OMS alerta que casi una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia sexual o de pareja

Un nuevo informe revela que 840 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual, una cifra que permanece prácticamente estancada desde el año 2000. La OMS denuncia recortes en la financiación para prevenir esta crisis global.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus socios de Naciones Unidas publicaron un informe que confirma la magnitud de una crisis persistente: casi una de cada tres mujeres en el planeta —alrededor de 840 millones— ha sufrido violencia de pareja o violencia sexual a lo largo de su vida. El dato, que apenas varía desde el año 2000, expone una de las injusticias “más antiguas y generalizadas” de la humanidad, según advirtió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En los últimos 12 meses, 316 millones de mujeres —el 11% de las mayores de 15 años— fueron víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja. El avance en la reducción de esta forma de violencia ha sido “dolorosamente lento”, con una disminución anual de solo 0,2 puntos en dos décadas.

Por primera vez, el informe incorpora estimaciones sobre violencia sexual cometida por agresores que no son la pareja. Se estima que 263 millones de mujeres han sufrido este tipo de violencia desde los 15 años, aunque la cifra estaría subestimada debido al estigma y al temor a denunciar.

“Un mundo más seguro para las mujeres es un mundo mejor para todos”

Tedros subrayó que ninguna sociedad puede considerarse justa “mientras la mitad de su población viva con miedo”. Agregó que detrás de cada estadística existe una mujer o niña cuya vida ha cambiado para siempre, y destacó que empoderarlas “es indispensable para la paz, el desarrollo y la salud”.

Un informe que revela retrocesos en financiamiento

El estudio —publicado previo al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer del 25 de noviembre— es el análisis más completo realizado entre 2000 y 2023, con datos de 168 países. Su conclusión es alarmante: la violencia contra mujeres y niñas constituye una “crisis profundamente desatendida”, agravada por un declive significativo en los fondos destinados a su prevención.

En 2022, solo el 0,2% de la ayuda mundial al desarrollo se destinó a programas orientados a prevenir la violencia contra las mujeres, y la financiación ha continuado disminuyendo en 2025. Todo ello ocurre mientras las emergencias humanitarias, las desigualdades y los cambios tecnológicos incrementan los riesgos.

La directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, advirtió que terminar con esta violencia “requiere valentía, compromiso y acción colectiva”.

Riesgos persistentes desde la adolescencia

El informe evidencia que la violencia comienza a edades tempranas: en el último año, 12,5 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años —el 16%— sufrieron violencia física o sexual por parte de su pareja.

Además, las mujeres en países menos desarrollados, zonas en conflicto o regiones vulnerables al cambio climático enfrentan riesgos desproporcionadamente altos. En Oceanía —excluyendo Australia y Nueva Zelanda— la prevalencia de violencia de pareja en el último año alcanza el 38%, más del triple del promedio mundial.

Avances aislados y un llamado urgente

Aunque cada vez más países recopilan datos para guiar sus políticas, persisten grandes lagunas, especialmente en lo relativo a violencia sexual fuera de la pareja y en grupos como mujeres indígenas, migrantes o con discapacidad.

El informe destaca avances en países con fuerte compromiso gubernamental. Camboya, por ejemplo, impulsa un proyecto nacional que renueva la legislación de violencia doméstica, moderniza servicios de protección y utiliza herramientas digitales para la prevención en escuelas y comunidades. Ecuador, Liberia, Trinidad y Tobago y Uganda han elaborado planes de acción con presupuestos específicos, logrando financiamiento interno incluso en un contexto de recortes internacionales.

Qué exige la OMS

Para acelerar el progreso, la OMS llama a los gobiernos a:

  • Financiar y ampliar programas de prevención basados en evidencia.

  • Fortalecer servicios de salud, justicia y apoyo social centrados en las víctimas.

  • Mejorar los sistemas de datos, especialmente en los grupos más vulnerables.

  • Aplicar leyes que empoderen a mujeres y niñas.

“Promover la igualdad de género es clave para un mundo más seguro y justo”, concluye el organismo.

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El Periodista