OnlyFans irrumpe en el olimpismo: la monetización del cuerpo desnuda el modelo tradicional del deporte

Una columna de Mauricio Cabrera —publicada en StoryBakers— analiza cómo atletas olímpicos recurren a OnlyFans para financiar sus carreras y escapar de la precariedad económica que caracteriza al alto rendimiento fuera del fútbol. La plataforma, asociada históricamente al contenido para adultos, se transforma en un inesperado aliado para deportistas que buscan autonomía económica y control sobre su imagen.

El vínculo entre OnlyFans y los Juegos Olímpicos ya no es una provocación, sino parte de un fenómeno global que está redefiniendo la economía del deporte de alto rendimiento.

La columna del periodista y analista de medios Mauricio Cabrera, publicada en StoryBakers, sostiene que la plataforma de suscripciones se ha convertido en una “pasarela de pago” indispensable para atletas que, salvo excepciones, viven con ingresos precarios pese a su exposición mediática.

El análisis plantea que el olimpismo, en teoría, exalta el esfuerzo, la excelencia y la universalidad del deporte; pero en la práctica, los beneficios económicos se concentran en unos pocos: el COI, los organizadores, los grandes auspiciadores y contados medallistas. La mayoría de los atletas, incluso quienes suben al podio, regresan a la invisibilidad y a la inestabilidad financiera.

Atletas que monetizan lo que las redes ya sexualizaron

Cabrera recuerda los casos emblemáticos de París 2024, cuando varias figuras olímpicas se declararon creadoras de OnlyFans:

  • Alysha Newman (Canadá), bronce en salto con pértiga.
  • Noah Williams (EEUU), plata y bronce en clavados.
  • Robbie Manson (Nueva Zelanda), finalista en remo.

Newman, señala la columna, explicó que los medios y las redes la habían sexualizado por años sin que ella tuviera control sobre su imagen. En OnlyFans —dice— pudo convertir esa exposición en ingresos, bajo sus propios límites y sin contenido pornográfico. Manson, por su parte, aseguró ganar “más del doble” en la plataforma que en el remo profesional.

Para Cabrera, la pregunta ya no es si el olimpismo debe o no relacionarse con OnlyFans, sino por qué los deportistas deben recurrir a eso para sobrevivir. Y la respuesta es incómoda: porque las redes sociales y los medios ya hicieron del cuerpo un activo monetizable, aun sin consentimiento de los atletas.

Milán 2026: el OFTeam olímpico

OnlyFans ya anunció que replicará la estrategia rumbo a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026, incorporando como creadores a la alemana Lisa Buckwitz, el andorrano Joan Verdú y el belga Bart Swings.

La plataforma promete “contenido detrás de cámaras” y fragmentos de la vida personal de los deportistas. No aclara si habrá desnudos o contenido para adultos, pero Cabrera destaca que la clave está en la narrativa visual, no en la pornografía:
“En estos tiempos, el cuerpo humano tiene su propio funnel. ¿Por qué no normalizar que los atletas capitalicen uno de sus más grandes activos?”

Una industria que se abre paso entre resistencias morales

Para OnlyFans, el movimiento estratégico es claro: profesionalizar su presencia mediante OFTV, una app libre de contenido adulto, disponible en App Store y Google Play, donde creadores exhiben programas y pueden dirigir a las audiencias hacia su contenido monetizado.

Para los atletas, la plataforma abre una ventana inédita:

  • Control sobre su imagen.
  • Ingresos directos sin intermediarios.
  • Comunidad propia más allá del ciclo olímpico de cuatro años.

El COI puede resistirse, pero la realidad —dice Cabrera— es que los Juegos Olímpicos funcionan hoy como cualquier otro fenómeno digital: un escaparate para marcas personales que deben decidir cómo convertir la atención en negocio.

“OnlyFans no cambia al olimpismo; lo desnuda”

La frase final de la columna sintetiza el punto central:
“OnlyFans no cambia al olimpismo; lo desnuda. Obliga a aceptar que el rendimiento no es el único valor que genera atención”.

En un mundo en el que la estética, el cuerpo y la narrativa visual alimentan economías multimillonarias en redes sociales, la industria deportiva parece estar ingresando al mismo territorio.

Y mientras el olimpismo intenta preservar su aura histórica, los atletas ya comenzaron a moverse donde están los recursos. Porque, en palabras de Cabrera, estamos en la era de la imagen como negocio.

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