Atornillando al revés

Blanca Lewin

Blanca Lewin

Actriz

Nunca antes frente a unas elecciones presidenciales me había sentido tan desinteresada como ahora. Los resultados de la encuesta CEP ni los leí. Con suerte miré un par de titulares, y otro par de columnas de opinión con los más diversos análisis de aquellos resultados. Y no es que no me preocupe quién gobernará al país. Creo que gradualmente, desde que tengo derecho a voto, me he ido sintiendo menos identificada con quienes se concursan La Moneda. Pero sobre todo ahora, no le creo a ninguno.

Soy de esa generación que antiguamente se llamó la de los “no estoy ni ahí”, y a mí me daba rabia, porque yo no era así. Creía absolutamente en la participación, me interesaba la política, me importaban los temas que afectaban al mundo más allá de mi metro cuadrado. Y el hecho de que ahora me sienta tan ajena no significa que me dé lo mismo, todo lo contrario: me parece que estamos frente a un escenario aterrador.

Nunca me ha importado demasiado el fútbol, hoy cada vez menos. Claro, me alegra que la Selección Chilena tenga un pié y medio adentro del torneo mundial, pero no he visto ni un solo partido y tengo que hacer un esfuerzo para recordar en qué país se desarrollará el ansiado evento. El otro día leí la historia de superación de Alexis Sánchez, y con ella me enteré de su existencia. No sabía tampoco que hacía comerciales de cuatro marcas porque, ya lo he dicho antes, no tengo tele.

Ni hablar del tópico de conversación TOP del momento. Dónde está Elisa. También me quedo afuera. Lo más cercano a participar de una conversación fue un día que alguien abrió un foro en el que uno tenía que escribir “Preguntas de TV” del tipo “Dónde está Elisa”, “Quién mató a Patricia”, “Quién se robó el diamante” (de los Hermanos Coraje). Claro, cuando chica vi tele y recordé varias frases. Hasta hace poco me enteraba de todo eso leyendo los diarios, que no hacen otra cosa que hablar de la tele. Pero es tal la cantidad de pseudo noticias de gente que no sé quiénes son, que salen en programas que no sabía que existían o ni sé de qué se tratan, que ahora leo una o dos noticias que me llaman la atención y el resto sencillamente me lo salto.

Me he vuelto de alguna manera un ser antisocial, nada más que por no compartir estas cosas. Puedo intentar hablar de las películas que veo, de los libros que leo, de la obra de teatro que vi este mes, de las aplicaciones de Facebook a las que he sucumbido y que me avergüenzan últimamente y de las noticias que me he enterado por Twitter. Pero estos tópicos no son muy “trendy” como dirían los periodistas onderos (de “tendencia”) entre la gente normal, y me vuelvo a quedar sin tema al cabo de un par de minutos. ¡Pero yo me encuentro de lo más normal!

Me encantaría saber dónde está la gente que tiene todas estas cosas en común. Tal vez son todos unos lateros, amargados, ariscos, como yo me siento en este momento después de leer estos párrafos que he escrito del tipo “No me gusta”/ “No me importa”. Así es bien difícil que nos encontremos entre nosotros mismos, y podemos andar sintiéndonos especiales por la vida cuando en realidad no somos más que un puñado de tontos graves. Pero no me diga que usted no disfruta, a veces, del placer de llevar la contra en todo.

2 Comentarios
  1. Andrés dice

    Grande Blanca!!!

  2. El Periodista dice

    Muy buena columna.

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