
Operación multidominio en el Caribe: lo que realmente está ocurriendo
Por Christian Slater E., coronel (R) de Ejército.
En los últimos meses hemos observado una escalada sostenida de tensiones en el Caribe, que muchos aún interpretan como un simple despliegue naval de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela. Sin embargo, basta analizar los hechos con la serenidad que exige la doctrina militar moderna para comprender que estamos frente a algo mucho más complejo: una Operación Multidominio en ejecución.
Este tipo de operación integra, de manera simultánea y coordinada, acciones en los ámbitos marítimo, terrestre, aéreo, espacial, cibernético y cognitivo, con el propósito de imponer dilemas, reducir la capacidad de decisión del adversario y moldear el entorno antes de cualquier enfrentamiento directo.
Un ejemplo reciente y exitoso de este tipo de operaciones lo vimos en el Mar Negro, donde Ucrania logró neutralizar parcialmente a la flota rusa —una de las más importantes del Kremlin— sin poseer una armada tradicional. Mediante drones navales, inteligencia satelital, presión cibernética y acciones estratégicas combinadas, consiguió forzar su repliegue. Esa es la lógica de la Operación Multidominio funcionando tal como fue concebida.
Cuando trasladamos ese enfoque al Caribe, las piezas encajan con inquietante precisión. A la presencia de destructores, buques anfibios y aviones de patrulla marítima, se suman cientos de infantes de Marina listos para operaciones anfibias; vigilancia satelital permanente; interdicción de redes ilícitas; y medidas en tierra destinadas a aislar los flujos financieros del Cartel de los Soles.
Pero hay un elemento adicional que no puede ignorarse: la acción deliberada del presidente Donald Trump en el dominio cognitivo.
Sus declaraciones diarias sobre el régimen de Maduro no son improvisaciones: buscan erosionar la cohesión interna, transmitir inevitabilidad, afectar el cálculo político del chavismo y preparar el escenario psicológico antes de cualquier escalada mayor.
En una Operación Multidominio moderna, la palabra del comandante en jefe es también un arma estratégica.
Los indicios decisivos aparecen al observar la secuencia de hechos más recientes:
– la suspensión de acuerdos energéticos entre Venezuela y Trinidad y Tobago;
– la identificación de objetivos terrestres vinculados al Cartel de los Soles;
– el posicionamiento de unidades navales dentro de rango de ataques de precisión y operaciones anfibias;
– la declaración de zonas de restricción aérea temporal en instalaciones estratégicas de Estados Unidos;
– la movilización masiva de tropas ordenada por Maduro dentro de Venezuela;
– y, finalmente, el tono inequívoco del propio presidente Trump, que va marcando el ritmo político y psicológico de la operación.
Nada de esto es casual ni aislado. Cada acción corresponde a un dominio distinto —económico, político, terrestre, marítimo, aéreo, espacial o cognitivo— y todas juntas conforman una campaña diseñada para aislar al régimen, exponer sus vulnerabilidades y reducir su margen de maniobra. El mensaje es claro: si Washington decide pasar del aviso a la acción, el teatro de operaciones ya está preparado.
La pregunta que queda para la región es evidente:
¿Seguiremos describiendo todo esto como un simple despliegue naval, o aceptaremos que estamos presenciando una operación compleja, coherente y en plena ejecución?
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