No+AFP pone en jaque a la clase política y al Gobierno

La derecha y el empresariado nacional en este debate, dan una vez más muestras de defensa a toda costa de un sistema económico que está en decadencia, al no comprender que hay que hacer reformas profundas para poner a Chile de acuerdo a los estándares de economías y sociedades avanzadas.

Por Jaime Ensignia*

La primera manifestación del movimiento NO+AFP de este año 2017, año de elección presidencial y parlamentaria fue multitudinaria, de carácter familiar y especialmente, pacífica. Padres e hijos demostrando con jóvenes, estudiantes, con personas de edad intermedia y, por supuesto, con los que están sufriendo las miserables pensiones, los jubilad@s de las AFP.

Esta convocatoria para manifestar su total descontento contra el actual sistema de pensiones logró sacar a la calle, el domingo 26 de marzo, a unas 700 mil personas en la Región Metropolitana y, según los organizadores, a más de dos millones de personas en todo Chile. Ésta, la cuarta manifestación convocada por el movimiento NO+AFP se suma a las otras tres llevadas a cabo desde mediados del año pasado.

Ya lo hemos mencionado en artículos anteriores, estas manifestaciones no surgen de la nada, son resultado de un largo proceso larvado que Chile lleva en sus entrañas desde el retorno a la democracia. Habría que constatar que todos los programas de gobierno de la Concertación, y en este caso, de la Nueva Mayoría con mayor o menor convicción se abogó por realizar cambios profundos en torno a las reformas estructurales llevadas a cabo bajo la dictadura cívico militar. Estamos refiriéndonos al ámbito de las pensiones; del sistema de salud; en las relaciones laborales; en el sistema educacional, y en el necesario cambio de la Constitución pinochetista. Al no enfrentar decididamente estas reformas, existe la convicción, que los gobiernos democráticos de turno a partir de 1990 hasta ahora, más que reformar han administrado el modelo socioeconómico heredado de la dictadura. Por cierto, se han realizado transformaciones importantes que han modernizado el país, pero en algunas de estas reformas se observan cambios cosméticos, de forma y en algunos casos, cambios que han fortalecido aún más el modelo económico neo liberal. Las reformas esperadas y necesarias para un Chile moderno, han sido relegadas en el tiempo.

Como es por todos conocidos, en mayo de 1981, el entonces Ministro del Trabajo y Previsión Social, José Piñera, el mismo ministro que en 1979 cercenaba los derechos de trabajadores y trabajadoras con el Plan Laboral, anunciaba la puesta en marcha de un nuevo sistema de pensiones. Sistema de jubilación nunca visto en el planeta, que entre sus publicitadas bondades se comprometía a que la tasa de retorno bordearía el 100% del último salario al momento de jubilarse. El decreto ley 3.500 establecía un sistema de pensiones obligatorio, basado en la capitalización individual de los cotizantes, que exigía tan solo un 10% de cotización por trabajador y con administración privada.

En el transcurso de estas dos décadas y media, el lobby de estas administradoras ha sido tan fuerte como para condicionar a los diferentes gobiernos de la Concertación a promulgar leyes que beneficiaron los intereses de la industria previsional por sobre los derechos sociales de trabajador@s afiliados.

En concreto, el poder de las AFP hoy en día está expresado en lo siguiente: existen 10.109.250 afiliados, de los cuales 5.177. 277 cotizan mensualmente el 10% de sus ingresos. Los fondos que administran las AFP al 2016 se elevan a USD 167.836 millones, lo que equivale, aproximadamente, a dos tercios del PIB de Chile. No obstante, el sistema pagaba en junio pasado 1.171.260 pensiones con un monto promedio autofinanciado de $211.229 (1), monto muy insuficiente para el elevado costo de vida del país.

Los datos expuestos, el poder político y económico incontrarrestable de las AFP; el total fracaso de éstas; el contraste con las exuberantes pensiones de Gendarmería, Fuerzas Armadas y Carabineros, el accionar del sistema financiero con sus grandes ganancias, las colusiones de precios en los medicamentos, en los alimentos, en el cartel del papel higiénico, entre otros, nos permiten comprender el nivel de masividad que provocan las convocatorias de este movimiento anti AFP. En este escenario descrito, no deberíamos sorprendernos de la ira colectiva –no sólo de jubilad@s- sino de la ciudadanía en general, que también hace presente su malestar latente en contra de un abuso generalizado por parte del empresariado nacional, del sistema financiero y de la total indefensión que la ciudadanía se encuentra por parte del Estado.

La masividad de la primera marcha (julio 2016) de NO+AFP, fue una campanada de atención al gobierno, y a la clase política tanto oficialista como opositora. El gobierno reacciona a través de una cadena nacional de la presidenta Bachelet frente al tema de las pensiones, pese a que hasta ese momento no le había entregado la importancia y la urgencia que requería. Los puntos centrales de la propuesta del ejecutivo se pueden resumir en los siguientes: 1) Aumentar la cotización en 5 puntos a cargo del empleador en un plazo de 10 años que vaya a un Pilar de Ahorro Colectivo; 2) Mantener y fortalecer el Pilar Solidario de invalidez y vejez; 3) Mantener la cotización individual del 10% en las AFP; 4) Devolver al cotizante las comisiones cobradas por la AFP cuando tiene rentabilidades negativas; 5) Incorporar a representantes elegidos de los cotizantes en las AFP y de las compañías que invierten los recursos; 6) Modificar la comisiones ocultas que cobran las AFP al afiliado; 7) Promover mayor competencia con licitación de carteras de afiliados; 8) Crear la AFP Estatal que sea alternativa pública; 9) Revisar los otros sistemas de previsión para evitar distorsiones; 10) Cambiar parámetros que se usan para estimar las pensiones; 11) Incorporar a los independientes gradualmente; 12) Usar una sola tabla de mortalidad para hombres y mujeres (2).

