Cambiando nuestros modelos mentales: modo sobrevivencia

Un poco de tragedia y milagro tiene esta lucha contra el coronavirus como también lo tuvo la historia de los deportistas uruguayos que se les cayó el avión en la Cordillera de los Andes.

Por Gonzalo Jiménez Seminario, profesor de Ingeniería UC, CEO Proteus Management & Governance

Con todas las diferencias y el respeto por las historias individuales, la carta de Carlitos Páez, que por estos días circula en redes, nos invita a cambiar y a seguir aprendiendo.

Es que para sobrevivir se requiere exponer y expandir nuestros modelos mentales de forma de mantenernos flexibles, abiertos y dispuestos a cambiar cuando es necesario, como nos lo exige tan imperiosamente el crudo escenario de hoy.

        Gonzalo Jiménez

Lo primero es aceptar la realidad tal cual es. La negación es un feroz autoengaño que nos da falsa protección. Por lo tanto, la aceptación de la situación en que estamos (en nuestro planeta, país, ciudad, empresa, familia y con nosotros mismos) es el primer acto que nos abre un camino de libertad y de control de la mente para poner a nuestro ego en su justo lugar.

Desde esa constatación, por dura que sea, como saber que estamos en los inicios del despliegue de una feroz pandemia o que nuestro avión se cayó y que la radio nos anuncia que se suspenden los esfuerzos de rescate, el paso siguiente es decidirnos a avanzar con lo que tenemos. Los medios disponibles, por mínimos que sean, nos despliegan un camino concreto para recorrer, aunque sea paso a paso. Pese a toda la adversidad, siempre hay recursos que constituyen la base para construir los cambios: talentos, experiencias, sueños y redes, entre otras, intrínsecamente vinculadas a nuestra identidad.

Con todo esto podemos conformar un mosaico variopinto de aliados con quienes nos empeñemos a transformar la realidad. Así fue como los sobrevivientes de aquel accidente de avión crearon normas de supervivencia, conducta y convivencia. Hoy nos toca a nosotros. Nos movieron el piso (no es la primera ni será la última vez) y solo como comunidad consciente y fluida de “camaradas ante la adversidad” (Revans,1932) podremos sobrevivir al virus, darle un segundo aire -que huela a desarrollo- a la economía y crear un nuevo modelo de sociedad respetuoso de las personas y armónico con la naturaleza.

Puede resultar irónico, por los crecientes dolores que implica, pero no sólo podemos, sino que debemos, como un imperativo ciudadano con el mundo, tomar ventajas de esta contingencia. Los coletazos de esta crisis de salud es una forma de re-chequeo brutal con la realidad. Nuestro globo de ilusiones se pinchó y desinfló, pero justamente esa retroalimentación a la vena es la que nos puede permitir cambiar nuestros mapas mentales y salir movilizados desde la acción.

Que la desesperación no disipe nuestras energías en vanos intentos de predecir plazos y formas de rescates o vacunas milagrosas. Solo saldremos adelante si actuamos en base a lo que podemos controlar: nuestros esfuerzos junto a los de los otros, en lo sanitario y social, así como también en lo empresarial y financiero.

A 47 años del accidente, Carlitos Páez comenzaba su carta afirmando que solo tiene gratitud por todo lo que aprendieron. Estoy seguro de que cuando veamos hacia atrás cómo fuimos capaces de movilizarnos desde el momento que dejamos de esperar rescates desde afuera, también empezaremos a agradecer esta lección de civilidad, solidaridad y comunidad que nos ofrece hoy la vida.

 

1 comentario
  1. Viviana Pino dice

    Gracias, interesante reflexión. Nos ayuda a la imperiosa necesidad de abrir nuestra mente en este difícil y, quiero creer, esperanzador, trance histórico.

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