Investigadores a la deriva

Si una repartición pública cortara de cuajo los sueldos a casi mil de sus trabajadores la noticia figuraría en primera plana. ¿Qué pasa, entonces, en el caso de quienes se dedican a la investigación? Es lamentable que el Estado de Chile les dé la espalda, especialmente en momentos en que la ciudadanía ha vivido en carne propia cómo el conocimiento puede salvar vidas.

Por Jorge Babul C., doctor en Bioquímica y académico de la Universidad de Chile

Durante la jornada del 15 de septiembre, representantes de diversas agrupaciones de investigadores/as se reunieron con el Ministro de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), Andrés Couve, para abordar la urgente y desesperada situación de cientos de becarios/as que, ante la emergencia sanitaria y social, se han visto impedidos de continuar con sus estudios de postgrado e investigaciones, tanto en el país como en el extranjero.

Las personas más afectadas son, sobre todo, las que se encuentran en el último año (o, bien, en la extensión de este). La única salida, en dichos casos, es la extensión de la beca.

A pesar de la insistencia de esas agrupaciones, la respuesta del ministro Couve ha sido, además de tardía, desalentadora. Indicó que desde su cartera ya había realizado todas las gestiones posibles y que sólo quedaba esperar respuesta de la Dirección de Presupuesto.

Este actuar, inesperado de parte de una institución de la que dependen más de cinco mil personas en formación, es alarmante: alrededor de 800 están quedando sin sus sueldos y esta cifra seguirá creciendo.

Si una repartición pública cortara de cuajo los sueldos a casi mil de sus trabajadores la noticia figuraría en primera plana. ¿Qué pasa, entonces, en el caso de quienes se dedican a la investigación? Es lamentable que el Estado de Chile les dé la espalda, especialmente en momentos en que la ciudadanía ha vivido en carne propia cómo el conocimiento puede salvar vidas.

La formación e inserción de investigadores/as es una deuda que se arrastra por décadas. La ausencia de respuestas que resuelvan esta emergencia y el gran número de reuniones sin resultados positivos solamente acrecienta la brecha entre los protagonistas del avance del conocimiento y la institucionalidad encargada de concretar este ansiado plan. Desolador.

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