Pedro Cayuqueo: “La plurinacionalidad no es una amenaza para Chile”

Foto paginas 13-16Esta entrevista forma parte del libro Semillas de Futuro, obra del senador Francisco Chahuán que fue presentada el lunes 7 de septiembre y que concentra en 500 páginas las conversaciones del parlamentario RN con destacadas figuras de la vida nacional. ¿El tema? Cómo hacer prospectiva en Chile pensando en el 2030.

Periodista de la Universidad de la Frontera, dice que cuando niño le gustaba escribir diarios de vida. “Era una especie de Ana Frank mapuche”, confidencia. Hoy, es uno de los rostros más visibles y mediáticos de la llamada “causa mapuche” y sentencia que Chile “hace muy poco para que sienta ganas de ser chileno”.
Fundador y director de los periódicos Azkintuwe y MapucheTimes, es columnista estable de The Clinic y colabora con diversos medios en Chile y el extranjero. Además tiene un programa de TV en los cuales entrevista a los “mapuches exitosos”.

En 2011 fue premiado por el Colegio de Periodistas de Chile y el 2013 recibió el Premio al Periodismo Iberoamericano “Samuel Chavkin”, otorgado por el North American Congress on Latin America y la Universidad de Nueva York. Autor del libro “Solo por ser Indios”, es padre de una hija y vive en Temuco.
Nació en puerto Saavedra e integra la comunidad mapuche «Luis Millaqueo», del sector Ragnintuleufu («Entre Ríos»), comuna de Nueva Imperial.

Ha realizado pasantías en comunicación y derechos indígenas en institutos y universidades extranjeras, en su etapa universitaria destacó como dirigente estudiantil mapuche siendo elegido presidente del hogar mapuche Pelontuwe de Temuco en tres periodos (1998, 2001 y 2002), se integró a fines del año 1998 a la coordinadora Arauco-Malleco (CAM) a la cual representó en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. Producto de aquello fue encarcelado y formalizado por usurpación de tierras, robo de madera y encubrimiento por el ministro en visita Archivaldo Loyola que llevaba el tema mapuche. Estos procesos legales le valen la salida de la escuela de derecho, carrera en la que cursó estudios inicialmente.

Por diferencias políticas internas se retiró de la CAM el año 2000.

Pedro, ¿se siente chileno?
Me siento chileno por circunstancias históricas, pero ser mapuche es mi identidad nacional. No soy antichileno, al contrario, siento que soy bastante curioso en cuanto a las culturas que son distintas a la mía. Soy periodista, tengo un hambre intelectual que me acompaña desde niño, por lo que soy muy curioso sobre otras culturas, me gusta aprender y saber de sus historias, sus comidas, sus bailes, esa curiosidad intelectual, y me gustaría que el chileno también la tuviera respecto a nosotros.

Alguna vez dijo que es muy difícil encontrar un Mapuche antichileno, pero no un chileno antimapuche. ¿No debería ser al revés?
Si, debiera ser al revés, lamentablemente hay una ignorancia en torno a lo que es la cultura mapuche que ha llevado a que el prejuicio se instale en la sociedad chilena y no sea muy atractivo para el chileno sentir apego o sentir algún grado de empatía con el pueblo mapuche. A nosotros se nos ha tratado de distintas formas dependiendo del momento histórico. Un gran pensador chileno como Benjamin Vicuña Mackenna, parlamentario también de la república, historiador, acuñó el concepto de “Mapuche flojo y borracho” en el siglo XIX y lo decía así en sus discursos en el congreso y en sus libros de historia, también escribía para El Mercurio en su momento, entonces se ha instalado una mirada bastante prejuiciosa respecto a lo que somos. Pasamos de “Flojos y borrachos” en el siglo XIX, a “Los Salvajes” posteriormente, después a ser los mapuche que se vinculaban mucho esta idea de lo que es la izquierda, por lo tanto, “Comunistas”. Hemos pasado distintos periodos históricos con distintos nombres, propios de minorías, porque, las minorías siempre son tratadas de esa forma.

¿Hay un estigma que ha acompañado al pueblo mapuche desde los orígenes?
Es un estigma que tiene que ver con los pueblos que son derrotados por ser minorías. El estigma que acompaña a los palestinos por el mundo, el que acompaña a muchas minorías que son nacionales y que el colono que tiene que forzar su grado de autoridad, en este caso a través de la minimización del adversario, en Chile el del pueblo mapuche en particular.
Yo tengo la suerte de provenir de una familia mapuche bastante tradicional, mi abuelo fue Lonco de la comunidad, mi bisabuela también fue Lonco, ellos son los que me transmitieron a mí un orgullo y un sentido de admiración por mi pueblo y cultura que me permitieron soportar etapas de bullying escolar o de discriminación que no me afectaron mucho. Mi autoestima como Mapuche la tengo bien alta y siento que eso ha sido un punto a favor para lo que hago, pero si sé que existe mucho desconocimiento de los chilenos hacia lo mapuche, que si se dieran la oportunidad de abrirse a ese mundo y lo conocieran, estoy seguro que se maravillarían.

