Camilo Aranda: Por qué no se puede culpar a Piñera

El mandatario es un empresario, un negociador y, en ese mundo, tu respondes a grupos de interés y tienes que quedar bien con todos para cerrar un trato, eso es lo que está intentando, pero en este caso esa característica le juega en contra.

Por Camilo Aranda, ingeniero comercial

Van tres semanas de manifestaciones y muchos se preguntan cuánto más durará esta crisis institucional, algunos apuntan a los grupos involucrados, El Congreso, políticos, privados, grupos sociales, etc., pero la mayoría destaca la figura del presidente como la más preponderante de los problemas actuales.

Para cualquiera que se moleste en analizar la situación, Piñera no tiene absolutamente relevancia alguna a modo individual de lo que ha pasado, simplemente estuvo en el momento equivocado en el lugar equivocado siendo él, es decir, un empresario que representa justamente la antítesis de lo que quiere el movimiento social.

El personaje de Piñera en sí mismo, dejando de lado la política actual nunca ha sido querido, y esto se ha ido exacerbando con las manifestaciones, gran cantidad de carteles hacían alusión a su riqueza, la forma en que la ganó o sus métodos cuestionables de hacer negocio. En un principio, de hecho, ese odio era irracional, simplemente “les cae mal”, por lo tanto, pierde legitimidad solo por ser Piñera. Cuando hay un cartel que dice “Piñera corrupto”, no hay ninguna crítica constructiva, un razonamiento de qué ha hecho mal como presidente, o que efectivamente es el culpable del modelo, es solo odio, al principio no se le criticaba por ser un mal presidente, se le estaba criticando porque era una mala persona, que es completamente distinto.

Con el correr de los días, y las acciones que se han ido tomando, aparecieron otras críticas, más que nada por su falta de acción, de ambos bandos, es decir, unos por hacer muy poco por contener la violencia y otros por hacer muy poco para responder a las demandas, es decir todo el mundo se queja porque las cosas quedan a medias, sin una claridad hacía ningún lado.

Ser presidente es estar al medio, equilibrar requerimientos, buscar puntos de acuerdo, lamentablemente en este caso son tan disímiles para algunas áreas que ese punto no existe, y encontrarlo es una pérdida de tiempo; sin embargo, Piñera, semana tras semana lo intenta, he aquí la revelación, él no es un presidente para este tipo de escenarios, con plazos cortos, que requieren cierto nivel de actitud y audacia (sobre todo para dar seguridad), simplemente su personalidad no sirve para esto, y está bien, porque no fue elegido para enfrentar una situación como la que se vive. Piñera es un empresario, un negociador y, en ese mundo, tu respondes a grupos de interés, tienes que quedar bien con todos para cerrar un trato, eso es lo que está intentando, pero en este caso esa característica le juega en contra.

Piñera pudiese ser un buen presidente para el momento en que fue elegido, justamente concitar una opinión moderada que permitiera avances paulatinos, pero en el día de hoy, le falta la fuerza para fijar una conducción clara, que dé garantías a la gente.

Por último, la violencia ha ido cesando, porque lo irá haciendo, debido a que existe un desgaste del movimiento primario, este ha creado la distracción para, quienes tienen intenciones destructivas o delictuales actúen, esto ha implicado una ayuda en el trabajo de las policías y eventualmente terminar con este estado excepcional. Piñera ya no fue el comandante en jefe que pudo haber conducido esto en una semana, de forma segura y efectiva, pero los momentos que se vienen, post revueltas, sí son más acordes a su estilo y, quizás, pueda trabajar en un escenario similar en el que fue elegido, es decir buscando el punto medio, finalmente, dejando a todos lo menos infelices posible.

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