Informe que detectó presencia de soda cáustica en el agua del carro lanzaaguas genera dudas entre expertos

El estudio tendría severas deficiencias en su metodología e inconsistencias en la determinación analítica de los compuestos químicos, señalan.

Como un análisis vago y con serias deficiencias en la rigurosidad científica aplicada, fue calificado el informe que se publicó esta semana en La Tercera, que daba cuenta de la presencia de soda cáustica (o hidróxido de sodio) en el líquido que utiliza el carro lanzaaguas de Carabineros para dispersar las manifestaciones.

Diego Sierra, doctor en Química, académico del Instituto de Química y Bioquímica de la Universidad de Valparaíso, advierte graves errores metodológicos en el análisis, como la falta de protocolo para la toma de muestras, la inexistencia de acreditación de los equipos utilizados para el estudio y la entrega de resultados incompletos, entre otras inconsistencias.

“Al leer el informe, claramente se revelan errores metodológicos serios, como por ejemplo no describir o reportar, en el documento, los equipos utilizados ni el método usado en la recolección y resguardo de las muestras, que en este caso fueron dos. Tampoco se adjunta el análisis en bruto de los resultados que entregaron los equipos para poder revisarlos posteriormente. No se determinó la concentración del sodio, que se puede hacer por espectrofotometría de absorción atómica, que es muy sencilla de realizar. Además, la preparación de la persona que participa del análisis no se puede respaldar, ya que se identifica como ‘química molecular’ y esa carrera o especialidad no existe”.

Asimismo, al referirse a la alta concentración de soda cáustica detectada en el informe, que alcanzaría un pH 12 (en escala de 0 a 14), el doctor Sierra señala que de darse esa situación estaríamos frente a una concentración peligrosa. Calculadora en mano, el académico Sierra resuelve que ese nivel de concentración equivale a 0,4 gramos de hidróxido de sodio por litro de agua y afirma que “al exponer a una persona a este nivel de concentración, primero va a sentir ardor y luego una sensación jabonosa en la piel, y esto ocurre porque la solución está disolviendo las primeras capas de la epidermis. Ahora, al rociar completamente a la persona, como lo hace el carro lanzaaguas, la solución actuaría también en los ojos: el hidróxido de sodio rápidamente quemaría las córneas y tendríamos que lamentar varios casos de daño ocular, lo que hasta ahora no ha sido reportado por esta causa”.

Por su parte, la profesora Fernanda Cavieres, doctora en Toxicología y académica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso, coincide con el doctor Sierra en las deficiencias del informe.

“El informe carece de rigurosidad científica, por lo tanto es poco confiable. Por ejemplo, las personas que participaron en el análisis no son identificadas correctamente. No sabemos si el laboratorio donde se hizo el estudio está certificado o si cuenta con el equipamiento idóneo para realizarlo. Tampoco si sus procedimientos cumplen con criterios de calidad. El informe es severamente deficiente. No hay una descripción de los procedimientos, en cuanto no está descrito lo que se hizo. Y los resultados tampoco concuerdan con esta pobre metodología que se describe”.

Los autores del primer análisis y que daba cuenta de la presencia de la Soda Caustica en el agua señalaron que tienen las muestras a disposición de todos los que quieran hacer un contraanálisis del agua.

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