¿Qué cree que falta para reconocer la multiculturalidad en nuestro país?, fundamentalmente, avanzar en este reconocimiento como lo han hecho naciones desarrolladas.
Más allá de políticas publicas o de medidas que tengan que ver con leyes, después de quince años de haber reporteado y estar trabajando con el tema indígena, creo que pasa por un cambio cultural que tiene mucho que ver con la educación. Siento que la sociedad chilena tiene que ser educada en el tema de la interculturalidad.
Los mapuches somos interculturales, yo estoy en un código mapuche en el sur, con mi comunidad, donde voy a ceremonias mapuches, participo de toda la dinámica cultural nuestra, la tradicional, la que es campesina, pero también, tomo un avión a Santiago y ahí me muevo muy bien con los códigos culturales que no son míos. Aprendí muy bien el idioma de ustedes y puedo comunicarme muy bien en la capital. ¿Por qué yo puedo hacer ese tránsito de mi cultura a otra, pero el chileno no puede hacer el tránsito de la suya a la mía? ¿Quién está educado en la interculturalidad, yo o el chileno? Yo soy intercultural, por ejemplo, en este momento podría estar hablando en mapudungun y ni usted me va a entender, ni la gran mayoría de los auditores me van a entender. Entonces siento que al chileno le falta ser educado a la interculturalidad, le hace falta ser educado a la diferencia.

¿Qué han hecho los otros países desarrollados que han reconocido esa multiculturalidad y que no ha hecho Chile?
Hay ejemplos que yo siempre cito, porque a pesar de las diferencias geográficas, culturales o económicas que hay con otros países el tránsito es bastante similar al de Chile, por ejemplo, el caso de Nueva Zelanda. Hace cuarenta años tenía el mismo problema que tiene Chile con los mapuche, un pueblo que tenía resistencias, que estaba siendo muy discriminado por el apartheid cultural, que era parte de las capas mas bajas de la sociedad y estaba en permanente conflicto con el gobierno por un tema de reconocimiento de tierras. Había fuertes manifestaciones públicas maorí y presos políticos que se reivindicaban como tales. ¿Qué pasó en Nueva Zelanda que luego de cuarenta años, hubo un proceso donde se integro la identidad maorí como identidad nacional neozelandesa? Hay maoríes en el parlamento neozelandés, el haka se instaló como símbolo nacional. ¿Qué paso ahí? ¿Por qué fue posible ahí y no es posible acá?
Siento que si bien no existen recetas de las que copiar, si podemos tomar las cosas que en Nueva Zelanda se dieron y son interesantes, por ejemplo, un replanteamiento sobre la identidad nacional. Se preguntaron en esos años, ¿Vamos a ser permanentemente una colonia británica de ultramar?, en el fondo, ¿vamos a ser británicos en la polinesia, o polinesios de origen británico? Esas preguntas se hicieron prácticamente todos en Nueva Zelanda, fue una discusión en cuanto a la identidad neozelandesa, y esa pregunta que le surgió a la sociedad fue gatillado por el conflicto maorí.
Creo que el conflicto mapuche está interpelando igual a Chile en ese sentido, ¿Qué es Chile? ¿Son los descendientes de españoles que llegaron en la colonia, o Chile es un país que en su interior, tienen muchas realidades culturales distintas? Quizás Chile es un estado con naciones distintas dentro de sí. En el contexto internacional hay muchos ejemplos de estados que han logrado canalizar democráticamente y constructivamente realidades nacionales distintas. España es un caso bastante especial, donde hay comunidades autónomas gallegas, vascas y catalanas, que conviven dentro de un marco estatal, con problemas obviamente, pero en un cierto grado de armonía democrática.
La pregunta que el conflicto mapuche, mal llamado así, porque pareciera que hay solo un actor y son dos los actores del conflicto, le plantea a Chile eso.

Espere, yo hago también una salvedad, creo que es una parte minoritaria del pueblo mapuche la que está básicamente generando o es parte del “conflicto”.
Si.

