Nervios a flor de piel en el Partido Conservador liderado por Teresa May

Cambridge (Reindo Unido), 28 may (Sputnik). – La estimación de voto otorga un 43 por ciento a los conservadores y un 38 por ciento a los laboristas marcando así una distancia de solo 5 puntos entre ambos, según los últimos datos del instituto demoscópico YouGov.

Por Montserrat Guibernau

El mensaje es claro, el voto a Theresa May retrocede 24 puntos desde que convocó elecciones el 18 de abril. Algunos expertos han llegado a vaticinar la posibilidad de que los ‘tories’ arrebaten hasta 56 escaños a los laboristas, situándoles en una mayoría de hasta 200 que conseguirían con el apoyo del aparente colapso de Ukip.

Las perspectivas de una mayoría absoluta de los conservadores palidecen y generan alarma; la anunciada «barrida conservadora» promovida por la primera ministra se tambalea. Si bien es cierto que la posibilidad de una mayoría conservadora sigue sobre la mesa, cabe reconocer que el avance laborista se consolida y el partido puede conseguir mejores resultados que en las legislativas de 2015, entonces bajo el liderazgo de Ed Miliband.

La seguridad de un resultado que, hasta el momento, parecía favorecer un claro dominio conservador, pierde irónicamente peso por el «Manifiesto». El programa afecta directamente a los pensionistas al incrementar la cantidad que deberán pagar quiénes necesiten y deseen recibir asistencia en su propio domicilio. Solamente podrán disponer de un máximo de 100.000 libras para su uso privado; el resto se utilizará para cubrir los gastos de cuidado y manutención que puedan necesitar. La revuelta de los pensionistas está servida y con razón.

Las filtraciones indican que las nuevas políticas de los conservadores han provocado una pérdida por encima de cinco puntos en los últimos días. Si bien es cierto que, por un lado, el Manifiesto incluye recortes en sanidad y salud, por otro, intenta mitigar rápidamente la imagen de un gobierno que genera críticas, esta vez al hacer pública su voluntad de eliminar la consolidada tradición de facilitar una comida caliente al día para escolares que lo deseen; es una opción de contenido simbólico –pero también efectivo– de la cual se benefician 900.000 niños.

La decisión del Gobierno de recortar prestaciones sociales afecta directamente a los pensionistas y también a los más vulnerables dentro de la sociedad; que ya han iniciado acciones de protesta.

Así pues, mientras por un lado el voto de protesta a las políticas de May asciende, por otro, Jeremy Corbyn ha demostrado sus dotes de persuasión y sus «tablas», al presentar una imagen renovada del laborismo anclada en el respaldo a la ciudadanía.

Si Corbyn mantiene su carisma y el respaldo de la ciudadanía, el resultado electoral puede ser imprevisible y no debemos despreciar la posibilidad de una mayoría laborista. La ciudadanía está cansada, la incertidumbre generada por el Brexit va más allá de lo que muchos habían imaginado y sus consecuencias empiezan a tomar cuerpo. Cae la libra esterlina, la Seguridad Social está al punto del colapso, las crisis son constantes y la desigualdad se acentúa mas allá de lo que debiera.

Las dificultades son enormes y el mensaje conservador se reduce a que no cunda el pánico. May necesita el respaldo sincero de los suyos, el carisma que no se convierte en obligación, la confianza que perdura y la seguridad de sus ministros.

En las próximas horas asistiremos al «tour de force» entre Corbyn y May. En esta ocasión el debate electoral entre los dos candidatos determinará en gran manera el resultado final –si no surgen imprevistos como la tragedia que acaba de vivir la ciudad de Mánchester.

Está en juego un resultado que ha contribuido de forma espectacular al incremento del voto a favor de Corbyn –que se presenta con un programa claramente inspirado en el socialismo tradicional que algunos, en su propio partido, rechazan por anticuado. Su decisión de apelar a los valores del laborismo tradicional responde en cierta manera al intento de movilizar un electorado que generalmente no se molesta en participar en elecciones.

Recordemos que en Reino Unido la participación suele ser muy baja, alrededor del 30%, excepto en elecciones consideradas especiales, como por ejemplo la eventual celebración de un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia cuando Gran Bretaña abandone la Unión Europea en la primavera de 2019.

En esta ocasión será imposible eludir el recuerdo de aquellos que han perdido la vida en la tragedia de Mánchester. (Sputnik)

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