Choquehuanca en Arica y Antofagasta: miopía y torpeza del Gobierno Central

josehigueraLas dificultades levantadas por las autoridades locales, para que una delegación encabezada por el Canciller de Bolivia David Choquehuanca visitara el puerto de Arica, han puesto de manifiesto la ignorancia, el chauvinismo y la arrogancia prevaleciente en la opinión pública chilena, que impiden que muchos entiendan la realidad de la relación con el vecino país.

Por José Higuera (Londres)

 

Las objeciones de las autoridades portuarias de Arica no impidieron pero sí demoraron durante seis horas el inicio de la visita, que finalmente se concretó en medio de un clima de malestar y tensión en que Choquehuanca y su delegación, que incluía un número importante de representantes de los principales medios de comunicación de su país, quedaron una vez más perfilados como víctimas de los altaneros chilenos.

La actitud de las autoridades ariqueñas contrasta con aquella adoptada por la alcaldesa de Antofagasta, Karen Rojo, quien, haciendo gala de tino e inteligencia, se jugó para que la visita de la delegación boliviana al recinto portuario de su ciudad se desarrollara sin contratiempos, sin más condiciones que aquellas que se aplican a cualquier visitante y que tienen relación con la seguridad de las personas.

Claro que eso no evitó que la visita al puerto antofagastino empezara con algún retraso, derivado de que la delegación del Canciller Choquehuanca no había enviado oportunamente los datos de las personas que la integraban. Es es algo muy extraño porque, de acuerdo a la experiencia de quien escribe en nuestra América y en Europa, esa información -usualmente nombre completo, número de cédula o pasaporte, fecha y lugar de nacimiento- es siempre requerida con anticipación cuando se trata de ingresar a recintos donde la seguridad es importante.

La alcaldesa Rojo sabía que estas situaciones son observadas con interés, no sólo desde Bolivia sino también desde otras naciones de la región, y que el gobierno que encabeza el Presidente Evo Morales sabe generar y explotar muy bien, en la perspectiva mediática, toda situación en que sus representantes aparecen como vejados u ofendidos por los chilenos.

Pero con inteligencia, Karen Rojo no sólo facilitó la visita sino que también aprovecho para plantear temas de Antofagasta que tienen relación con Bolivia, como son los depósitos de plomo proveniente del vecino país, que tendrían una alta incidencia en un número de problemas de salud experimentados por los habitantes de áreas cercanas a ellos.

En virtud de clausulas inicialmente incluidas en el Tratado de Tregua subscrito en 1884, al término de la Guerra del Pacífico, las que fueron luego confirmadas y ampliadas en el Tratado de Paz y Amistad formalizado en 1904, donde el vecino país debió ceder todo su litoral como compensación, Chile adquirió el compromiso de dar facilidades especiales a Bolivia en Arica y Antofagasta para la entrada, almacenamiento y salida de productos destinados o prevenientes de ese país.

De ahí que las autoridades bolivianas tienen todo el derecho a inspeccionar las instalaciones correspondientes en los puertos mencionados, para ver como las autoridades chilenas están dando cumplimiento a los compromisos establecidos en los tratados.

Lamentablemente, el gobierno del Presidente Evo Morales no se ha diferenciado de sus predecesores, optando también por atribuir a la mediterraneidad todos los problemas de subdesarrollo económico e inequidad social de Bolivia, a pesar de que no sólo Chile sino también Perú y Argentina han puesto un trato portuario especial a disposición de ese país.

En esa óptica, Morales y su gobierno explotan toda situación que les permita cuestionar el status quo marítimo, en apoyo de una tesis moralista, que no tiene soporte jurídico y que ha sido llevada a la Corte Internacional de La Haya, que propone que Bolivia tendría derecho a recuperar una salida soberana al mar.

De ahí que no se entiende el porqué, sabiendo que Choquehuanca encabezaría una visita a los puertos de Arica y Antofagasta, las autoridades de nuestros ministerios de RREE e Interior no tomaron medidas para que dicha visita se desarrollara bien, sin contratiempos, sin tensiones y sin dejar una mala imagen de Chile frente a audiencias de otros países. Los encargados de los ministerios mencionados tienen mucho que aprender de la alcaldesa Karen Rojo.

Afortunadamente, la explotación mediática de episodios como este de Arica no harán que la presentación de Bolivia ante la C. I. de La Haya tenga mayor merito. Pero eso no disminuye la gravedad que implica el mal manejo de estas situaciones por parte de nuestras autoridades y en especial del Ministerio de RR.EE. Dichas falencias incluyen no explicar a la ciudadanía la real naturaleza del problema, lo que ha resultado en que los medios sociales estén llenos de mensajes de chilenos que, expresándolo en un lenguaje entre chauvinista y ofensivo, creen muy erróneamente que la visita de Choquehuanca debió ser impedida.

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