Alemania: la larga marcha del SPD hacia la Gran Coalición

Existe un famoso refrán que señala “Más vale ser cabeza de ratón que cola de león”. El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), al parecer, decidió ser lo último tras conocerse su inclinación por él Si a la Gran Coalición en este proceso que involucró a más de 463 mil miembros de este partido.

Por Jaime Ensignia*

El presidente interino del Olaf Scholz, actual alcalde de la ciudad de Hamburgo y, probablemente futuro Ministro de Finanzas de la Canciller Merkel, daba a conocer los resultados de esta consulta de este domingo, 4 de marzo fueron los siguientes:

1-. Una participación electoral de un 78,39% de los 463.000 miembros;

2-. El 66,02% de los miembros del partido, es decir 239.604 militantes se decidieron por el Sí a la Groko y;

3-. El 33,98%, es decir 123.339 militantes votaron por no participar en esta alianza con la CDU-CSU.

El debate, de Si o No  a la Groko fue apasionado, vibrante e intenso en las bases del SPD superando tanto en la calidad de la discusión, como en la participación electoral la votación del 2013, en la cual las bases socialdemócratas también fueron consultadas para dar su opinión sobre la conformación de una alianza con la Canciller Merkel.

Con esta decisión del SPD -integrar la gran coalición-, Europa vuelve a respirar tranquilamente. Por cuanto, Berlín y Bruselas podrán pensar más mancomunadamente las perspectivas y los desafíos planteados para la Unión Europea. Macrón y Merkel, es decir el eje franco-alemán, estarán en condiciones de reformar y renovar una Europa que debe competir a nivel mundial con los EEUU de Donald Trump y una China que emerge como la gran potencia económica y política del siglo XXI.

Repercusiones políticas de la última elección general

Con esta votación a favor del Sí a la coalición quedará para los anales de la historia reciente de la política alemana, la decisión del renunciado presidente del SPD, Martin Schulz –explicitada la misma noche de las elecciones generales del 24 de septiembre del pasado año- de dar por desahuciada la Groko, que su partido y los partidos conservadores de la Canciller Merkel había gobernado 8 de los 12 años últimos. Schulz, en esa negra noche para el SPD, en que el partido lograba un magro 20,5% electoral -una de las peores votaciones de los socialdemócratas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial- señalaba vehementemente en la Casa de Willy Brandt, sede central del partido, que el SPD a partir de ese instante sería de oposición en el Parlamento Alemán y, que él nunca sería parte de un gobierno dirigido por Merkel (1).

Luego del resultado electoral del pasado septiembre, y en la búsqueda de formar gobierno, la Canciller Merkel inició conversaciones con los liberales (FDP) y el Partido de los Verdes, en lo que se denomina en el léxico político alemán la coalición “Jamaica”, esto por los colores que identifican a estos partidos. Las tratativas no dan el resultado esperado debido las profundas divergencias entre liberales, social cristianos y ecologistas. Ante este primer fracaso de Merkel e intentando evitar nuevas elecciones inició los acercamientos con el SPD siguiendo el llamado a conformar gobierno del presidente de Alemania, el socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier.

Los meses más oscuros para el SPD

Pese a la decisión del entonces líder socialdemócrata, Martín Schulz de haber dado por fenecida la Groko, en el Congreso Federal del SPD, realizado en Berlín entre el 7 y 10 de diciembre de 2017, Schulz es mandatado por los delegados asistentes para iniciar las conversaciones con la Canciller Merkel con el objetivo de reeditar la gran coalición. Paralelamente el Congresos Federal reelige a Schulz como presidente del SPD con el 81.9%.

Habría que señalar, que el ala izquierda del SPD y la juventud socialdemócrata (Jusos) estuvieron desde un principio en una abierta oposición a ser parte nuevamente esta coalición con la CDU-CSU, argumentando que debido a las experiencias anteriores de Groko, 2005-2009 y 2013-2017, el SPD quedó como el partido segundón de esta alianza, perdiendo fuertemente su fisonomía política y su poder electoral. En un artículo anterior, señalábamos que la permanencia del SPD en los gobiernos de coalición le reportaron fuertes costos políticos electorales, los cuales se vieron reflejados dramáticamente en esta última elección. El SPD ha bajado su votación desde el 38% en el 2002 al 20,8% en el 2017 y ha perdido más de 10 millones de votos en este intertanto (2).

Las conversaciones y los acercamientos con la Canciller Merkel se inician y dan los primeros frutos a través de un documento de preacuerdo programático para una nueva gran coalición. La instancia para ratificar este preacuerdo e iniciar negociaciones más concluyentes fue el Congreso Extraordinario realizado 21 de enero del presente año. En el Centro Mundial de Convenciones de Bonn, la antigua capital de Alemania Federal, los delegados y delegadas de la socialdemocracia alemana votaron a favor con un 56,% (362 votos) en contra de un 44% (279 votos) por la alternativa de constituir gobierno con la CDU-CSU liderada por la Canciller Ángela Merkel.

