
La Mesa de la Cámara no sirvió de trampolín político: Derrotas de Eric Aedo, Gaspar Rivas y José Miguel Castro
Salvo para la PC Carol Cariola quien logró un escaño en el Senado.
Los resultados de las elecciones parlamentarias dejaron una clara señal: ocupar cargos en la Mesa de la Cámara de Diputadas y Diputados no fue garantía de éxito electoral. Tres figuras que integraron recientemente la testera de la corporación —Eric Aedo (DC), Gaspar Rivas (PDG) y José Miguel Castro (RN)— no lograron la reelección, a pesar de la alta visibilidad que sus roles institucionales les entregaban. Solo le sirvió a Carol Cariola, quien a pesar de haber sido obligada a renunciar, logró ganar con holgura un escaño en el Senado por la región de Valparaíso.
Eric Aedo, quien fue primer vicepresidente de la Cámara durante buena parte del actual periodo legislativo, no consiguió mantener su escaño por el distrito 20 (Región del Biobío). Pese a su permanente protagonismo en debates clave y su papel articulador en temas de seguridad y gobernabilidad, los votos no le alcanzaron para seguir en el Congreso. El Congreso, sin duda, resintirá su ausencia.
Tampoco logró la reelección Gaspar Rivas, también vicepresidente de la Cámara. El diputado por el distrito 6 (Región de Valparaíso Interior) culminó su mandato con una gestión que destacó por su estilo vehemente y confrontacional, pero los resultados reflejaron que no supo capitalizar electoralmente su posición de poder.
También perdió en el distrito 5 el DC Ricardo Cifuentes, quien desde el 24 de julio de 2023, y hasta el 15 de abril de 2024, ejerció como presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados.
José Miguel Castro, de Renovación Nacional, también quedó fuera. Ex vicepresidente de la Cámara y representante del distrito 3 (Región de Antofagasta), no logró renovar su escaño, perdiendo terreno frente a candidaturas más jóvenes o con un perfil más fuerte en temas regionales.

Estos resultados evidencian que el peso institucional de formar parte de la Mesa de la Cámara no se traduce necesariamente en respaldo ciudadano. A diferencia de otros ciclos electorales donde esos cargos eran utilizados como plataformas políticas de proyección, esta elección demostró que el electorado privilegió otras cualidades o castigó a figuras asociadas al desgaste del Congreso.
Con la renovación del Parlamento, queda abierta la interrogante sobre el valor simbólico y político de la Mesa en el nuevo periodo legislativo, así como sobre la capacidad de sus futuras autoridades para conectar con una ciudadanía cada vez más crítica del poder político tradicional.
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