Manuel Guerrero y el fallo de la Suprema: «Malditos sean. Amén»

El hijo de uno de los tres profesionales degollados en 1985 las emprende en esta columna no contra el Poder Judicial o el gobierno de Piñera sino contra los dirigentes de la Nueva Mayoría que no hicieron lo que debían para evitar la libertad de los violadores a los Derechos Humanos.

Sacando un poco la voz: lo de la Corte Suprema hay que ponerlo en contexto, y no solo episódico referido a la salida de Milton Juica -importante, por cierto-, sino mayormente respecto a las condiciones de posibilidad ya creadas para que en Chile sea posible liberar a asesinos de lesa humanidad que cumplen condena en cárceles especiales. Especial responsabilidad le cabe -hay que decirlo, y fuerte- a la indolencia mostrada durante el gobierno anterior respecto a las demandas del mundo de los derechos humanos y sus organizaciones.

La ecuación es simple: si dejas marchar frente a tu casa de gobierno, todos los viernes, durante un año, a una agrupación histórica, integrada por quienes lucharon desde los albores de la dictadura contra la impunidad, y dejas que se desgasten viernes tras viernes, y no las acoges, y demoras decisiones que pudiste tomar desde el inicio de tu mandato -como el cierre de Punta Peuco-, y muestras al mundo -tal como lo hizo antes la Thatcher con las huelgas de hambre de sindicalistas-, que no hay mayor costo en no procesar tales demandas, y le heredas tal causa al gobierno de derechas, cuyo ministro de Justicia era amigo de Paul Schäfer, pues tienes responsabilidad en lo que está ocurriendo.

Que hoy salga Camilo Escalona escandalizado, y otros personeros de la política nacional que estuvieron tras bambalinas, o directamente integraron el comité político de los lunes durante cuatro largos años, teniendo mayorías para hacer los cambios, incluso teniendo al inicio la calle a su favor, y no movieron un dedo por lograr justicia, pues métanse su malestar por donde mejor les quepa, cara duras, cínicos, lamebotas.

Ustedes se coludieron por acción u omisión con quienes hoy gobiernan para crear un contexto en que asesinos puedan salir libres antes de concluir sus ya rebajadas y simbólicas condenas. Que no son los primeros que salen, que esto ha sido así desde que tengo memoria.

Tuvimos que salir a atajar los permisos con Lagos, quien como gesto a Cheyre indultó al asesino material de Tucapel Jiménez. Tuvimos que hacerlo en cada gobierno que ha habido en la postdictadura. Y qué pasó con las promesas a Carmen Gloria Quintana… se visten con los derechos humanos pero no ejercen lo que corresponde cuando tienen el poder de hacerlo.

Dejaron botada la causa de Lorca, muriéndose en tribunales. Asquerosos, cobardes. pero si se trata de Venezuela, Cuba, Nicaragua, son los paladines de los derechos humanos, del estado de derecho, del mundo libre. Pero si van a hacer negocios a China, callan. Van Estados Unidos, callan con México, callan. Con Colombia, callan. Con Israel, callan. Pero con los mapuche, okupas, secundarios, sindicatos, no tienen contemplación. Ahí todos juntitos reprimiendo, unos de modo vociferante, otros calladitos. porque las aguas de los Perez Yoma, las luquitas de SQM, el puesto que espera en Naciones Unidas, la agregaduría, el favor cruzado, el futuro que hay que asegurar a cambio de la sangre de sus antes camaradas.

El enemigo, el adversario se comporta como tal. No hay sorpresa en ello. defienden a los suyos. Justifican lo que hicieron, porque creen en tal causa. Son ustedes los vomitivos. Bajo, no hay nada más bajo. Ustedes hicieron esto posible. Malditos sean.

Amén.

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