Jorge Molina y el avance de la mafia china en Chile: “Ya superó a las otras en alcance e infiltración”

En conversación con El Periodista en La Clave, el reportero de investigación de TVN detalló cómo se descubrió la presencia de organizaciones criminales chinas en el país, sus vínculos con el narcotráfico, el lavado de dinero y la debilidad del sistema de persecución penal frente a un fenómeno que califica de “transcontinental”.

En el primer capítulo de El Periodista en La Clave, el nuevo espacio radial de El Periodista en Radio La Clave, Jorge Molina —reportero de investigación de TVN e histórico cronista de tribunales— entregó una radiografía inquietante sobre la expansión de la mafia china en Chile y la lenta reacción institucional frente a este fenómeno.

Molina recordó que la puerta de entrada para la fiscalía y la policía fue casi accidental: a fines de 2020, mientras se interceptaban comunicaciones de un narcotraficante de marihuana de rango medio en La Pintana, apareció en las escuchas una voz con acento asiático. Ese detalle llevó a descubrir una estructura hasta entonces invisible.

“Del 2020 hacia atrás, delincuencia china, salvo algunas cosas entre ellos, pero porcentualmente y en términos de importancia, no era nada”, explicó. Esa investigación permitió identificar por primera vez en Chile a la banda B de Fujian, una triada con presencia en Europa —especialmente en España— dedicada a marihuana, trata de personas, facilitación de la prostitución, armas y regencia de karaokes y prostíbulos encubiertos.

Plantaciones indoor, explotación y estructuras cerradas

Según Molina, las primeras causas revelaron galpones con marihuana de alta calidad, armas y ciudadanos chinos traídos al país bajo condiciones cercanas a la esclavitud. “Pasaban prácticamente colados dentro de las plantaciones, en espacios cerrados con todas las condiciones tecnológicas y agronómicas para que la historia creciera bien”, relató.

El periodista subrayó que la lógica operacional de estas organizaciones difiere de otras bandas presentes en Chile:

  • No buscan visibilidad ni despliegues espectaculares.
  • Son herméticos, callados, con restaurantes, hoteles y comercios para su propia comunidad.
  • Operan en zonas específicas de Santiago, ampliando silenciosamente su radio de acción residencial y comercial.

“Las mafias están constituidas por escritura pública, una cosa insólita”, comentó, aludiendo a la proliferación de sociedades formales que se entrelazan y dificultan el trabajo de los investigadores.

Penas bajas y oportunidad perdida

Molina fue especialmente crítico con la respuesta del sistema penal chileno. Recordó que en el primer gran juicio contra la B de Fujian, en 2022, a tres de los miembros más relevantes se les acreditó tráfico de drogas y tenencia ilegal de armas, pero recibieron apenas tres años de condena.

“Se les acreditó tráfico y armas, y les dan tres años con pena en libertad… Cumplen entre comillas y se vuelven a delinquir”, advirtió.

Para el periodista, allí se perdió una oportunidad clave:

  • La primera etapa del caso terminó con condenas bajas.
  • En la segunda, empresarios vinculados a la estructura quedaron en libertad.
  • Pese a la gravedad de los delitos, las sanciones no reflejaron la dimensión del crimen organizado.

“En Europa te pillan con droga y te vas preso sí o sí. Aquí puede ser, puede que no. Tenemos un problema de mirada de la justicia respecto del crimen organizado”, enfatizó.

De la marihuana a las drogas sintéticas y el lavado global

Tras esos primeros golpes, Molina sostiene que las mafias chinas en Chile comenzaron a mutar su estrategia: en lugar de producir marihuana localmente, optaron por importar drogas sintéticas desde Europa y México —como ketamina y metanfetamina—, utilizando encomiendas comunes con remitente y destinatario de origen chino.

A ello se suma el uso de pasaportes falsos con fotografías cambiadas y una red de casinos, malls y restaurantes que funcionan como plataformas de lavado de dinero. El mecanismo incluye bancos clandestinos que, a cambio de una comisión, transforman efectivo ilícito en documentos de inversión que circulan por el sistema financiero chino.

“La criminalidad china vende una parte muy importante de los precursores para hacer fentanilo. La plata que proviene de esa venta no vuelve de inmediato a México, se lava en Estados Unidos. ¿Y quién la lava? Los chinos que viven allá”, explicó, subrayando el carácter hoy transcontinental de estas redes.

Infiltración silenciosa y debilidad institucional

Para Molina, la gravedad del fenómeno no está solo en el narcotráfico o la trata, sino en su capacidad de infiltración social y económica:

“La mafia china ya superó a las otras en alcance e infiltración. No en violencia, pero sí en cómo se mete en el tejido. A los chinos no les interesa tener al presidente agarrado; les interesa el funcionario medio de la municipalidad, el que te puede joder el negocio”.

El periodista advirtió que:

  • La multiplicación de sociedades y direcciones compartidas “infecta” cualquier investigación.
  • La inteligencia chilena reaccionó tarde, centrada por años en bandas como el Tren de Aragua.
  • El sistema judicial aún parece no dimensionar el tipo de amenaza, con jueces aferrados a interpretaciones demasiado estrechas de la ley.

“Estamos en el momento exacto para actuar, pero ellos tienen una ventaja enorme: tiempo, paciencia y volumen. Si se mueren cien, pueden mandar quinientos”, graficó.

Un desafío para el Estado y el periodismo

Molina valoró el trabajo de la fiscalía y de las policías que han logrado desbaratar plantaciones, casinos ilegales y redes de explotación, pero insistió en que esto requiere una reforma profunda de la persecución penal, refuerzo de la inteligencia y un foco mucho más agresivo en la ruta del dinero y el lavado.

En paralelo, defendió el rol del periodismo de investigación para visibilizar estas tramas y presionar por cambios. Sus reportajes sobre mafia china en Informe Especial y en TVN.cl han permitido conocer por primera vez la magnitud de estas redes en Chile.

El compromiso quedó sellado al final de la entrevista: cuando se emita su próximo trabajo televisivo sobre el tema, Jorge Molina volverá a El Periodista en La Clave para seguir ahondando en una historia que, como advirtió, recién está empezando a conocerse.

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.

El Periodista