TV pública de calidad

alejandro fuhrerPor Alejandro Führer*

La discusión sobre la TV pública reviste la mayor importancia. Con un promedio de dos televisores en los hogares de menos ingresos, hoy en nuestro país la población pasa cerca de tres horas en promedio frente al televisor, mientras que tres de cada cuatro chilenos declara ver los noticiarios todos los días, preferentemente en familia.

No obstante, las mismas estadísticas (Encuesta Nacional de TV, 2008) exhiben un incremento de la insatisfacción ciudadana con la programación televisiva.

Ya en el 2005 el nivel de satisfacción llegaba sólo al 40%, mientras que en 2008 experimenta una leve alza alcanzando al 46%; ambos indicadores situados muy lejos de la satisfacción que las audiencia sentían en 1999 que llegaba al 56%.

A este respecto, nos parece muy importante que en el marco de la discusión del Proyecto de Ley que se propone perfeccionar la legislación de TVN, la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones del Senado esté escuchando las visiones de diversos actores interesados en la TV pública.

Es un paso gravitante que la iniciativa enviada en su oportunidad por el Poder Ejecutivo se haya propuesto profundizar el rol de Televisión Nacional de Chile en su misión de TV pública, relevando los objetivos de promover la diversidad, el desarrollo cultural y regional, la integración nacional y la educación cívica de la población. En este sentido, es un avance

significativo el que este proyecto de ley defina de manera más cabal y completa su peculiaridad como un canal público que busca el “bien común”. Sin embargo, el párrafo precedente se convierte en letra muerta, cuando desde la Cámara de Diputados se rechaza la iniciativa que TVN tenga acceso a financiamiento estatal. Convirtiendo al canal público en un caso único en el mundo, con obligaciones similares a las de la BBC, pero con la peculiaridad de tener que autofinanciarse completamente.

En los legisladores debe primar una visión equilibrada del medio televisivo local, que permita proteger al canal público tanto de las determinaciones de los “gobiernos de turno” como también de aquellas que provienen de la “tiranía del rating”. Es muy recomendable analizar el comportamiento de países veteranos en la TV mundial, como el caso de Inglaterra, Alemania y Francia donde los canales públicos dependen de la publicidad apenas en una quinta o cuarta parte de su financiamiento global. Logrando con ello una TV pública definitivamente más comprometida con el “bien común”.

*Fundación Chile 21

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