Autoras Chilenas AUCH! responde a Carlos Peña

El opio de lo intelectuales (y cuando la arrogancia se vuelve tu principio). A propósito de columna publicada en El Mercurio.

Con qué arrogancia aparece Carlos Peña dando cátedra sobre lo que significa la desigualdad, sentado en su trono autoerigido, defendiendo este sistema, mientras allá afuera los hijos expulsados del oasis chileno hacen arder con rabia el país.

Con qué arrogancia sugiere que la desigualdad es un invento que no tiene asidero en las estadísticas, una sensación que experimentan los ciudadanos y ciudadanas porque se pusieron más cómodos y exigentes.

¿Chile no es desigual? Desigual es que, mientras ustedes se atendían en la salud privada, hayan muerto 9 mil 724 personas en lista de espera el primer semestre del 2018. Desigual es que el 50% de los trabajadores chilenos ganen menos de $400.000, mientras el 1% se lleva un 26,5 % de la riqueza en Chile. Desigual es que el 50% de las pensiones por vejez sean inferiores a $151.000, mientras los militares envejecen tranquilos con sus jubilaciones de primer mundo.

Lamentamos comunicarles esta noticia a él y a los pomposos articulistas del planeta mercurial, que aseguran que estamos mejor que nunca: Chile sí es desigual, señores. Aun cuando insistan, a conveniencia, en ver el vaso medio lleno al compararnos con los porros del curso: Brasil, México y Colombia.

El rector Peña convirtió El Mercurio en su diario de vida

Diamela Eltit

Chile está en la posición número 25 entre los países más desiguales del mundo. Nuestro índice de Gini es comparable al África subsahariana y no es motivo para enorgullecernos el récord de desigualdad mundial. Compararse con los peores no es argumento para convencernos de que las cosas están bien. Que estemos mejor que lo pésimo no quiere decir que estemos bien.

“¿En qué país vivimos los chilenos?” se tituló un reportaje de CIPER Chile sobre la desigualdad en un Estado cuyo PIB tienta a algunos a llamarnos oasis. La pregunta podría ser no solo en qué país vivimos los chilenos, sino ¿en qué país viven los intelectuales de élite, que nos creen un modelo a cuidar? ¿Cuál fue el opio que se fumaron?

“El yugo parece más insoportable cuando es menos pesado”, nos dicen recordando a Tocqueville, ¿11,3 millones de chilenos endeudados –4,6 millones de ellos morosos– les parece una carga liviana? Ni siquiera necesitan esperar respuesta alguna para denominar yugo a la carga del pueblo. La brecha se ha aumentado, los ingresos de los sectores más altos se han elevado de forma obscena, sin contar la desigualdad en el acceso a los puestos de trabajo, tanto de género como de educación y oportunidades, que ha aumentado hasta estallar literalmente.

Además de juguetear con las estadísticas a su favor, el articulista, haciéndose eco de una opinión que cree plural, critica abanderarse con la revuelta por la revuelta, avivar la cueca del enfrentamiento por el enfrentamiento, por el solo desorden, por las conductas hiperbólicas de ponerse a favor de los que disienten.

Se erige como arcángel de la justicia y del deber; establece que no hay que salir a marchar, sino reflexionar sobre las causas, mirar los hechos e “intentar conducirlos” como receta, desde la razón. La razón que se cierra a toda sensibilidad social, como una tierra desligada de la contingencia, cerrada a una respuesta sensible y humana a lo que estamos viviendo. Añoran la razón como óptica para mirar lo sucedido olvidándose de que fue en la Ilustración, la era de la razón, donde se produjo la Revolución Francesa, donde las tinieblas de la ignorancia de la humanidad estallaron en un movimiento que decapitó cabezas soberanas e instauró desde cero otra manera de vivir.

A lo que realmente parecen temerle este y otros intelectuales es a la gente y a su hambre de igualdad. No son capaces de entender lo que pasa, no ven la fuerza del estallido social que les reventó en la cara; han puesto en duda su razonamiento y lucidez sin alcanzar a sentir su vitalidad.

