La identidad de género va a la escuela

Adriana MuñozUrge aportar al clima de respeto y no discriminación que debiese imperar en las comunidades educativas hacia alumnos o alumnas transgénero.

Escribe Adriana Muñoz D´Albora, vicepresidenta del Senado

Días atrás, un noticiario de TV abierta presentó una historia de vida tan joven como contundente. Andy, que siempre se sintió niña, pudo, a sus cinco años, optar por desplegarse y vivir como niña aunque nació con genitalidad masculina. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud es esclarecedora al vincular la identidad de género con “la vivencia interna e individual tal como cada persona la experimenta profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”. En este sentido, Andy parece haber tenido claridad desde siempre. Dejar atrás un comprensible equívoco social fue posible gracias a una familia que supo verla, y a profesionales que supieron acompañar. Sin embargo, el camino abierto no está libre de dificultades: por empezar, la escuela a la que asistía la niña no aceptó el avance y debió abandonarla; a su vez, ella no tendrá, por ahora, el documento de identidad que le corresponde.

La necesidad de que los Estados consideren y regulen en sus legislaciones el derecho a respetar la identidad de género ha ganado terreno en la agenda internacional. Chile ha sido parte de un histórico adelanto en la materia, al liderar y aprobar en 2014 la presentación de la segunda resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género. Sin embargo, es imprescindible plasmar estos valiosos gestos en nuevas leyes y medidas que fortalezcan el cambio cultural de respeto a la diversidad. La llamada Ley Zamudio, vigente desde 2012, es el primer texto de rango legal en nuestro país que hace mención expresa a la identidad de género y a la necesidad de protección frente a la discriminación, marcando un hito en materias en las que nuestro país tiene mucha tarea por delante.

En este contexto, existe actualmente un proyecto de ley radicado en la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía del Senado, relativo al derecho a la identidad de género, que regula un procedimiento para rectificar la partida de nacimiento y el cambio de sexo y de nombre cuando estos no coincidan con la identidad de género de quien lo solicita.

Su aprobación permitiría contar con un marco normativo para reconocer y respetar el derecho a la identidad de género, sin embargo, el proyecto no contempla aún el derecho a la identidad de género de los niños, niñas y adolescentes. Cabe destacar que este está reconocido y garantizado en el artículo 8° de la Convención de los Derechos del Niño, por lo tanto, como Estado tenemos la obligación de hacernos cargo de esta temática.

El proyecto de ley mencionado, en actual tramitación en el Senado, es una excelente oportunidad en este sentido. Al mismo tiempo, dado que gran parte de la vida de niños, niñas y adolescentes transcurre en la escuela, urge aportar al clima de respeto y no discriminación que debiese imperar en las comunidades educativas hacia alumnos o alumnas transgénero. Este es, precisamente, el espíritu que impulsa el proyecto que modifica la ley General de Educación, para promover el respeto por la orientación sexual y la identidad de género de los niños, niñas y adolescentes en su comunidad educativa.

La aprobación de este proyecto, presentado recientemente por la diputada Denise Pascal Allende y que respaldo, permitiría a los establecimientos educacionales afrontar de mejor manera estas situaciones, entregando a los responsables una herramienta que facilite la integración del niño, niña o adolescente transexual en la comunidad educativa, con todas las implicancias sociales, emocionales y prácticas que ello conlleva.

En otras palabras, la materialización de este proyecto permitiría que Andy siga aprendiendo y jugando en su escuela, en lugar de verse obligada a abandonarla.

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