El mal llamado «conflicto mapuche»

GloriaDoy newengey iñche ta ñi mapuchengen, llafkandungungeli rume weñangkünlayaenew».

Para mi ser mapuche es tan poderoso, que no hay ofensa que me haga sentir mal.

Por Gloria Mujica Ascui (La Comunidad para el Desarrollo Humano)

La Historia suele ser escrita por los vencedores, -a su manera por supuesto-, adjudicándose el ser los salvadores del país y los libertadores de aquellos que han sido aplastados. Luego esta historia se transmite de generación en generación y nadie duda ni se cuestiona la veracidad de estas narraciones expresadas en libros y discursos que serán asimilados en las escuelas como verdades inamovibles.

Entonces cuando se habla del “conflicto mapuche” es porque ya se hace imposible invisibilizar la verdadera Historia, es decir, los acontecimientos tal y como ocurrieron en el proceso de formación de este territorio llamado Chile. Hace tan sólo 200 años de antigüedad, ya que antes de la independencia de la corona española (inicios de 1800), estas tierras correspondían al Gulu Mapu, una parte del Wallontumapu, espacio territorial que abarcaba desde el Pacífico por el poniente y el Atlántico por el oriente, y por el sur -desde la Isla Grande de Chiloé por algo más de 30 millones de hectáreas hasta el Río Limarí- por el norte, y al Puelmapu, la actual Argentina, pasando el Río Chubut y hasta Bahía Blanca, con 100 millones de hectáreas. El Inepiremapu (La Cordillera de la Costa) y el Piremapu (la Cordillera de los Andes), eje central del Wallontumapu y zona de los Mapuche Pehuenche, los cuales eran lugares de vivienda, tránsito e intercambio de productos alimenticios, textiles y ganado.

Los intentos de tergiversar los hechos acaecidos obligan a contar una historia fragmentada, -cuando no simplemente negada-, que ha hecho de Chile un país que niega a su propia madre, que no reconoce sus raíces, que vive adulando lo extranjero, las canicas de colores, la limosna, sin darse cuenta de la profunda riqueza de una cosmovisión equilibrada y en armonía con el entorno, con otros seres humanos y con el universo, cuyas costumbres y tradiciones estaban dotadas de sentido, donde la palabra dada no necesitaba de papeles para ser respetada, donde se extraía de la naturaleza sólo lo necesario para la subsistencia y la buena vida de su gente.

Están las evidencias de múltiples situaciones que demuestran como el mentado “conflicto” se desarrolló en todas las etapas vividas desde los comienzos de la república sin, esta vez, ahondar en la Historia que escribieron los súbditos de la corona española, que tergiversa lo suyo obviamente.

En 1825, o sea, a 15 años de la independencia de Chile, se vivió un encuentro Histórico, muy poco mencionado en los libros de historia de Chile. El Parlamento de Tapihue (zona de ajíes), el cual quedó consignado en un Documento de acuerdo entre el Estado Chileno y el Pueblo Mapuche. Sólo recordaremos en esta ocasión el Artículo 19: El chileno que pase a robar a la tierra y sea aprehendido, será castigado por el cacique bajo cuyo poder cayera. Así como lo será con arreglo a las leyes del país, el “natural” que se pillase.

Cabe señalar que este Tratado entre el Estado Chileno y el Pueblo Mapuche nunca fue abolido por ninguna de las partes.

Claro está que cuando el estado chileno crea por medio de la Ley de 1852 la provincia de Arauco, ya se estaba desatendiendo unilateralmente ese acuerdo anterior con el Pueblo Mapuche. Y cuando 10 años más tarde se incentiva la colonización de Lebu y otras zonas del entorno, las corridas de los cercos, el robo de ganado y el aprovechamiento de los mapuche, se acrecentaron de parte de los colonos.

Otra ley del estado de Chile, ésta del año 1866, mediante la cual se declaran tierras fiscales los territorios mapuche y se otorgan títulos de merced a estos luego de haber sido los ocupantes de toda la tierra, sienta el precedente para que luego se lleve a cabo la ocupación del Wallmapu a través del colonialismo militar comandado por Cornelio Saavedra y sus tropas en 1867 y 1868.

En 1910 se forma la Sociedad Caupolican, la sigue la Federación Araucana, en 1916. Incluso se logró formar la República Indígena en 1930-1931 que manifestaba que “…el Pueblo Araucano se gobierne a sí mismo y en que su progreso y cultura sea creado por el mismo…”

Tal vez se recuerde, por ser muy significativa, la masacre de Rankil, sector pewenche de Lonquimay y Alto Bío Bío, el 6 de julio de 1934, donde se asesinó a cerca de 500 personas, a manos de un regimiento de policías y militares enviados por el entonces presidente de Chile, Arturo Alessandri Palma. Esta fue la respuesta de ese gobierno cuando entre los meses de junio y julio hubo una rebelión de mapuche – pewenche. Los orígenes de la rebelión son múltiples según las diversas fuentes historiográficas. Por una parte, el masivo plan de Colonización impulsado por el Gobierno de Chile entre 1881-1914 que provocó la instalación de 15 mil colonos extranjeros y trajo como consecuencia la disminución drástica del territorio Mapuche y de su patrimonio en zonas pehuenche, wenteche, nagche, huilliche y lafkenche, los que presionados por el continuo despojo de tierras por parte del Estado de Chile, se convirtieron en empobrecidos agricultores como lo ocurrido en las zonas de Lonquimay y Alto Bio Bio.

