
Kast enfrenta su primer gran test: definir un gabinete entre la identidad republicana y la gobernabilidad
Existe reticencia, entre muchas figuras de la derecha, a ingresar al equipo en marzo, dada la experiencia de que un nuevo gobierno suele hacer un ajuste a los pocos meses de instalación. Y esperan, de uno u otro modo, que el mandatario electo muestre su capacidad de gestión. "No me quiero ir en el primer ajuste", señaló un ministeriable a El Periodista.
A menos de 24 horas de su victoria, José Antonio Kast ya opera plenamente en modo transición. Instalado en una casona de Las Condes —convertida en su “Moneda chica”— el presidente electo comenzará la definición de su primer gabinete, un proceso que revela una pugna estratégica: mantener el control republicano de los ministerios clave, pero sumar a figuras de la derecha tradicional que le permitan gobernabilidad, volumen político y capacidad de gestión.
La aplastante victoria de Kast lo consolida como líder del sector, desplazando a Chile Vamos a un rol secundario. Sin embargo, en su propio entorno reconocen una realidad evidente: el Partido Republicano no tiene el músculo suficiente para llenar casi 800 cargos de la administración del Estado. La apertura hacia aliados, entonces, no es una opción ideológica, sino una necesidad práctica.
Un gabinete que definirá el tono del nuevo ciclo político
Más que los nombres, lo que Kast y su círculo estrecho están diseñando es una arquitectura de poder. Su mandato comenzará bajo el paraguas narrativo de un “gobierno de emergencia”, concepto que —según su equipo— ordenará prioridades, justificará medidas rápidas y amortiguará los costos de decisiones impopulares.
En este marco, cuatro carteras serán las verdaderas columnas del nuevo gobierno: Hacienda, Interior, Segpres y Obras Públicas.
Todo indica que Jorge Quiroz, artífice del programa económico republicano, será el ministro de Hacienda. Su eventual nombramiento anticipa un plan agresivo de desregulación, disciplina fiscal y atracción de inversiones. Su personalidad frontal y su nula experiencia política son un riesgo, pero Kast confía en él lo suficiente como para entregarle gran influencia sobre otras áreas económicas. Otros nombres que circulan son el de José Luis Daza y la presidencta del Banco Central, Rossana Costa.
Interior y Seguridad: la silla más compleja
El nombre del próximo ministro del Interior sigue siendo un misterio, pero es el cargo más sensible del gabinete. El gobierno de Kast se juega su credibilidad en seguridad; un mal desempeño sería letal. Se evalúan perfiles con experiencia legislativa y manejo comunicacional. Claudio Alvarado —UDI— aparece como carta probable para la Segpres, desde donde articularía la relación con el Congreso.
Un gabinete híbrido: republicanos, técnicos y aliados
Entre los nombres que rondan son:
- Martín Arrau para Obras Públicas.
- Iván Poduje para Vivienda.
- Mara Sedini como vocera de Gobierno.
- Bernardo Fontaine en un rol económico clave.
- Darío Paya, Teodoro Ribera o Felipe Larraín en Relaciones Exteriores.
- Germán Codina como alternativa en Interior o Desarrollo Social.
El equipo femenino, que Kast reforzó deliberadamente tras su derrota de 2021, también tendrá un rol central: Carmen Soza, Ruth Hurtado, María Jesús Wulf y Carolina Araya —jefa de gabinete del presidente electo— conforman un bloque de peso dentro de la estructura.
También jugará un rol clave, está por verse si en las sombras o en alguna cartera, el asesor personal de Kast, Cristián Valenzuela, a quien le gustaría articular la relación con el Congreso y convertirse en el cerebro del gobierno de la Secretaría General de la Presidencia.
Un presidente que debe administrar la diversidad interna
El mayor desafío de Kast será liderar una coalición que todavía no existe formalmente. A su alrededor conviven republicanos ortodoxos, técnicos liberales, gremialistas históricos, figuras de Chile Vamos y representantes de Amarillos, Demócratas y el Partido Social Cristiano.
Si amplia demasiado, arriesga diluir la identidad que lo llevó a La Moneda. Si se cierra en el núcleo duro, compromete la viabilidad política de su propio gobierno. De ahí que muchas figuras y visto lo ocurrido a otras administraciones, Piñera y Boric entre ellas, prefieren guardarse para el primer recambio ministerial, que suele ocurrir antes de septiembre. Especialmente porque Kast no tiene experiencia alguna en gestión y es un misterio cómo liderará a sus equipos.
Un camino rápido hacia el poder
Kast quiere anunciar parte de su gabinete antes de enero. Los primeros 90 días serán vertiginosos: giras a zonas críticas, anuncios simbólicos, activación de medidas de seguridad y un relato centrado en urgencias sociales.
Pero la gran prueba está en otro lado: demostrar que puede gobernar un país complejo con un partido pequeño, una coalición por construir y expectativas ciudadanas desbordadas.
El gabinete que presente en las próximas semanas dirá más sobre su presidencia que cualquier discurso de campaña.
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