Escándalos de corrupción tensionan camino de Ucrania hacia la UE

La dimisión del influyente asesor presidencial Andri Yermak remece al Gobierno ucraniano en un momento crítico: negociaciones de paz en curso, presión de Bruselas por reformas anticorrupción y una ofensiva rusa que se intensifica con la llegada del invierno.

La Operación Midas —la mayor investigación anticorrupción en curso en Ucrania— provocó este viernes la caída del segundo hombre más poderoso del Gobierno: el asesor presidencial Andri Yermak. Su salida, forzada por la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) y la Fiscalía Especializada Anticorrupción (SAPO), fue presentada por el propio Volodimir Zelenski como una demostración de que Kiev está cumpliendo los estándares exigidos por la Unión Europea en su camino a una futura adhesión.

Sin embargo, la dimisión también refleja una relación cada vez más tensa entre Kiev y Bruselas. Este mismo año, la Comisión Europea congeló 1.700 millones de euros en ayudas después de que Zelenski intentara limitar las competencias de la NABU y la SAPO, bajo el argumento de impedir la infiltración de elementos prorrusos. Las protestas internas y la presión europea obligaron al presidente a retroceder y a comprometerse con un nuevo paquete de reformas estructurales.

Un golpe en el peor momento

El escándalo llega en plena guerra con Rusia y mientras Kiev analiza una propuesta de paz elaborada entre Washington y Moscú que implicaría aceptar la pérdida de territorios a cambio de garantías de seguridad occidental. Sobre la mesa está, además, el rol que desempeñará Bruselas en unas negociaciones aún frágiles.

La renuncia de Yermak supone un golpe directo al núcleo político de Zelenski, especialmente porque el asesor también era su principal negociador en este complejo proceso diplomático. Para la UE, el episodio abre un nuevo frente en un momento en que busca mantener a Ucrania alineada con su proyecto de ampliación.

Michael McGrath, comisario europeo de Justicia, recordó recientemente que “todos los países que se unan a la Unión Europea deben cumplir un estándar legal; de lo contrario, no recibirán apoyo”. No obstante, reconoció que la reforma anticorrupción en Ucrania es “un viaje” donde Kiev está haciendo “los mejores esfuerzos posibles”.

La trama energética

La Operación Midas se centra en un esquema de sobornos en el sector energético ucraniano durante la guerra, presuntamente liderado por Timur Mindich, antiguo socio de Zelenski y copropietario de la productora Kvartal 95. Según la NABU, la red habría blanqueado cerca de 90 millones de euros mediante pagos ilícitos de contratistas de Energoatom, la empresa estatal encargada de las plantas nucleares.

Mindich abandonó el país el 9 de noviembre, horas antes de que agentes anticorrupción registraran su domicilio. La investigación también salpica a los ya dimitidos ministros de Energía y Justicia, Svitlana Grinchuk y Herman Galushchenko, cercanos al círculo de Yermak.

Zelenski intenta retomar el control

Tras la renuncia, Zelenski afirmó que “no es momento de que nadie dude de Ucrania” y anunció una nueva reforma para transparentar el sistema de concesión de contratos energéticos, un sector clave frente al invierno.

Yermak, por su parte, defendió su inocencia y aseguró al diario New York Post que su intención es “marchar al frente” para limpiar su nombre “manchado” por la investigación.

Inestabilidad política y sombra rusa

La crisis no muestra signos de cerrarse pronto. Uno de los investigados habría sido asesor de Andrei Derkach, exdirector de Energoatom y hoy desertor refugiado en Rusia, integrante del Consejo de la Federación. La oposición ucraniana exige la dimisión completa del Gobierno y propone un gabinete de “unidad nacional”.

Desde el Fondo Carnegie para la Paz Internacional advierten que, si el propio partido de Zelenski —Siervo del Pueblo— respalda estas demandas, el presidente podría enfrentar el golpe político más serio desde el inicio de la invasión rusa, justo cuando se aproxima un invierno especialmente duro.

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El Periodista