Analistas ven riesgo para democracia brasileña si Bolsonaro no consigue apoyo del Congreso

Diversos analistas políticos consideraron este lunes que la democracia brasileña podría resentirse en caso de que el presidente electo Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal) no consiga sacar adelante sus proyectos en el Congreso Nacional.

Los analistas políticos Octavio Amorim Neto, Carlos Pereira y Sergio Praça, profesores de la Fundación Getúlio Vargas de Río de Janeiro, no creen que el Gobierno de Bolsonaro presente un riesgo inminente para la democracia brasileña, pero sí consideran que podría haber momentos de «ruptura» con el sistema democrático si el mandatario electo no consigue la gobernabilidad suficiente.

En un seminario organizado por la citada entidad, Amorim Neto, doctor en Ciencia Política por la Universidad de California, dibujó tres posibles escenarios para el próximo Gobierno que arrancará el 1 de enero; uno optimista, uno intermedio, y uno pesimista.

En este último, el panorama sería el siguiente: un Gobierno minoritario marcado por la parálisis, con el presidente apoyándose exclusivamente en un núcleo duro, la esperada reforma del sistema de pensiones frenada o mal realizada, ataques al Congreso Nacional y otras instituciones, baja popularidad, desplome del real, manifestaciones violentas en la calle y apoyo de las Fuerzas Armadas.

«En ese contexto cualquier evento inesperado podría catalizar un proceso de caída, de ruptura institucional, que ya no es necesariamente el de los años 60, hay otras maneras», dijo, en referencia a que no cabe esperar un golpe de Estado como el que se produjo en 1964, que inició la dictadura militar que se alargaría hasta 1975.

El profesor destacó la gran simpatía que los electores de Bolsonaro y buena parte de la sociedad tienen por las Fuerzas Armadas, y aludió a unas imágenes grabadas en Niteroi (Río de Janeiro, sureste) la noche del domingo 28 de octubre en que miles de simpatizantes del candidato de la ultraderecha que festejaban su triunfo aplauden el paso de vehículos militares de combate.

«El caldo de cultivo para convocar a las Fuerzas Armadas ya está listo, si eso acaba ocurriendo no sería una gran sorpresa», avisó.

Para Pereira, la clave es la gobernabilidad: el partido de Bolsonaro, el PSL, consiguió 52 diputados en la Cámara (menos del diez por ciento del total de 513 diputados), por lo que estará obligado a dialogar para construir una base sólida para poder gobernar.

El militar reservista tiene a su favor que crecieron los representantes de la derecha y que los partidos de centro pueden aprobar buena parte de su agenda.

Sin embargo, alerta de que el presidente electo construyó su propia «prisión moral» al defender una forma radical de gobernar, alejada de la «vieja política» en que se ofrecían cargos en ministerios y secretarías a los partidos aliados a cambio de estabilidad.

Bolsonaro siempre identificó esto con prácticas corruptas y prometió colocar en los ministerios a militares y gestores con perfil técnico, lo que le valió el aplauso de sus electores, pero ahora tendrá que traicionarles para poder gobernar, alertó el profesor.

«El Poder Legislativo le irá subiendo el coste del apoyo; mi miedo es lo que pueda hacer Bolsonaro cuando vea que la cuenta es muy alta… cuando vea que el coste puede ser el cuello del presidente no tenemos claro cómo actuará; si respetará los procedimientos legales o si irá a la ofensiva», apuntó.

Pereira matizó, no obstante, que no ve «ninguna posibilidad de ruptura» a corto plazo, y que cualquier intento de Bolsonaro de ir contra las instituciones le costará caro: «Estará cavando su propia tumba».

El analista recordó que en la recta final de la campaña electoral Bolsonaro y su entorno hicieron discursos con un tono más autoritario y que poco después las encuestas de opinión evidenciaron una ligera caída en el apoyo, lo que demostraría que los brasileños no tolerarán desvíos fuera de la democracia.

Bolsonaro habló de enviar «a la cárcel o al exilio» a sus opositores, y su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, aseguró en una conferencia que para clausurar el Tribunal Supremo Federal (el baluarte de la Constitución en Brasil) tan sólo se necesitaban «un soldado y un cabo».

A lo largo de su trayectoria política de casi 30 años, el próximo presidente de Brasil también acumuló elogios a la dictadura militar, y en una ocasión propuso cerrar el Congreso «y matar a unos 30.000» para solucionar los males del país.

En tanto, Praça subrayó que Bolsonaro y su equipo tendrán que cambiar el tono que dominó la campaña electoral a la hora de gobernar, porque no podrán seguir usando la «paranoia» como herramienta eternamente.

Se refirió, por ejemplo, a las sospechas lanzadas contra las urnas electrónicas (Bolsonaro y los suyos aseguraron durante semanas que podría haber fraude electoral) o las críticas a los institutos de opinión, a los que acusaban de manipular las intenciones de voto aun cuando el líder de la extrema derecha siempre aparecía como favorito.

«Esos elementos de paranoia fueron contagiosos e involucraron a millones de simpatizantes; la pregunta es ¿qué pasará con Bolsonaro y sus asesores cuando vean que la paranoia no es una estrategia para gobernar?», se preguntó.

Bolsonaro se impuso a Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores) con el 55 por ciento de apoyo (más de diez millones de votos de diferencia) y será el 38º presidente de Brasil.

La transición con el Gobierno de Michel Temer empezará inmediatamente, pero su Gobierno no empezará hasta el 1 de enero de 2019. (Sputnik)

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