
Chile necesita más que candidatos: requiere líderes
Por Francisco Martorell Cammarella Director de El Periodista.
Está noche se mirarán las caras ocho candidatos presidenciales. Ocho aspirantes que intentarán seducir a un electorado escéptico, exigente y, en no pocos casos, desencantado.
Tres vendrán desde la izquierda, tres desde la derecha, y los otros dos —los que suelen cargar con el adjetivo de “centro”— buscarán mostrarse como el punto de equilibrio en un país que, aunque convulsionado en la última década, sigue anhelando estabilidad, legalidad y algo así como una pureza institucional que parece cada vez más esquiva.
Chile, ese país que presume de prescindencia gubernamental en los procesos electorales y de apegos a las reglas del juego, se enfrenta a un nuevo rito democrático. Pero lo hace en medio de un clima donde el espectáculo amenaza con desplazar al contenido. Cada postulante intentará imponerse en su propio territorio ideológico para asegurarse el paso a la segunda vuelta. Habrá guiños a los nichos fieles, frases hechas para viralizarse en redes y algún que otro gesto disruptivo para captar a los que aún no deciden. Lo que probablemente falte, como ya es costumbre, es sustancia.
Veremos, una vez más, la chimuchina de siempre: acusaciones veladas, ironías sin profundidad, estadísticas lanzadas al vacío sin contexto ni explicación. Faltará audacia, pero de la buena: esa que propone ideas que incomodan, que desafían el status quo, que se atreven a pensar un país distinto y mejor. No es que no haya espacio para el debate de fondo; es que escasea la voluntad de habitarlo.
La centroizquierda buscará mostrarse como una alternativa viable y moderada, aunque la candidata sea del PC, mientras la derecha veladamente se sacará los ojos y tratará de mostrar quien es más dura con Jara y el gobierno de Boric. Los extremos buscarán movilizar con convicciones férreas, mientras el centro —si es que aún existe— intentará mostrarse como el refugio sensato frente a la polarización. Quizá la gran novedad, porque todos se repiten el plato y ya son conocidos, es como será la performance de Harold Mayne-Nicholls, al único que este debate lo puede catapultar a un lugar de protagonismo.
Pero en medio de este reparto de roles, lo que Chile necesita no es otro debate acartonado y predecible. Necesita que alguien hable de salud, de pensiones, de cambio climático, de educación pública con visión de futuro. Que se hable del narcotráfico, sí, pero no sólo para alarmar, sino para proponer soluciones. Que se aborde la migración, pero desde una perspectiva de derechos humanos y no sólo como amenaza. Que se ponga sobre la mesa la desigualdad, esa que nos fractura como país y nos recuerda que no somos tan “puros” ni tan “castos” como queremos creer. Pero se requieren propuestas audaces y bien pensadas, no mas de lo mismo o críticas a lo no se ha hecho y nada sobre lo que se puede hacer.
Quizás está noche en Chilevision alguno de los ocho logre romper el libreto. Tal vez alguien se atreva a hablarle al país completo, y no sólo a sus seguidores de siempre. Ojalá. Porque Chile necesita más que candidatos: necesita líderes. Y necesita ideas.