Suicidio neoliberalista o revolución

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Escribe Elicura Chihuailaf

“Ven, conmigo ven / vamos por ancho camino / Nacerá un nuevo destino”, cantó ese extraordinario cantor que es Víctor Jara. Decir que su canto es la revelación del misterio de la vida ante el que en cada instante hemos de inclinarnos agradecidos, es nada. Cómo encontrar las palabras justas, profundas, para expresar el sentimiento respecto del fundamental tramo de vida que nos alumbró ese hombre de origen campesino que por su constante lectura de la Naturaleza fue adelantado en la conciencia de ser chileno como lo fueron Mistral, Neruda, De Rokha, Violeta Parra. Lo reitero, aún a riesgo de que la reiteración sea considerada majadería por aquellos(as) a quienes la palabra identidad / almidad les parezca incómoda o poco elegante, pues cuestiona la supuesta europidad –de “cabeza negra”, ¡impensada!– chilena.

Por eso Nicanor Parra, sigue diciendo: “Por el exceso de trabajo, a veces / veo formas extrañas en el aire, / Oigo carreras locas / conversaciones criminales / Y todo ¡para qué! / Para ganar un pan imperdonable / Duro como la cara del burgués / Y con olor y con sabor a sangre. / ¡Para qué hemos nacido como hombres / Si nos dan una muerte de animales!”.  Eso para los que aún tienen trabajo. Y nosotros, recordando a Kolo Kolo, Kallfvlikan, Leftraru, Kallfvkura, Luciano Cruz, Miguel Enríquez, Alejandro Ankao, Muriel Dockendorf, Salvador Allende, debiéramos decir, de una buena vez: ¡basta!, y “echarnos a andar” como dijeran Fidel y el Che, y atrevernos a enarbolar la palabra Sueño, la palabra Revolución. Caso contrario, me dice un amigo, tendríamos que optar por un otro camino: “el suicidio honorable”.

No se denigra el guardián de turno del capitalismo, como ahora el comerciante Piñera, cuando resguarda a las constructoras que no cumplen con la calidad de las mediaguas; o cuando inaugura un consultorio inyectando a un paciente que quizá –quién sabe– querrá contar a sus nietos (as) de su “privilegio”. ¿Qué opinó entonces el colegio de enfermeras (os)?  Colegios profesionales siempre tan prestos a denunciar el ejercicio ilegal de sus profesiones. En algún tiempo más inaugurará el hospital de Talca, ¿con una cirugía realizada por sus propias manos? Recuerdo que hace hartas décadas en Chile se hablaba despectivamente de los países “bananeros”, con la misma desfachatez con la que se dice hoy peruanos o ecuatorianos o haitianos, etc. Otro amigo me dice: “Es que ya no se ve la banana, se habla desde ella”.

¿Y el otoño? ¿Y la poesía?, me preguntarán Ustedes. “La poesía es el hondo susurro de los asesinados / el rumor de hojas en el otoño”, le seguiré diciendo. ¿Qué más?, cuando me dicen que “En los próximos meses, presenciaremos el desarrollo de un caso inédito en Chile. El enjuiciamiento de 19 comuneros mapuche donde, la fiscal Regional del Bío Bío Ximena Hassi Thumala, intentará demostrar la participación en diversos delitos bajo la figura de asociación ilícita terrorista, hechos ocurridos en octubre de 2008 en Puerto Choque, cerca de Tirúa, donde un grupo mapuche ofreció resistencia a las incursiones de fuerzas especiales encabezadas por el fiscal Mario Elgueta, y en donde afortunadamente no hubo víctimas que lamentar. La mayoría de los fundamentos de la acusación se basa en declaraciones de más de 100 funcionarios de carabineros y de PDI y una treintena de testigos sin rostro.

La novedad es que las penas que pidió la fiscalía para este grupo van desde 102 años para uno, 70, 60, 45 y 30 años para otros. Para demostrar la culpabilidad de los imputados presentará 36 testigos sin rostro y 198 testigos presenciales, de ellos más de 100 son funcionarios policiales.

Hay que decir que ni en tiempos de dictadura la justicia presentó tamaña maquinaria judicial para condenar a sus opositores. Lo que demuestra la ansiedad de la fiscalía por obtener condenas ejemplificadoras que desincentiven la movilización que por años lleva adelante el pueblo mapuche tras sus demandas territoriales, ansiedad provocada por la presión que se ejerce desde el poder económico de la región con el respaldo del poder político central.

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