Época de balances

Daniel Ramirez, philosophe¿Qué significa que a ‘uno’ le vaya bien o mal? ¿En qué nivel, en qué registro de la existencia le puede ir bien o mal a alguien?

Por Daniel Ramírez, Doctor en Filosofía (La Sorbonne)

El fin de año se viene; parece que ocurre cada 365 días, por cierto. Fuera de las merecidas vacaciones que algunos podrán tomar, sin olvidar que no todos pueden (hay que tener trabajo y ciertos recursos para ello) y dejando de lado el estrés consumista o el aburrimiento de ciertas fiestas, es la ocasión para hacer un balance del año.

Pero ¿un balance de qué, en realidad? ¿Cuáles serían las buenas preguntas? ¿Cómo me ha ido este año? Pero ¿qué significa que a “uno” le vaya bien o mal? ¿En qué nivel, en qué registro de la existencia le puede  ir bien o mal a alguien? ¿La salud, las relaciones humanas (amistad, amores, familia), el trabajo, la carrera, los negocios, la política, la espiritualidad?

Pregunta importante: ¿Si me ha ido bien, significa ello que por la misma razón a otro le haya ido mal? Si “nos” ha ido bien, ¿Les ha ido mal otros por ello? En otras palabras, el éxito, la mejora o el crecimiento de algo que nos afecta positivamente, ¿tiene que ver con la competencia? ¿Pierde alguien cuando gano yo? Nuestra sociedad está, en gran medida, construida sobre este modelo de la “carrera”, en el sentido deportivo de la palabra y toda una gama de “irle bien” a las personas depende de que la vaya mal a otras.

Por otra parte, si el año ha sido benéfico, ¿cuáles son las causas de los elementos positivos? Si se ha logrado organizar con éxito una semana del arte para los niños de una comuna o un evento deportivo con personas con capacidades diferentes (acciones que no implican que la vaya mal a nadie), con todo lo que significa de colaboración con otros, de esfuerzo y paciencia, tal vez no sea lo mismo que decir “me ha ido bien porque las acciones que poseo en tal o cual empresa subieron”. Lo que equivale a preguntarse si es por mis propios méritos o por otras razones, que pueden atribuirse a la suerte, incluida la fortuna o el mérito de mis ancestros.

También puede ser que nos haya ido mal.

En general las fiestas son menos propicias a los balances críticos y es de buen tono felicitarse: “que el próximo año sea mejor aún”. Pero ocurre que no a todo el mundo le va bien; hay fracasos, y golpes de infortunio. Una visión lúcida a veces es dolorosa. ¿Por qué no me fue bien? ¿Qué faltó? ¿En qué no fui suficientemente consciente o responsable?

Pregunta suplementaria: ¿Qué he hecho de mis fracasos? ¿He obtenido alguna lección o me he dedicado a culpar al mundo, al vecino ruidoso (que además intentó matar a mi gato), al jefe (al cual le va tan bien) a los colegas (que trabajan mejor que yo), al “sistema”?

Y, si después de amplias reflexiones, de todas maneras llegara a la conclusión que en gran parte mi fracaso, mi pobreza o mi falta de cuidados médicos, se deben realmente al sistema que es injusto, ¿Qué es lo que desde ya estoy haciendo para mejorar o cambiar el famoso “sistema”? ¿Me he dedicado a despotricar en redes sociales o trato de informarme y entrar en contacto con quienes luchan contra el mismo tipo de injusticias?

¿Y las relaciones? ¿Me he hecho algún nuevo amigo (o solo 20 contactos más en las mencionadas redes)? ¿He conocido gente interesante? ¿He hecho algo para despejar algún viejo malentendido con un amigo o un familiar? ¿O me he encerrado aún más en mí mismo, con mis pantallas?

Claro, estas preguntas no van con champaña ni fiesta. Y si nuestra idea de la celebración es atiborrarse de comistrajos tóxicos y tragos, embriagarse de espectáculos y ruido para no pensar, hay algo que no va a resultar.

Sin embargo, un balance lúcido de la evolución de nuestra vida ética es tal vez el mejor regalo que se puede ofrecer uno mismo en esta época.

2 Comentarios
  1. Lyn Bellet dice

    No se trata de un vecino ruidoso. No es mi gato. Es el narcotràfico, y he publicado para defenderme de lo peligroso que son estos muñecos. Afortunadamente ya estaba protegida y no lo sabìa.
    Me parece patètico que relatos como èste no se tomen en serio. Concedo que mis relatos son muchas veces incoherentes. Pero aquì di nombres. Mira en google quièn es el ruidoso mata-gatos. Mira datos interesantes: Unos 200 que quieren exterminar Mapuches, hicieron posesiòn efectiva de muchas hectàreas de la Araucanìa. Ahora, Julio 2016. El no pudo por tener tres juicios de menores pendientes en tres juzgados de menores de Temuco.
    Pero Aguas Andinas…Muestro tablas, muestro informaciòn fraudulenta del informe de AA a la SISS y paso por loca. No soy yo…Mira, revisa. Hace rato me enterè que a los polìticos se los sobornaba AA. Oh sorpresa. Es màs còmodo tratarte como si te hubiera dejado el marido y no ver que el problema es nacional. Gano. Y gano ahora en Walmart. No lo vuelvo a contar. Es un problema nacional, pero que los otros paguen. Todos hemos fracasado en la falta de coraje para decir no al abuso cotidiano. Y es no haber comprendido nada.De nada. Rosa Park tal vez no comprendìa todo. Tuvo coraje. Y a eso trato de apelar: No es despotricar, es que los cambios no llegan de regalo de pascua. Tiene un costo. Nadie lo quiere pagar. Pues que se pregunten y se respondan. Los sobrepasarà la fuerza de las cosas.

  2. Milena Melig dice

    Uy! parece que la primera comentadora tomó el artículo de manera personal. Evidentemente se trata de ejemplos de excusas que usamos para culpar a los otros, por supuesto con un poco de humor, como el vecino o el jefe. Cuiosamente la lectora da un ejemplo más de lo que el filósofo señala en su escrito, ya que nos cuenta una cantidad de problemas, sin hacer justamente un balance de sí misma.
    El interés de la columna es permitirnos que el balance de fin de año sea una serie de preguntas con sentido. Un balance «de la evolución de nuestra vida ética».
    Me encantó esta formula, porque además nos hace pensar en que nuestra vida ética está en evolución, y que somos responsables de esa evolución. Y en eso es seguro que ni un vecino ruidoso ni el jefe, ni aguas andinas ni Walmart tienen la culpa, aunque por su parte ellos también tiene su propia evolución o vuelta atrás en su vida ética.

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