José Balmes y El papel de la Pintura: “Es el libro de la obra mía”

balmes1Premio Nacional de Arte 1999, comunista “de toda la vida”, ex director del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, José Balmes es uno de los grandes talentos que llegó desde Cataluña en el Winnipeg e hizo de Chile su segunda patria. Aunque su obra habla de los dramas sociales, él es un hombre alegre, parlanchín y sociable. “Es una manera de establecer directamente lazos con el ser humano”, dice de su modo tan personal.

Por Soledad Villagrán Varela

“Yo quiero que gane Chile”, dijo José Balmes tres horas antes de que empezara el partido mundialista que enfrentó a España y a La Roja. “Además, la palabra España no me gusta mucho, porque yo soy catalán”, añadía el Premio Nacional de Arte 1999, que salió de su tierra natal huyendo del franquismo, y llegó con sus padres a Valparaíso en el famoso Winnipeg de Neruda, en 1939.

Su pronóstico, a esas horas del viernes 25 de junio, era de “1-0, o empate”. Falló el pintor que detesta a la Unión Española, “esa tropa de viejos franquistas”. “Mira, te voy a dar un dato que se pierde en el tiempo: un día, el embajador de España en Chile, en los tiempos que el socialista Felipe González era primer ministro, dijo sin más: ‘Voy a ir a ver a este club’; llegó y lo agarraron a garabatos. El pobre hombre se tuvo que ir… Si revisas la historia de los españoles en Chile, verás que muchos se vinieron para no tener que hacer el servicio militar y acá se convirtieron en ricos. Yo guardé una foto, en que un senador de la UDI, que salía de pequeño acompañado de su abuelo, era de esos que hicieron dinero en Chile. ¿Sabes cómo iba vestido el niño? Con el uniforme de la falange española, ¡de fascista!”.

Obra con contenido social

“El papel de la pintura”, se titula el libro que el Sello Editorial Usach lanzó sobre la obra de Balmes, inaugurando una colección de pintores chilenos. “Hay que destacarlo harto porque va a ser ‘el libro’ de la obra mía, creo que va a tener mucha trascendencia”, asegura sobre el título que se lanzará con pompas mañana en el Museo de Bellas Artes.

Así describe Balmes su trabajo de pintor: “Yo trato de hablar de lo que nos pasa, de lo que me pasa, lo que nos sucede a todos nosotros. En la obra está de alguna manera expresada la actitud de alerta frente al mundo que nos toca, trato de expresar ese desconcierto del ser humano en la época contemporánea. El dolor es algo que le pasa al ser humano”, sentencia un señor extravertido y entusiasta, al que le gusta circular con jeans por la vida.

balmes2Tiene 83 años bien mantenidos; y ya a los siete dio inicio a una relación interminable con los pinceles. En algo tuvo que ver el ímpetu de su padre y la observación precisa de su madre. El alcalde del pueblito de Monstesquieu, en Cataluña, era aficionado al arte y quería que su hijo se ligara a la música, pero fracasó en el intento con el piano y el violín. Es que el pequeño Balmes se entretenía haciendo bocetos en los papeles de envolver de la pastelería de su mamá. Ella fue quien le dijo a su marido: “Estás equivocado”, mostrándole una serie de dibujos llenos de color y rayas. “Ah, ¡va a ser pintor!”, exclamó el padre. Y no se equivocó.

Para Balmes, la pintura es como la comida. A veces considera que un cuadro tiene algo de mermelada, que su consistencia es parecida a un pastel. “Entonces digo: ‘esto está medio dulzón’ y tengo que cambiarlo por otro color, o un nuevo matiz, por algo que toque más”, precisa.

El taller donde “elabora” su trabajo, en el patio de su encantadora casa ñuñoína, lo comparte con Gracia Barrios, pintora tan notable como él, con quien ha forjado una historia de amor y compromiso social. Ella lo trata de “Balmes”, él la llama “Gracia”. Se conocieron en la escuela de Bellas Artes en el curso de croquis de Carlos Pedraza. Se casaron en 1952, luego se convirtieron en padres de Concepción y los tres se fueron a vivir juntos el exilio en Francia. En esas tierras, Gracia lo trató de “huevón” cuando descubrió que había intervenido con una pincelada de rojo un cuadro suyo. “Estuvo bien, muy bien”, reconoce Balmes… “Sería muy difícil que ella interviniera una obra mía; ni siquiera opina mucho de mi trabajo, a lo más un ‘está bien’”.

Las diferencias plásticas entre ambos él las grafica así: “Yo digo siempre: imagine una escena de teatro, yo pongo los decorados, el entorno, y Gracia pone los personajes”.

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