
¡Ojo a lo que compartes!: Los riesgos de contarle todo a la IA generativa
Expertos advierten sobre las implicancias legales y de privacidad al compartir información sensible con sistemas de inteligencia artificial que aprenden de los datos entregados por los usuarios.
Desde redactar informes hasta resolver consultas complejas, la inteligencia artificial generativa se ha convertido en una herramienta indispensable para millones de personas y empresas. Sin embargo, su creciente uso plantea un desafío urgente: la protección de la información personal y confidencial que los usuarios comparten con estos sistemas. Lo que se entrega a una IA —ya sea en un chat, documento o instrucción— puede quedar almacenado y, en muchos casos, ser reutilizado para entrenar futuros modelos.
“Sí, la IA es una herramienta poderosa que impulsa la productividad, la innovación y la creatividad, pero también entraña riesgos”, advierte André Goujon, CEO de Lockbits, compañía especializada en ciberseguridad. “En las versiones de pago, es posible desactivar la opción que permite entrenar el modelo, pero esta configuración no viene activada por defecto”, agrega.
Privacidad en riesgo
El problema se agrava cuando los usuarios —personas o empresas— suben archivos o datos sensibles sin comprender las implicaciones. En entornos corporativos, compartir contratos confidenciales, nóminas de colaboradores o reportes financieros puede vulnerar la Ley de Protección de Datos Personales, generando sanciones graves y daños reputacionales.
Por ello, los especialistas recomiendan a las organizaciones definir políticas claras de uso de IA y capacitar a sus colaboradores sobre los riesgos de ingresar información privada. Además, aconsejan priorizar plataformas que ofrezcan control efectivo sobre el tratamiento y almacenamiento de los datos.
Sin secreto profesional
El riesgo también alcanza al uso personal. En tiempos en que muchos recurren a la IA para pedir consejos psicológicos, legales o médicos, Goujon advierte:
“La IA puede ofrecer información útil, pero carece de la protección legal inherente a la consulta con un profesional. Cuando se interactúa con un psiquiatra, un abogado o un nutricionista, existe un secreto profesional que garantiza la confidencialidad. Esa protección no existe en el contexto de la IA”, explica.
Un vacío legal por llenar
El auge de la inteligencia artificial deja en evidencia un vacío normativo global. Para Goujon, los países deberán avanzar en leyes que regulen la responsabilidad y la protección de la información que los usuarios entregan a estos sistemas.
“Es imperativo definir quién responde cuando la IA entrega información inexacta o perjudicial, y cómo se protegerán los datos sensibles. La confianza del público en la IA dependerá de estas reglas”, concluye el especialista.
En un mundo cada vez más digital, el mensaje es claro: antes de contarle todo a la IA, piénsalo dos veces. Lo que compartes puede no ser tan confidencial como crees.
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