Con esta resolución congresal, los equipos político-programáticos partidarios (CDU.CSU y SPD) se reúnen y en maratónicas sesiones evacúan su trabajo. El 7 de febrero dan a conocer el Programa de Gobierno cuyo título es “Un nuevo comienzo para Europa, una nueva dinámica para Alemania y mayor cohesión para nuestro país”. Este extenso documento de 177 páginas está divido en 14 capítulos y condensa la ruta a seguir para los próximos 4 años de gobierno.

Junto con dar conocer este acuerdo programático, también se definen los cupos ministeriales para los respectivos partidos. En la negociación por parte del SPD, este partido logra para sí, tres importantes ministerios de seis que les corresponden: el de Hacienda, el de Relaciones Exteriores y el de Trabajo y Familia. Con estos resultados en la negociación, el SPD inicia un proceso digno de valoración: somete el programa de gobierno y lo alcanzado en cuotas y calidad de ministerios a la consideración de la membresía partidaria, y es así que se dan un tiempo de aproximadas tres semanas para que los militantes inscritos, esos 463.000 voten por el sí o el no, a la Groko. Todo este proceso descrito ha tenido profundas consecuencias para el SPD, que se han traducido en serias desavenencias políticas provocando una renuncia de marca mayor, la del cargo de presidente del partido por parte de Martín Schulz. Él, el que precisamente un año atrás, en el congreso partidario de marzo de 2017 había sido elegido por el 100% de los congresales del partido y se presentaba como una real alternativa a suceder a la Canciller Merkel, reelecto en el Congreso Federal con el 81,9% de los delegados, daba un paso al costado como producto de sus errores y de las profundas divergencias con los barones históricos del SPD, en particular con Sigmar Gabriel, actual Ministro de Relaciones Exteriores y ex presidente del SPD.

Corolario

1-. Paradojas de la reciente historia política alemana, a cinco meses y medio de las elecciones generales, el SPD se dispone a ser gobierno, cuestión que un principio no deseaba y más bien se aprestaba a ser oposición a la Canciller Merkel. En este largo proceso, el SPD ha transitado por un complejo y desafiante camino, el cual lo puede llevarlo a lo que está sucediendo con otros partidos socialdemócratas y socialistas europeos, a decir, ser un partido político intrascendente en la política alemana, alejado de las grandes reivindicaciones y pulsiones de la sociedad germana y europea.

2-. Según analistas políticos, el SPD es un partido fracturado, en donde un tercio de esta organización ha manifestado su inconformidad con la actual dirección partidaria. Esta oposición interna que busca una renovación partidaria, en lo ideológico, en lo programático y también en lo orgánico clama por caras nuevas en el partido. Su líder es  el presidente de los jóvenes socialistas alemanes, Kevin Kühnert, cuya impronta ha sido denominada como “la revolución de los enanos”. Kühnert ha señalado, que estarán muy pendientes y fiscalizadores del accionar del partido en esta Groko, insistiendo en la renovación partidaria y en el cumplimiento de las políticas más progresistas del Programa de Gobierno, oponiéndose a las políticas regresivas y conservadoras que intentaran llevar adelante los otros socios de esa coalición, en especial, los conservadores de la Unión Social Cristiana, sobre todo en el tema migratorio.

3-. El SPD tendrá una chance de poder ser un partido neurálgico de la política alemana si realmente utiliza estos cuatro años, o lo años que se mantenga en el gobierno, para hacer un profundo proceso de renovación política e ideológica, dejando atrás la opción que en algún momento asumió, la política de la 3ra vía, o del social liberalismo, política que impregno las decisiones de la cúpula partidaria  por más de una década.

4-. Finalmente, en esta larga marcha para constituir gobierno, la redactora jefe de la Deutsche Welle (DE), el informativo alemán, señala acertadamente lo siguiente: “El SPD y la CDU, deben encontrar ahora la manera de, a pesar del acuerdo de gobierno, ser capaces de expresar sus diferencias. Sólo perfiles políticos bien definidos y diferenciales podrán detener la deriva de votantes hacia los extremos” (3). De seguir esta ruta, ambos partidos y el sistema político alemán podrán ponerse a resguardo de la irrupción del ultranacionalismo en esta nación, representada por el Partido Alternativa para Alemania (AfD).

Notas

1-. Ver: Revista Panorámica Latinoamericana: Alemania: resultados con grado de sismo o terremoto político, https: /www.panoramical.eu/birregional/alemania-resultados-grado-sismo-terremoto-politico, 2 de octubre 2017.  

2-. Ver: ¿Ingobernabilidad en Alemania?: el laberinto del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), https:/ www.panoramical.eu/birregional/ingobernabilidad-alemania-laberinto-del-partido-socialdemocrata-aleman-spd, 21 diciembre 2017. 

3-. Ver: Opinión: ¡Adelante! Pero no como hasta ahora. Informativo DW, 5 de marzo de 2018.

*sociólogo, Dr. en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Libre de Berlín. Fue director sociopolítico de la Fundación Friedrich Ebert en Chile (1994-2014). Director del Área Internacional de la Fundación Chile 21. Colaborador del Barómetro de Política y Equidad.

 

 

 

 

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