Una cosa distinta es el reconocimiento de la identidad de una nación que comparte el territorio de un país, yo no quiero que se estigmatice al pueblo mapuche como un pueblo que está en permanente conflicto.
No, hay expresiones de conflictividad rural que son las que salen en los medios y las que monopolizan el discurso público mapuche. Lamentablemente, la realidad rural es bastante minoritaria en el pueblo mapuche, somos una sociedad mayoritariamente urbana. Hoy en día, de hecho el pueblo mapuche debe ser uno de los pueblos indígenas más urbanos de América, el 80% estamos en la zona urbana y muchos de ellos acá en Santiago. Eso plantea nuevas realidades, nuevas reivindicaciones, nuevas demandas también, que el movimiento mapuche actual campesino, siento que no las interpreta en totalidad, sin embargo, tampoco puedo quitarle la idea a ese movimiento campesino por que es el que pone el tema en la agenda. Ojalá el tema en la agenda se pusiera respecto a cosas como las que estamos conversando ahora.
Repensemos Chile, ¿Cómo queremos que sea en los próximos treinta años? Pero no, el tema se pone en la agenda porque se quemó un camión, se atacó una hacienda, murió un mapuche baleado por la espalda por un carabinero. Tristemente estamos atrapados en esa contingencia informativa. Sin embargo, siento que se están abriendo espacios, como ocurrió en Nueva Zelanda con el conflicto maorí -que también fue bastante radical en su momento-, para generar esta especie de unión de voluntades en torno a repensar este conflicto que va a ser interminable. Este conflicto por muy pequeño que sea en su expresión de representatividad, pero con un gran eco en los medios, va a acompañar los próximos cien años a todos los gobiernos, sean del partido que sean. Debemos ponernos a discutir esto de cómo logramos que se generen espacios de participación política, espacios de reconocimiento, pero antes es necesario un mea culpa del Estado, porque Chile nunca lo ha hecho con respecto a lo que sucedió en la Araucanía, cuando se invadió el territorio.
Mi bisabuelo, Luis Millaqueo, a quien los militares le entregaron el titulo de la comunidad, nació en un país mapuche libre, cuando Chile no existía donde vivía, llegaba hasta el Bío-Bío. Él le transmitió eso a mi abuelo, la idea del país que era más de los mapuche y él a mí siempre me habló del país nuestro. Mi abuelo Alberto se sorprendía por algo que siempre lo nombro en las columnas, decía, los bolivianos perdieron el mar en 1879, en la Guerra del Pacifico, y aún en Bolivia es tan fuerte el sentimiento de volver, y volver, y de recuperar lo que perdieron. Los mapuche no perdimos el mar, perdimos nuestro país, la costa, las millas náuticas, el espacio aéreo, perdimos todo. Entonces cómo esperan los chilenos que nos sintamos parte de esta construcción estatal que nos invadió, nos redujo a comunidades pobres, y nos ha ninguneado y siempre nos ha tratado mal. El perdió la vida en los noventa por culpa de un cáncer, y perdió la vida litigando en tribunales la devolución de tierras usurpadas de un fundo vecino que teníamos en la comunidad. Dejó los pies en la calle. Un hombre que era bastante culto, pero que no tenía preparación académica, y de niño lo recuerdo yendo a tribunales, a hablar con abogados para recuperar la tierras que le habían quitado al dueño del fundo de al lado. Siempre digo que mi abuelo murió de pena, porque él había esperado un trato distinto con respecto de este Estado.
Mi abuelo cuando era niño siempre hablaba que Chile es la ruca grande, así me lo explicaba cuando me hacia clases de cívica, pero en esa ruca grande nosotros estamos comiendo en el patio, ni siquiera en la cocina, no somos parte de esa ruca, nos hicieron vivir ahí, pero no somos parte, y claro, no existimos en la carta magna, no tenemos representación política, habiendo dirigentes políticos mapuches muy destacados y una generación joven que viene muy potente y con preparación, nuestro idioma no está integrado a la educación. Tengo una hija de siete años, y mi hija debería estar siendo educada en mapudungun en el colegio, no como una clase electiva, alternativa, sino que debería aprender biología en mapudungun, y los otros ramos en mapudungun. Que ganas de comprarle Harry Potter en mapudungun a mi hija.

Yo le regale al Papa Benedicto XVI, el último ejemplar que había de la biblia en mapudungun, que la incorporó a la biblioteca pontificia. ¿Qué debiéramos hacer para los efectos de cambiar esa ruca grande? que llamaba su abuelo. ¿Cuáles serían los pasos que debiéramos dar para salir de lo urgente y poder replantearnos la identidad del país, y por sobre todo, ser capaces de ser una sociedad que integre efectivamente a las distintas minorías que existen en Chile?
Creo que hay un diseño que tiene que ver con esta ruca que es clave y es la estructura. Cuando los viejos hacen rucas en el campo parten por la estructura, los primeros pilares que tienen que ser de cierta madera, bastante poderosos. Siento que Chile flaquea por varios lados, por lo tanto, lo voy a decir bastante elegantemente: tenemos una carta magna de dudosa legitimidad democrática y que para el caso mapuche en particular, no voy a minimizar el rol de la junta militar, solo repitió lo que decían las anteriores, en el sentido de que Chile es una nación única, unitaria, una sola lengua, una sola cultura. En ese sentido la dictadura fue tan ciega al tema indígena como lo fue Alessandri, Portales en su momento, como lo fue toda la ley chilena en general. Una nueva carta magna debiera comenzar por reconocer el carácter plurinacional del Estado porque la plurinacionalidad no es una amenaza para Chile, ni para ningún Estado.

