Adolescentes y apuestas digitales: las trampas emocionales que esconden los juegos de azar en línea

El auge de las apuestas en plataformas tecnológicas no solo revela la urgencia de un marco legal robusto, también demanda una educación digital que contribuya al desarrollo emocional de la juventud chilena.

El estudio “Pantallas que atrapan. Radiografía del juego online en jóvenes chilenos” -realizado por la Corporación de Juego Responsable y la Red Preventiva Copreventive- advierte que el 14 % de los jóvenes en Chile ha apostado online en el último año, mientras que un 11 % de los adolescentes de entre 12 y 17 años ha participado en plataformas de azar. En el segmento universitario, el 58 % reconoce haber apostado al menos una vez.

El docente de la Carrera de Psicología de la Universidad de O’Higgins (UOH), Nicolás González, explica que estas cifras no son un fenómeno aislado, sino un reflejo del impacto que los entornos digitales tienen sobre el bienestar emocional, la socialización y la percepción del riesgo. Según el docente, la falta de regulación y acompañamiento adulto ha convertido las pantallas en espacios donde la inmediatez refuerza conductas adictivas.

“Nos encontramos ante un aumento sostenido en el uso de dispositivos tecnológicos por parte de niños, niñas y adolescentes, muchas veces sin la debida supervisión adulta. Aunque este ámbito no está regulado en Chile, debemos preguntarnos: si un menor no puede entrar y apostar en un casino físico, ¿por qué si puede hacerlo digitalmente?”, advierte González a manera de ilustrar la amenaza oculta tras los juegos de azar en línea no regulados.

Gratificación inmediata

Más allá del vacío legal, el psicólogo, señala que el diseño de las plataformas digitales -basado en recompensas rápidas- activa mecanismos cerebrales vinculados a la dopamina. Esto condiciona la conducta juvenil a ciclos de gratificación inmediata y a estrategias de escape frente al estrés, la frustración o la soledad.

“Los adolescentes buscan recompensas instantáneas a través de las pantallas, y en algunos casos, el juego se convierte en una vía de escape frente a diversas dificultades. No es solo impulsividad; también es una forma de autorregulación emocional mal canalizada”, explica el especialista.

El informe también revela que el 53 % de los jóvenes apuesta motivado por ganar dinero, el 36 % por aburrimiento y el 33 % por curiosidad. Según González, estos patrones reflejan una búsqueda de validación y pertenencia en espacios digitales donde las apuestas se han naturalizado como parte del entretenimiento juvenil.

“Diversas investigaciones muestran que muchos adolescentes se acercan a estos espacios buscando validación social. Las apuestas se han normalizado y son promovidas por pares o figuras influyentes. Así, los jóvenes adoptan estos comportamientos porque refuerzan su sentido de pertenencia”, señala el docente.

Hacia una cultura digital

Ante esta realidad, González enfatiza la urgencia de replantear la educación digital en la juventud chilena. Cree que en vez de prohibir o restringir sin ofrecer soluciones prácticas, propone resignificar la experiencia digital y orientar su uso hacia fines constructivos: aprendizaje, creatividad y colaboración. Para el docente, el objetivo consiste en educar a la juventud en el uso consciente de la tecnología, fomentando la autorregulación emocional.

«Si bien es importante retrasar lo más posible la exposición digital durante la adolescencia, muchas veces no se tratará de prohibir, sino de fomentar la creación de espacios colaborativos que promuevan la creatividad, la autoeficacia y el sentido de pertenencia de manera saludable. El desafío está en educar emocional y digitalmente a los jóvenes”, plantea González.

Para el psicólogo, enfrentar el problema exige estrategias coordinadas entre familias, escuelas y Estado. Según observa la problemática, la prevención psicoeducativa, el acompañamiento parental y la promoción del compromiso escolar podrían funcionar como escudos frente a la exposición desmedida a los juegos de azar en línea.

“Reducir las conductas problemáticas requiere reconstruir vínculos sanos y entornos protectores. El compromiso escolar y la comunicación familiar positiva son factores que amortiguan los riesgos. En el fondo, necesitamos reconectar a los adolescentes con comunidades reales”, sostiene el profesor.

Finalmente, González advierte que la prevención no bastará sin un marco legal robusto que regule el acceso de menores a plataformas de apuestas en línea. Y en ese sentido, “avanzar hacia cambios estructurales que aseguren una mejor regulación y control de los entornos digitales, especialmente aquellos que amenazan el desarrollo emocional y social de jóvenes y adolescentes”, concluye el encargado de la Línea Jurídica de Psicología UOH.

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El Periodista