Bandersnatch: un consenso falaz

Primera serie interactiva de Netflix que permite al usuario -telespectador pasó de moda- tomar decisiones con su control remoto mientras se desarrolla la acción, siempre y cuando el dispositivo sea compatible con el tipo de streaming, a saber, una Smart TV, un Smartphone o una laptop.

Por Miguel M. Reyes Almarza*

A mediados de los 90’, Charlie Brooker daba sus primeros pasos en el reporteo de videojuegos escribiendo para la ya desaparecida revista PC Zone. Su devoción y gran conocimiento por las consolas lo llevó a desarrollar un perfil altanero, cuando la oferta de juegos no era muy buena ironizando incluso con la calidad de los artículos de su propio medio. Veintitantos años después y tras un arrollador éxito logrado con ‘Black Mirror’ su serie distópica acerca de la tecnología y su impacto –al menos complejo- en la sociedad, vuelve a su juventud para honrar, a su manera, el mundo de los juegos interactivos.

Es así como nace ‘Bandersnatch’, un episodio especial de la serie de marras y la primera interactiva de Netflix que permite al usuario -telespectador pasó de moda- tomar decisiones con su control remoto mientras se desarrolla la acción, siempre y cuando el dispositivo sea compatible con el tipo de streaming, a saber, una Smart TV, un Smartphone o una laptop. No soporta Apple TV ni Chromecast por razones obvias de derechos. La historia evoca los conflictos de un joven desarrollador de videojuegos de los 80’s que debe lidiar con la presión de terminar su obra maestra sin sucumbir a sus propios demonios y a aquellos que se desprenden de las páginas del libro homónimo que está adaptando para su juego, para esto debe ir tomando decisiones durante todo el capítulo, desde el cereal que come hasta dejarse conducir por el camino a la autodestrucción, todo bajo la responsabilidad –y el control- de la audiencia.

Hasta acá un buen gancho, dinámico, de buena factura técnica y que ofrece 5 finales distintos en un máximo de casi 5 horas dependiendo de las decisiones que cada usuario tome al respecto y del interés por ver todos los cursos de acción. El papel protagónico descansa en el joven actor Fionn Whitehead (Dunkerque, 2017) que lamentablemente, ya sea por guion o por talento, no avanza más allá de los clichés básicos del desarrollador de juegos. Stefan Butler –el personaje- es una especie de ‘nerd’ sin vida social y sicológicamente inestable, esquivo y obsesionado. Pudo ser cualquiera. La música, un cóctel de emociones para la generación X y los nostálgicos tardíos, desde Thompson Twins a Tomita, los vinilos y cassettes desfilan sutilmente por la historia, obviamente el usuario puede elegir la música también.

Sin embargo, la forma en que se presenta la historia no es original del todo. Mejor de dicho lo único original es la masividad de su aceptación dada por el streaming y las redes sociales. Si hablamos de contenido interactivo al menos hay tres series infantiles que la lo exploraron con éxito, la más conocida es Minecraft: Story Mode (2015) donde bajo la estética del videojuego el usuario se hace parte de la serie decidiendo su destino. En la literatura, el gesto más claro también es infantil y se compone de una serie de libros de ‘hiperficción explorativa’ conocidos como ‘Elige tu propia aventura’ (Bantam Books) y que permitían al lector saltar capítulos y romper la linealidad de la narración dependiendo del resultado de las decisiones que este tomaba con base en las opciones proporcionadas por el narrador. El cine también nos deja al menos dos ejemplos importantes de atender, el primero es E-1000 (2008) película interactiva francesa de Pauline Sylvain-Goasmat que permitía a los espectadores de la sala interactuar con el protagonista mediante mensajes de texto para que así este modificara su comportamiento en una extraña visita al dentista, algo similar, pero bajo el género del terror, fue la película alemana Last Call (2010) de Christian Mielmann donde la protagonista usa su teléfono para pedir ayuda a los presentes en el cine para salir de un terrorífico laberinto. En ambos filmes los protagonistas entregan su número de celular a la producción antes de entrar a la sala y estos mediante un software específico lo vinculan con el relato en cuestión, cualquiera puede ser requerido para prestar auxilio a los protagonistas y de eso dependerá el éxito o fracaso de la misión.

Si hay algo en este nuevo trabajo de Brooker que lo haga superlativo es precisamente la masividad y no la originalidad. La historia es sencilla y los posibles finales son todos anticipables, no por eso menos divertidos. En tiempos de dominios virtuales masivos Netflix hace una lectura inteligente de las cuentas de sus usuarios y produce un trabajo nunca antes visto en este tipo de soporte, entretenido y simple, y que luego de su emisión el 28 de diciembre, el título del capítulo alcanzó inmediatamente trending topic a nivel mundial. Los eventuales guiños a Lewis Carroll y el poema ‘La caza de Snark’ donde hace referencia a una criatura monstruosa –el Bandersnatch- no pasan de un dato sabroso para ‘hipsters’ sin mayor desarrollo argumental.

La falacia de autoridad de muchos es aquella que implica lo bueno o lo justo de algo en relación a la cantidad de gente que así lo estime. Eso es ‘Bandersnatch’, más masiva que original, más tendencia que calidad.

★☆☆☆☆ (1 sobre 5)
*Periodista

1 comentario
  1. Anónimo dice

    Evidentemente, nunca cargaste un juego en la Spectrum con un pasacassettes y no tenés ni idea que fué Ultimate ni Hewson Consultants. Suerte !

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