Se habla de cerca de un millón y medio de mapuche.
Sí, por lo tanto, más allá de los errores metodológicos del censo, creo que esa cifra se acerca bastante a la realidad. Nosotros somos uno de los pueblos más grandes de América, los aymaras son tres millones en tres países distintos, Perú, Bolivia y Chile, y estamos nosotros los mapuches, por lo tanto, Chile es un estado plurinacional, es casi una obviedad hoy en día decirlo.
Para un dramaturgo de Europa del Este la identidad nacional era un tema lingüístico, pero cuando hablo en mapudungun nadie del otro pueblo me entiende, esa es una noción, es una forma de ver al mundo, de expresar, de nombrar. Eso en Chile en el siglo XXI no debería ser un problema, es más, los economistas hablan de las ventajas comparativas. Volviendo a Nueva Zelanda, ellos transformaron su identidad mestiza, indígena/británica, en una ventaja, en el turismo, el comercio, el deporte, en todo. En este mundo globalizado en que hay una homogenización cultural, las sociedades tienen que diferenciarse para que sus productos tengan un valor agregado, para el turismo, para lo que sea.
Chile fue bendecido, por tener pueblos indígenas de una potencia cultural y lingüística tremenda, los Rapa Nui, por ejemplo, una cultura milenaria, los Aymaras, los Mapuches, los pueblos Yaganes en el sur. Cómo no transformar eso en una oportunidad para este país, una oportunidad para que el turismo en Chile tenga mayor relevancia, para que los productos de elaboración tengan mayor preeminencia, para que Chile sea un país donde la multiculturalidad, el plurilingüismo sea algo que lo caracterice. Chile tiene esa oportunidad, es un país que ha ido avanzando bastante en índices de desarrollo humano, pero los indígenas seguimos siendo el vagón de la cola, todos los informes, de Naciones Unidas, de entidades independientes, la encuesta CASEN, revelan que la población indígena es la más pobre dentro de los pobres, entonces Chile no puede entrar al desarrollo con ese lastre que carga, tiene que existir ese cambio. Hablábamos de esta estructura, la carta magna, una carta magna que reconozca la diversidad interna.

Esa es sin lugar a duda, coincido con usted, uno de los principales déficit que hoy día tiene el Estado de Chile.
El pacto social, el que nosotros firmamos con el Estado, al cual le entregamos el monopolio de la fuerza y de un sin fin de cosas, no me podría exigir nada porque yo ni figuro en la carta magna como mapuche. ¿Qué contrato, que obligación, tengo con respecto a eso?”. Me podrían decir “No, la tienes como chileno”. Pero la chilenidad en Temuco tiene 130 años, mi bisabuelo nació en un país Mapuche libre. Uno podría ponerse así de radical, y son discursos que la juventud Mapuche radical toma, ellos hablan así, por lo que yo planteo ¿Cómo refundamos a este país, este Estado, sobre nuevas bases, bases de convivencia, de respeto mutuo? En el conflicto Mapuche hay una tremenda oportunidad para Chile para dar un salto al siglo XXI de una forma distinta, esta visión del chileno como descendiente de europeo, una sociedad blanca, hace agua por todos lados. Usted mismo, un hombre inmigrante palestino y así hay muchas comunidades que vinieron a Chile e hicieron un tremendo aporte.
Los Mapuche también somos una sociedad que puede hacer un tremendo aporte a esta construcción estatal, pero lo he dicho varias veces, cuando me preguntan si soy chileno o mapuche siempre digo, Chile hace muy poco para que sienta ganas de ser chileno.

2 Comentarios
  1. jorge dice

    Me parece que las razones no son válidas, en el sentido que Rapanuis, Amarás y otras minorías, excepto la mapuche, son autosustentable y autosuficiencia….y si quieren o necesitan algo, como educación formal, recurren a la cultura Chilena….y no culpan a nadie por ello….y así van surgiendo…además, creo que si se integraran no tendríamos necesidad de términos racistas, como hablar de sangre mapuche o raza mapuche….es muy hitleriano….

  2. Anónimo dice

    El chileno promedio es muy patriota y tiene miedo que se desintegre la patria con la «plurinacionalidad»; creo que este es el problema principal para avanzar hacía eso.

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