Esperanzas y acciones
Escribe Elza Fagundez*
El 21 de mayo marca un hito en la vida ciudadana. La gesta de Arturo Prat conmueve a grandes y chicos y nos hace vivir en clave heroica nuestro destino de ser chileno. Por otra parte, la apertura del año político, con el discurso presidencial frente al Congreso Pleno, nos abre la opción de ser ciudadanos informados, opinantes y participativos.
El ser ciudadano es ser político trascendiendo las ópticas y los mandatos de los partidos. Es situarse dentro de la realidad nacional desde el propio ser: sentirse miembro activo y generoso de una sociedad que otorga derechos y deberes a sus miembros para seguir creciendo y mejorando para el bien de todos.
Desde hace varias décadas el bien está mezclado con la idea de bienestar y éste con la realidad económica. El bien, como contrario del mal, está relegado a simbologías religiosas y allí enterrado bajo acusaciones diversas que van desde simplismo a manipulación. Comúnmente, en el discurso ciudadano, la categoría no se menciona. Sin embargo, por su propia fuerza, aparece. Y afloró en el discurso que el Presidente hizo este 21 de mayo. Los derechos de las víctimas. ¿Y qué mayores víctimas que los niños abusados por pedófilos?
La sola existencia solapada de pedófilos en nuestro territorio y en las redes informáticas indigna a todo chileno y chilena, tanto tal vez como la vaguedad del castigo aplicado al pedófilo y la sutil delicadeza legal con que se lo trata.
Otro peligro que asecha a las víctimas son los vericuetos que extienden la promulgación de leyes necesarias y urgentes por los años hasta hacerlas caer en el olvido. ¿Cuantas leyes duermen en nuestro Congreso?
World Vision quiere ser un ayuda-memoria ciudadana. Se compromete a través de esta columna a seguir este proyecto en todos sus pasos y, también, a través de su sitio web www.worldvision.cl, a mantener informados a todos los ciudadanos para que cada uno de ellos, a su manera, de acuerdo a sus posibilidades y su óptica, ejerza presión para que estas leyes no se estanquen, cualquiera que sea la razón, desde la desidia al perfeccionismo extremo. Nuestros niños lo merecen, y Chile entero lo merece.
*Directora Nacional World Vision