviada por la intelectual ecuatoriana Adelaida Velasco al presidente Aguirre Cerda, proponiendo que Chile liderara la candidatura de Mistral al Nobel. El mandatario activó entonces una red de apoyo institucional que incluyó a la Cancillería, el Ministerio de Educación y la Universidad de Chile, que formalizó la propuesta el 14 de noviembre de 1939.
El expediente —firmado por el decano Luis Galdames y el secretario académico Yolando Pino Saavedra— subrayaba el valor literario, educativo y social de la obra mistraliana. Incluía los libros Desolación, Tala y La divina Gabriela, de Virgilio Figueroa, cuya biografía fue traducida al sueco. Más tarde se sumaron Ternura y una versión francesa preparada por Magdalena Petit, como parte de una estrategia de difusión internacional.

La respuesta de Mistral
Desde Niza, Mistral agradeció la iniciativa, aunque manifestó su sorpresa al no haber sido consultada previamente. En una carta a Magdalena Petit, advirtió que la Academia Sueca “no puede premiar […] a un autor no traducido al inglés o al francés”. Sin embargo, poco después envió una misiva más conciliadora al decano Galdames, valorando el esfuerzo institucional: “Una empresa de conjunto de la América Latina permitirá que algún día el Premio Nobel sea atribuido a un escritor latinoamericano”, escribió.
Su comentario impulsó una campaña de traducciones promovida por la Cancillería chilena, aunque el estallido de la Segunda Guerra Mundial retrasó las nominaciones al Nobel hasta 1945. Durante ese período, diplomáticos y académicos mantuvieron viva la candidatura y difundieron su obra en Europa.
Finalmente, el 10 de diciembre de 1945, Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Gustavo V de Suecia, en reconocimiento a su aporte a la educación, la poesía y la fraternidad entre los pueblos.
Legado y memoria institucional
Para el actual decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Raúl Villarroel, el rol de la Universidad fue decisivo: “Gabriela Mistral fue una observadora aguda y crítica de su tiempo. Su compromiso ético y social sigue siendo una inspiración para las humanidades”.
Agregó que su vínculo con la institución “permanece vigente, porque su pensamiento sobre la educación, la cultura y la justicia social continúa interpelando el presente”.
En el marco de los 85 años de esa histórica postulación y los 80 años del Nobel, el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile, junto a la Biblioteca Nacional, ha reconstruido esta historia en el libro Gabriela Mistral y la Universidad de Chile, destacando el rol de las instituciones culturales en la proyección internacional de la poeta.
La directora del Archivo, Fernanda Vera, subrayó la relevancia del hallazgo: “Es un orgullo para la Universidad haber sido la primera en gestionar oficialmente la candidatura que años después llevaría a Gabriela Mistral a obtener el Nobel. Este documento refleja una alianza entre cultura, educación y diplomacia que sigue siendo ejemplo hasta hoy”.
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