Corolario

El sistema de AFP ha fracasado como sistema de pensiones, en esto hay cada vez más un consenso mayoritario. De tener preservarse las AFP por la importancia que tienen en la política económica del país (dos tercios del PIB), deberían transformarse gradualmente hacia un seguro privado de ahorro adicional a las pensiones, optativo para quienes puedan asumirlo.

La derecha y el empresariado nacional en este debate, dan una vez más muestras de defensa a toda costa de un sistema económico que está en decadencia, al no comprender que hay que hacer reformas profundas para poner a Chile de acuerdo a los estándares de economías y sociedades avanzadas. Las reformas planteadas por el actual gobierno, más allá de su deficiente gestión, no son parte del asalto al Palacio de Invierno, ni de un trasnochado regreso al estatismo, son reformas absolutamente necesarias para modernizar el país en los marcos del sistema capitalista, pero, de un sistema capitalista maduro.   

En el debate sobre el tema previsional, una de las propuestas más plausibles de quienes no están tan sólo por maquillar el actual sistema de AFP, pasa por la concreción de un sistema mixto. Esta propuesta, está condensada en la propuesta B de la Comisión Bravo e implica la creación de un pilar de reparto paralelo al actual sistema de capitalización individual (3). Otro hito importante en este debate previsional, es la propuesta del movimiento NO+AFP condensada en el documento “Nuevo Sistema de Pensiones para Chile”, entregado a las autoridades de gobierno y a la presidenta Bachelet a fines del 2016(4). La reforma del sistema previsional chileno ha copado el interés de la ciudadanía en un año particularmente sensible, el año de la elección presidencial y parlamentaria y éste, será uno de los principales tópicos de análisis y controversia en la contienda electoral de noviembre de 2017.

El movimiento NO+AFP, sin lugar a dudas, a puesto en jaque a las autoridades de gobierno, las cuales entre sí se contradicen, como la reciente descalificación del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés hacia la del Trabajo, Alejandra Krauss, precisamente sobre el tema de las pensiones. En esta disputa, se reflejan las dos almas del actual gobierno, Hacienda defendiendo de una u otra manera una política muy cercana a los intereses empresariales e impidiendo todo tipo de reformas más estructurales y el ministerio del trabajo con una postura más cercana a las propuestas de la sociedad civil.

Los partidos políticos y los comandos presidenciales se han visto interpelados por el movimiento anti AFP, y en los hechos su respuesta es tardía y confusa. Finalmente, es difícil de entender que no hayan vínculos políticos entre este masivo movimiento social y la clase política, particularmente con los comandos de los pre candidatos presidenciables. Los candidat@s que queden en la papeleta presidencial de noviembre próximo tendrán, quiéranlo o no, que tomar posición sobre las propuestas de este movimiento NO+AFP.

Notas-.   

1-. Ver: Pamela Jimeno: Los seis puntos clave de la propuesta de pensiones que trabaja el gobierno, en www.latercera.cl , 21 de agosto de 2026, pág.4. Al respecto ver también: Marco Kremerman: Diez razones para sumarse a la marcha NO+AFP, www.elmostrador.cl , 24 de marzo, 2017.

2-. Ver el detalle de las propuesta del gobierno en: Presidenta plantea alza a 15% en cotización para crear pilar de ahorro colectivo solidario, en:  www.latercera.cl , miércoles 10 de agosto de 2016, pág. 2 y 3. Ver: Bachelet llama a acuerdo nacional para hacer profundos cambios al sistema de pensiones en www.df.cl , miércoles 10 de agosto 2016 y, ver: El corazón de las propuestas de pensiones del gobierno en www.elsiglo.cl, 19 de agosto de 2016, pág. 10 y 11.

3-. Ver: Entrevista con uno de los ideólogos de la propuesta B de la Comisión Bravo. Christian Larraín y reformas en pensiones: “Este gobierno no tiene la fuerza para hacer algo de esa envergadura, www.pulso.cl , pág. 12, 27 de julio de 2016.

4-. Ver Coordinadora Nacional de Trabajadores NO+AFP: Nuevo Sistema de Pensiones para Chile, en Editorial Aún Creemos en los Sueños, publicación de la edición chilena de Le Monde Diplomatique, marzo, 2017.

*Sociólogo, Dr. en Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Libre de Berlín, ex director socio político de la Fundación Friedrich Ebert en Chile. Actual director del Programa Internacional y de Relaciones Laborales de la Fundación Chile 21. Colaborador del Barómetro de Política y Equidad, especialista en política internacional y de relaciones laborales. Autor de numerosos artículos y libros.

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