Horvath y el estallido social en la región de Aysén: “El gobierno no reaccionó a tiempo”

El senador por la undécima región declara que las autoridades han malinterpretado algunas cifras. De paso señala que el potencial de la región se está viendo como un botín: “Quieren venir a sacar los peces, a sacar el agua, romper la zona a través de líneas de transmisión para las hidroeléctricas, en fin…”, dice Horvath.

Por Jorge Abasolo

La autoridad ha actuado con una mentalidad muy fría en el caso de Aysén, expresa el senador por la región.

Como ha ocurrido ya en numerosas ocasiones, lo que parte como una movilización ciudadana y pacífica ha derivado ya en bloqueo de caminos y atentados contra la propiedad pública y privada, con la intervención de grupos violentos que de manera evidente pretenden radicalizar la situación.

El gobierno ha actuado de manera enérgica, iniciando un diálogo directo con los representantes de distintas organizaciones sociales de la zona.

Ello no debe encandilar la realidad de una región a la cual muchos gobiernos han prometido lo indecible, y cumplido al mínimo esfuerzo. El actual no ha sido la excepción, aunque acumuló expectativas generadas por sus antecesores (léase, Concertación)

El hecho es que hace más de diez años que no se avanza un metro en la Carretera Austral, a pesar de los anuncios, estudios, mejoramientos en tramos ya existentes que periódicamente se publicitan.

A ello debemos agregar que el proyecto de ley de zonas extremas lleva más de tres años en trámite parlamentario; y aún no sale de su cámara de origen. Esta legislación crearía un fondo de fomento de la productividad de dichas zonas, establecería una bonificación a la contratación de mano de obra en ellas y un fondo de desarrollo especial para las mismas, y prorrogaría incentivos para el desarrollo económico de Aysén y Magallanes.

El hecho es que la opinión pública está del lado de quienes protestan y hacen suya –al menos mientras perdure el fervor callejero– la causa por la cual pescadores, comerciantes, profesores y  dueñas de casa se han unido a 1.649 kilómetros al sur de Santiago.

Para recabar mas detalles de una eclosión social que dista en mucho de terminar, conversamos con el senador Antonio Horvath Kiss. Si hay alguien que conoce esa región –¡la ha recorrido hasta a pié!– es este globe-trotter de la política chilena. En su condición de ingeniero civil, fue el director de la carretera, que él prefiere denominar Camino Austral.

Poseedor de un ritmo endemoniado de trabajo, hizo un alto para conversar con nuestro medio

-Extraño lo de las protestas masivas en Aysén. La región cuenta con altas tasas de crecimiento económico. Casi un 20 por ciento durante el año 2011…

-La verdad es que esas cifras son las que frecuentemente inducen a error a las autoridades, en un país muy centralizado como el nuestro. Si hay un 19% de crecimiento económico respecto a un crecimiento muy negativo que hubo el año 2011, no significa que esa productividad y ese dinero –producto de esas actividades– queden en la región. Generalmente se trata de empresas que tributan y llevan todas sus inversiones afuera de la región.

Lo mismo sucede con las grandes empresas constructoras que –en el fondo– no dejan más que a sus contratistas pagados al mínimo en la región de Aysén.

Algo similar pasa con las cifras de desempleo.

Se ha dicho que los ayseninos no debieran quejarse, pues se trataría de una de las regiones con niveles de desempleo muy bajo.

-¿Y qué respondería usted a ello?

-Es que cuando la gente no tiene empleo en la región,  se va a la Argentina. No en vano hay 500 mil chilenos en ese vecino país.

Otros emprenden el éxodo a Chiloé, donde tienen parientes. Otros puntos escogidos para ir en procura de un mejor futuro han sido Puerto Montt y Magallanes.

Entonces, cuando uno hace una encuesta se encuentra con poca gente cesante, porque simplemente no están. Se han ido a buscar mejores horizontes.

Esas cosas que son básicas, lamentablemente nuestras autoridades no las entienden. Y no las entienden porque actúan con una mentalidad muy fría, analizando cifras y mensurando el país a nivel de macroeconomía. La verdad es que esos no son indicadores regionales.

