Y O’Higgins no abdicó

perezConvicciones, formas y fondos en los que se creyó y se cree, acá O’Higgins no abdicó. Pero no sólo por haber ganado el histórico título (para el club, Rancagua, hinchas, jugadores, Ricardo Abumohor, los 16 en el cielo, la estadística futbolera), sino además por algo que se pensó, se elaboró y se estructuró con los pasos en una sola dirección, más allá de errores y tropiezos en el camino.

Por Ignacio Pérez Tuesta, director Radio Sport Chile (www.radiosport.cl)

Cuando en el colegio estudiábamos historia de Chile, uno de los momentos importantes era el capítulo lejano y digno de opereta de la Independencia, donde aparecían nombres, héroes, fechas, batallas, traiciones, juntas y revueltas.

Pero siempre me llamó la atención el capítulo de la “abdicación de O’Higgins” ocurrida en 1823. No porque sea seguidor de las doctrinas del Padre de la Patria, ni por mayor cercanía ideológica con los Carrera, sino que por el término “abdicar”, el cual en ese momento, de correcto uniforme y perfecta corbata infantil, lo debí aprender de memoria sin saber qué diantres significaba.

Pero un tiempo después supe de qué se trataba. Y no es simplemente renunciar, como muchos creen. Dicen los amigos cada vez menos circunspectos de la RAE: “dicho de un rey o de un príncipe: ceder su soberanía o renunciar a ella”; “renunciar a derechos, ventajas, opiniones, etc., o cederlos” y como tercera acepción: “privar a alguien de un estado favorable, de un derecho, facultad o poder”.

Eso le pasó a O’Higgins en el caluroso enero de 1823. Pero 190 años después pasaría todo lo contrario.

Convicciones, formas y fondos en los que se creyó y se cree, acá O’Higgins no abdicó. Pero no sólo por haber ganado el histórico título (para el club, Rancagua, hinchas, jugadores, Ricardo Abumohor, los 16 en el cielo, la estadística futbolera), sino además por algo que se pensó, se elaboró y se estructuró con los pasos en una sola dirección, más allá de errores y tropiezos en el camino.

Ejemplos en el mundo hay a granel y en tambores, que cuando sólo se trabaja para conseguir un título sin importar nada más, generalmente no se logra y así aparece después la pregunta fatal: “¿Y ahora qué hacemos?”. Ese es el primer paso para las decisiones erradas, dos escalones antes del fracaso.

La estatua Eduardo Berizzo, la plaza Paulo Garcés, la Avenida Pablo Hernández, la fuente de soda Julio Barroso o el pasaje Pablo Calandria, pueden ser, pero es pasajero. Después vendrán otros y después más. Pero ahí deberá estar O’Higgins entendiendo que muchas veces hay que retroceder un paso para avanzar dos.

O’Higgins volverá a perder, tendrá caídas, seguramente jugará partidos horribles, llegarán algunos refuerzos que no resultarán, dejará ir torneos, quizás en otros momentos buceará lugares en el fondo de la tabla, sufrirá goleadas, tendrá directores técnicos a los cuales los forofos sacarán a gritos y aparecerá la mentada depresión post parto. Todo eso puede pasar y lo más probable es que en los próximos 58 años, sí ocurra en algún momento.

Lo fundamental es que no debe olvidar el camino que eligió para llegar a este lugar. Hoy cuando tanto importa el qué, llegar a cualquier costo, y ganar sólo por ganar, es cuando más hay que acordarse la ruta que se tomó, más cuando aparezcan los problemas. Porque así, es muy probable que los errores disminuyan y llegue mucho más que un título en los próximos 58 años.

Esa sí que es una verdadera Independencia.

1 comentario
  1. Rodrigo Felipe Sandoval Villanueva dice

    Excelente comentario. Viví 16 años en Rancagua y felicito a todos los jugadores e hinchas. Con mayor razón a los dirigentes, especialmente al señor Abumohor.
    Yo iba al estadio cuando todavía jugaba el aguerrido señor Acosta.

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