Se podrían seguir enumerando o recordando partes del proceso vivido hasta conformar el Chile de hoy y las naciones que lo componen, aunque en esta ocasión sólo hemos querido traer a la memoria colectiva al menos algo de lo olvidado. Parece ser un tiempo propicio dado que desde hace decenios que ningún representante del Estado reconocía la existencia de una deuda histórica con la nación Mapuche y hoy lo escuchamos incluso por la TV. Puede que se esté entendiendo, finalmente, que mientras no se integre y se comprenda cómo ha sido nuestra historia común; mientras existan esas lagunas, mientras se siga desconociendo nuestro mestizaje y se niegue el reconocimiento de nuestros pueblos originarios, difícilmente se logrará una reconciliación nacional, que es el anhelo de nuestros pueblos.

Entonces, “el conflicto mapuche” no es tal, el verdadero conflicto es el no reconocimiento de las raíces de nuestros pueblos originarios; el no asumir que Chile es un país multicultural y multilingüe no ayuda a encontrar una salida verdadera y justa de reconciliación.

La salida del territorio de Temucuicui de las fuerzas policiales es una muestra de un gran logro, sin duda es un gran avance. La retirada de Carabineros del territorio de Temucuicui, significa un acontecimiento histórico y un triunfo de la resistencia, defensa, y del legítimo reclamo por la restitución de las tierras usurpadas y de la verdadera causa del pueblo mapuche, la que han desarrollado sus comunidades; porque no solamente se retira Carabineros sino también varios particulares quienes dejan a disposición las tierras por las que se ha luchado largamente.

La entrega de los títulos de dominio que recibieron las familias de la comunidad Marihuen, en Coronel, que los convierten en propietarios de las anheladas tierras ancestrales que por años lucharon por recuperar. La comunidad que estuvo a punto de ser desalojada en Coronel con amenazas constantes durante los últimos años y diversos hechos de tensión, logró, luego de diversas movilizaciones, la restitución de 75 hectáreas productivas que se traducen en tranquilidad y bienestar para las familias de este territorio en la denominada Región del Bio Bio.

Confiamos en las mejores intenciones que últimamente se están desplegando. Las declaraciones del Intendente Huenchumilla que se han visto respaldadas por sus acciones de mediación y acompañamiento, son señales que abren puertas hasta ahora cerradas y dan esperanzas de que se pueden dar respuestas diferentes, parlamentos que enfrenten con verdad a este conflicto, en realidad creado por la invasión española y fortalecido por el Estado chileno desde los inicios mismos de la República.

Mapuche mongen nierkefuy iñ futakecheyem.

Newen piwke nierkefuy ñi futake chachay, kusheke papay.

Kume rakizuam elungekefuy ta cherkey!

Fey mu ta mulerpakeyiñ inchiñ mapuche ñi choyün.

Nuestros ancestros tenían vida mapuche.

Corazón fuerte tenía mi gran abuelo, mi querida abuelita.

Buen conocimiento nos entregó nuestra gente!

Esto que tenemos es para nuestros hijos.

 

1 comentario
  1. WASHINGTON HERRERA dice

    Dña. Gloria su investigación sobre el pueblo Mapuche, da a luz lo ocurrido por siglos, de los pueblos originarios de esta parte de América, la historia se escribe de acuerdo a los intereses de quienes conquistaron estos territorios y la historia oficial esta semi oculta en los archivos históricos de quienes llegaron a descubrirla y después conquistarlas.
    La felicito por su pesquisa y darla a conocer, para el conocimiento de todos los que vivimos en este país, lo ocurrido tanto en la conquista y la pacificación de la Araucanía, tiene historias que conmueven, así dejo como testimonio Dn. Alonzo de Ercilla, con sus escritos y poema, sobre un pueblo que no se dejo dominar y mas tarde por historiadores y novelistas en que los colegios en la Republica, no la han dejado de ensalzar a lo largo de Chile, así los nombres de Caupolicán,Lautaro,Galvarino,ColoColo, Pelentaro ,Lentiur,Quilapan,Melin y otros, han quedado en la larga historia de estos pueblos originarios que eran los que Vivian en estas tierras al sur del continente americano y que los chilenos los recuerdan dejando su testimonio en ciudades y pueblos, dándole el nombre a sus Comunas, Barrios, Avenidas y calles.
    Como Chileno, cuanto deseo que alguna vez se logre el entendimiento, de que juntos podemos lograr el desarrollo entre todos los que vivimos en estas tierras, dejar este enfrentamiento que provoca angustia, temor, heridos y muertes y que estos pueblos se sientan integrados y respetados por lo que fueron ayer y hoy, que muchos han alcanzado su mejores niveles como profesionales, dando ejemplo de ser representante de sus etnias y chileno.
    Nuevamente la felicito por este art,que permite entender la tragedia de estos pueblos, mas allá del Bio-Bio.

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