Por otro lado se nos dice que no debiéramos quejarnos, pues se trata de la inversión más grande per cápita en Chile. Yo me pregunto, ¿qué sentido tiene eso, si somos una región con 110 mil habitantes, pero que tenemos una superficie equivalente a varios países de Europa. Entre Palena, Aysén y Magallanes abarcamos el 34 por ciento de la superficie de Chile. ¡Nadie parece ver el potencial que hay ahí y todo lo que podemos desarrollar armónicamente!

-¿No será que ven el potencial con otros ojos y otros intereses?

-Exactamente. El potencial lo ven como un botín. Quieren venir a sacar los peces, a sacar el agua, romper la zona a través de líneas de transmisión para las hidroeléctricas, en fin…

Esa visión es la que está generando un movimiento ciudadano transversal en lo político, y al cual se han ido sumando todas las organizaciones, ya que las demandas son históricas. Otras más recientes, también claman por ser satisfechas.

-También se habla de promesas incumplidas. Por ejemplo, que hace más de diez años no se avanza un metro en la Carretera Austral. ¿Es exagerada esa crítica?

-No. Yo no creo que sea exagerada. La verdad es que no se ha avanzado hace ya más de veinticinco años siquiera un metro en el Camino Austral sin trasbordo. Y lo han prometido todos. Este y los gobiernos anteriores. Ahora han salido con excusas, como que los estudios no están. Y cuando aparecen dicen que hay que actualizarlos y hacer nuevos estudios. Si toda la plata que se destina a los estudios se gastara en construcción de caminos de penetración, hace ya mucho tiempo que estaríamos conectados. La prueba más clara es que los 420 kilómetros entre Chaitén y Coyhaique  –donde faltaban 280 kilómetros– se hicieron en cinco años, con todas las dificultades que ya conocemos: acantilados, rodados, piedras  y un largo etcétera. Luego, que falten 80 kilómetros para llegar a Puerto Montt y sigan con el pretexto de que faltan estudios, me parece absurdo. Es más, también me parece inaudito que ese tramo no tenga prioridad  presidencial.

Desde luego eso ha pasado a formar parte medular del petitorio, para lograr una mayor integridad con el país.

No olvide usted que cuando vamos a Puerto Montt, acá en Aysén decimos que vamos a Chile.

-El Movimiento Social por la Región de Aysén agrupa a 25 organizaciones sociales y sus respetivas bases. En este “gallito”, ¿ha faltado flexibilidad de este movimiento o del Ejecutivo?

-Como en todo conflicto, lo flexible y receptivo debe provenir de ambas partes. En este caso queda claro –eso sí– que el gobierno no reaccionó a tiempo, pese a todas las advertencias del caso. Y es que el gobierno se obnubila con las cifras y con los informes que le hacen autoridades que –supuestamente son regionales– pero que han sido designadas por el nivel central. Luego, estas autoridades les pintan un  mundo en colores, como que todo acá está estupendamente bien. Eso la gente acá no solamente no lo percibe, sino que además, se siente abandonada.

-¿Cree atinada la ida de los ministros a la región?

-Dentro del gobierno hay que discriminar. Hay ministros que entienden más y mejor… que tienen mejor disposición, y otros que no. Particularmente el ministro de Salud –Jaime Mañalich– hizo un trabajo minucioso y a fondo, respondiendo de manera fundada lo que ellos –como Ejecutivo– podían hacer. La gente lo entendió, pues no todas las cosas se piden de inmediato, pero sí todas las cosas. Es decir, centro de diálisis, centro oncológico, especialidades médicas, reposición de hospitales, el contar con un segundo paramédico en las postas y un mejor stock de medicamentos que es lo que la gente viene demandando desde hace mucho tiempo.

Todo eso se logró a altas horas de la noche y finalmente se pudo firmar un acuerdo.

Hay ministros –como Mañalich– quien hizo todo lo posible por entenderse. El tuvo esa disposición, pero hay otros que no.

Otros creen que esto hay que resolverlo con Fuerzas Especiales, lo que sería desastroso. Acá los pescadores artesanales arriesgan sus vidas diariamente en el mar, de modo que les pongan Fuerzas especiales por delante es un insulto. Además, ellos son respetuosos de las autoridades.

Por otro lado, la autoridad encargada de imponer el orden debe saber discriminar, ya que no es posible que vándalos o delincuentes se tomen las calles y hagan barricadas. Ellos deben ser detenidos por Carabineros, y no deben hacerse excepciones. El trato hacia ellos por parte de la autoridad me tiene sorprendido.

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