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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves que la lucha contra el narcotráfico se ampliará a operaciones en tierra, tras los dos últimos bombardeos contra presuntas narcolanchas en el Pacífico, que causaron cinco víctimas mortales.
“La tierra será lo siguiente”, dijo Trump en un encuentro con la prensa y miembros de su Administración, entre ellos el secretario de Defensa, Pete Hegseth —a quien, según fuentes, ordenó que informara al Congreso—. El mandatario no precisó en qué países o zonas se llevarían a cabo las eventuales operaciones terrestres.
Los ataques navales se produjeron el martes y el miércoles contra embarcaciones que, según la Casa Blanca, transportaban droga hacia aguas internacionales del Pacífico oriental; en ellos murieron dos y tres tripulantes, respectivamente. Desde septiembre, Estados Unidos sostiene haber destruido ocho embarcaciones vinculadas al tráfico de estupefacientes, con una treintena de fallecidos.
“Vamos a matar a las personas que traen drogas a nuestro país”, declaró Trump, en un tono contundente que subrayó la escalada de las medidas y la retórica del Ejecutivo. Hegseth, por su parte, afirmó que su mensaje a “estas organizaciones terroristas extranjeras” es que se les tratará “como a Al Qaeda”: “Los encontraremos. Mapearemos sus redes. Los perseguiremos y los eliminaremos”, dijo.
Aunque el presidente no ofreció más detalles operativos, sus críticas se centraron en países latinoamericanos. “Colombia es una guarida de drogas”, afirmó Trump, al tiempo que calificó a México de estar “gobernado por los cárteles”, pese a reconocer de manera ambivalente a la presidenta Claudia Sheinbaum como “una mujer muy valiente”. También apuntó contra Venezuela, país con el que, aseguró, su Administración mantiene fricciones por “muchas razones”.
Los ataques han provocado reacciones diplomáticas. Venezuela y Colombia han denunciado las operaciones de Washington como ejecuciones extrajudiciales —y entre las víctimas figuran nacionales de ambos países y de Trinidad y Tobago—, mientras que la escalada verbal ha tensado aún más las relaciones con gobiernos de la región. El enfrentamiento entre Trump y el presidente colombiano Gustavo Petro se intensificó en los últimos días: Trump llegó a calificar a Petro de “matón” y advirtió de “medidas muy severas” si no moderaba su discurso.
La Casa Blanca defiende las operaciones arguyendo la necesidad de cortar las rutas de suministro de drogas hacia Estados Unidos. Sin embargo, analistas y gobiernos consultados en la región advierten sobre los riesgos de una mayor intervención militar estadounidense fuera de sus fronteras, tanto por el impacto humanitario como por las implicaciones para la soberanía de los países afectados.
La falta de precisión sobre los objetivos territoriales y la creciente retórica punitiva colocan el asunto en la agenda del Congreso y de la comunidad internacional, que seguirá de cerca si Washington formaliza o no operaciones terrestres más allá de sus costas.
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