Los perlas querían prebendas

herman«Creemos que ha llegado la hora de hacer un “borrón y cuenta nueva” para que se implementen políticas de desarrollo urbano sustentable y por ello el gobierno de Piñera tiene la gran oportunidad de hacer realidad el cambio que necesitamos con urgencia».

Escribe Patricio Herman / Agrupación Defendamos la Ciudad

En “diálogos de café” de la pasada edición de El Periodista se publicó una nota referida a la oposición del movimiento ambientalista y grupos ciudadanos, partiendo por la Federación Metropolitana de Unión de Juntas de Vecinos, al proyecto de expansión urbana en Santiago que se iba a votar el miércoles 30 de junio en sesión del Consejo Regional (CORE) Metropolitano: los dardos estaban dirigidos en contra del intendente Fernando Echeverría, conocido actor inmobiliario, promotor -era que no- de la modificación de los usos de suelo agrícola a urbano.

Efectuada la votación, con la atenta y escrutadora mirada del interesado intendente, de los 26 consejeros regionales, 14 rechazaron el proyecto por diferentes razones, teniéndose en cuenta que todos éstos eran de la Concertación y la idea expansionista fue urdida en las oscuras oficinas del Minvu bajo el gobierno ciudadano (?) de Michelle Bachelet.

Querían transformar 10 mil hectáreas rurales para posibilitar pingües negocios inmobiliarios sin que ese gobierno, ni el actual, dieran a conocer con la debida transparencia los nombres de los beneficiados con esa regresiva medida. Desde esta tribuna reconocemos la entereza de los consejeros regionales que no se prestaron para entregar beneficios económicos a ciertos particulares bien relacionados con las cúpulas del poder político.

No podemos perder de vista que en agosto de 1996 esta región fue declarada como zona saturada para 4 contaminantes y latente para dióxido de nitrógeno y por ello, de acuerdo al mandato de la Ley del Medio Ambiente, en mayo de 1998, se puso en marcha el Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA).

Tal instrumento normativo decía que esta región es la más poblada, a pesar de que es la más pequeña en superficie y densa del país, enfatizando que sus características meteorológicas son muy desfavorables para permitir la dispersión de los contaminantes generados por las fuentes fijas y móviles, estas últimas muy crecientes. Una de sus medidas para contrarrestar las emisiones contemplaba evitar la expansión horizontal de la ciudad con la idea de que el sistema de transporte, mayor productor de gases tóxicos, fuera más racional.

En dicho documento también se decía que la mala calidad del aire se debía, entre otros, a la disminución de la cubierta vegetal, impermeabilización del suelo y cambios en las tasas de reposición de las napas freáticas, pérdida de bosque nativo y erosión. Un alto porcentaje de las áreas verdes descritas en el PRMS son simples peladeros porque no hay interés en materializarlas como tales.

Hoy en día, 12 años después, el PPDA se ha “flexibilizado” en demasía por presiones sectoriales y por ello no han dado los resultados esperados, el Transantiago todavía está en deuda y, de acuerdo a cifras del INE, el 43% de la población del país se concentra en las 52 comunas de esta megalópolis: Chile tiene 346 comunas.

Dado que ya no habrá expansión y ante el escenario descrito, creemos que ha llegado la hora de hacer un “borrón y cuenta nueva” para que se implementen políticas de desarrollo urbano sustentable y por ello el gobierno de Piñera tiene la gran oportunidad de hacer realidad el cambio que necesitamos con urgencia.

¿Se atreverá el nuevo presidente a hacer las cosas bien?

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