El problema es que reflexionan desde sus escritorios sin ninguna cercanía con lo que ocurre afuera cuando Chile marcha. Están tan preocupados de escudar sus privilegios, aferrándose a este sistema que tanto les acomoda, que son incapaces de entender que no se trata de estadísticas ni citas de autoridad. Se trata de oír, de prestar atención, de hacerle espacio a la fuerza y violenta belleza de este grito que exige el derecho de vivir en una paz humana, mínimamente sustentable y digna. Se trata de darle la palabra al otro, de salir de los hábitos viciados de cierta intelectualidad que olvidó que pensar el mundo es también estar en el mundo. Y que estar en el mundo es habitar con otros a los cuales es necesario y justo comenzar a escuchar.

*AUCH! es un colectivo de escritoras feministas

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16 Comentarios
  1. Roberto dice

    La gente no pelea por la desigualdad pelea por los abusos constantes de las empresas y su nula empatía con la gente

    1. Yo dice

      🤦‍♀️

  2. Patricia dice

    Excelente !!!!!!! Describen exactamente lo que sucede en Chile…. Además le dan clase de empatia,a este Sr Peña!!!!!

    1. Fernando dice

      Parece q ahora no se puede hablar , ni pensar si esto es diferente a lo q tu piensas , donde esta la libertad ? Doble discurso , que penoso..

  3. Luis Silva de Balboa dice

    Carlos Peña sufre un síndrome común entre trepadores que se convierten en sirvientes de la alta burguesía causante de todas las brutales desigualdades.

  4. Jorge Hernandez dice

    Estimadas. Eso se llama libertad de opinion. No me gusta el señor Peña en mucho de sus comentarios, pero menos me gusta la censura de opinion practicada por periodistas

    1. Ader dice

      Error!! No hay intento de censura. Por favor distinga don Jorge cuando lea un CRITICA

  5. Max Ferrer dice

    Feministas, transexistas o x istss, son en la actualidad son expertas en sociedad y procesos de alto nivel, es así como se refleja la baja calidad de personas que toman cualquier bandera para sentirse en onda. Mañana cuando las consecuencias se sientan estarán en sus guaridas como blancas palomas . Puaj

  6. Arturo dice

    Carlos Peña debe estar muy preocupado desde luego con este articulo

    1. Eloísa dice

      Peña nunca dijo que Chile no era desigual. Hay una dificultad en la comprensión lectora en sus autoras (quienes no declaran nombre y apellido); el académico dijo que Chile es menos desigual, pero parece que cada uno lee lo que quiere leer. Tampoco citan fuentes de sus datos , y no vieron la encuesta bicentenario que corrobora lo que señala Peña. Quizás seleccionaron las fuentes de acuerdo a un criterio particular ? Me gustaría saber . Falta mucha prolijidad en su análisis .

  7. Anónimo dice

    Es lamentable la opinión de ese señor, en qué país vive o vive en una burbuja.

  8. Victor dice

    Ya dejaron de ser objetivas, se quedaron en lo populista y oportunista, nombraron un solo año (2018) y esto ha pasado de gobierno en gobierno.
    Pero se entiende, escribir y publicar solo lo que les acomoda.

  9. Luis dice

    Hermosas palabras; que seguro le salen del alma a estas escritoras feministas; pero no leo nada que desmienta a Carlos Peña, veamos las estadisticas y comparemos los avances de todo tipo que alcanzo Chile en los ultimos 40 años. Solo se leen descalificaciones a quien puensa diferente

  10. Ximena dice

    Par de populistas ….insultan la inteligencia de los chilenos que a diario vivimos..piensen mas alla de sus narices. El analisis es muy objetivo. Primero lean historia y opinen..solo escribrn para sumar odio y rabia..sus vomentarios no unen…al contrario..

  11. Anónimo dice

    Carlos Peña posa de liberal. Pero es vocero de una élite. Y en este contexto, sus columnas de opinión revelan su verdadero pensamiento: defensa del status quo y de los privilegiados.

  12. Valentina dice

    Me ha parecido una excelente crítica y quienes no le ven mucho fundamento es porque no notaron el trasfondo y alcance de las palabras utilizadas por Peña. Además de todo lo que se le pueda criticar a sus argumentos, qué hombre más desagradable y arrogante. Me enerva verlo expresarse con tal sentimiento de supremacía y de elitismo intelectual. Ha minimizado el movimiento por la falta de articulación. Esto es cierto, sin embargo, esta masa de gente desarticulada y sin propuestas orgánicas sabe perfectamente sus carencias y deseos. Es aquí donde entran los intelectuales a ayudar a crear el camino, no a imponerse por el simple hecho de tener un título ni a decir las cosas de un modo complicado por simple gusto.

    Renuncia Carlos Peña.

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