Mi primera vez con Pedro Lemebel

LemebelTiene una mirada lánguida, como de muchacho que ha vivido demasiado. Iris activo, conectado a la mano que borda las palabras que resitúan los pliegues de la jungla opaca de un Santiago fragmentado y feroz, convierte las microhistorias que irradian de este mundo en pequeñas piezas testimoniales. Desgarradoras, seductoramente arrabaleras, legitimando la cumbia sound y el arrumaco callejero, el bigoteao bracero, iluminan los bordes de la injusticia mayoritaria que corroe a las minorías y ¿por qué no? a tantos ribereños de la vena color caca que corta el valle. “Soy un esclavo de la memoria”, afirma Lemebel.

Por Miguel Paz / Revista El Periodista (diciembre de 2001)

Cronista fiel, su pluma cargada de fotogramas realistas, chorrea tinta en el papel urgente, denunciando siempre. La esquina es mi corazón (1995, reeditado por Seix Barral en 2001), Loco afán. Crónicas de sidario (1996), De perlas y cicatrices (1997); crónicas urbanas, e incluso su novela Tengo miedo torero (2001), concurren a desvastar la prisión del cuerpo, las historias de un ayer casi futuro, las volteretas políticas de un pelo duro de ojos azules, las impresentables justificaciones de un círculo literario. Homenajeando también el arrojo de viejecillas anónimas, el heroísmo de locas con demasiado amor en el cuerpo, la nobleza de caneros enternecidos pese al cuero duro, los “atacando pasto” con un rubito deseoso.

Pero Lemebel no es un escritor. Nunca lo ha sido ni lo será. No habla como ellos, ni pertenece a su cohorte, tampoco se le suben los humos a la azotea.

Pedro es un devenir sexuado, un pedazo de la supervivencia cotidiana marcada a sangre. Ejemplar afilado, le aterran las fronteras y prefiere la (in)seguridad del ruedo conocido para ejercer la profesión de banderillero social dispuesto a torear a cualquiera con sus aguijones en ristre. Es mi primera vez con él….y parece que va a doler.

LAS ESTRATEGIAS DEL DEBIL

-Pedro ¿todavía eres maricón o ahora eres gay? Te lo pregunto por una definición que hiciste anteriormente.

-A ver, creo que yo lo dije en algún momento y creo que el término “maricón” en tu boca heterosexual es ofensivo, en primer lugar. Te lo digo esto porque es un código afectivo entre los homosexuales tratarse así, porque uno revierte la agresión que tiene esta palabra. Ahora, sobre la misma pregunta yo creo que soy un devenir minoritario, sexuado evidentemente pero en una sexualidad “derivante” que pasa por la homosexualidad, pero no es un lugar estanco.

-Te lo planteaba por una cosa que tú señalabas y, volviendo a ofenderte con mi heterosexualidad…

-Dale..

-Que los homosexuales pobres eran maricones, y gays los con dinero. Me refiero a la carga social.

-Ah, el problema social. Claro, ese fue un momento de militancia, donde esa connotación estaba coloreada de militancia y, en ese sentido, ubicarme en una de las dos categorías me parece peligroso. Yo creo que más que gay o homosexual, soy un devenir sexuado.

-En una entrevista anterior decías con respecto a haber firmado con la editorial Anagrama que tenías que ver cómo lograr entrar y salir de las fronteras sin ser detectado, una “estrategia del contrabandista”. ¿Cómo ha sido el aprendizaje de la estrategia del contrabandista?

-A ver yo creo que todo se debe a las múltiples segregaciones que he sufrido en mi vida, pero no he aprendido solo. También me he contaminado con otros saberes populares, por ejemplo, con las estrategias minoritarias de la mujer, de la mujer pobre, la pobladora que cuando tiene que ir a votar se arma de un contingente de guagüas, se pone la peor ropa y en la fila que hay para votar le hacen lugar rápidamente para que ella vote y, así, se jode a toda la fila. Ese es un ejemplo, pero estas estrategias minoritarias tienen que ver con más bien con “las estrategias del débil”. Creo que es una subsistencia que aprovecha las fisuras, los resquebrajamientos de los grandes discursos del poder, para filtrarse por esas escisiones y poder dejar, a lo mejor, una flor o un alacrán… Y después retirarse sin que se sepa cómo entraste.

-¿Cómo se puede hacer eso cuando hasta en El Mercurio te reseñan, como el día del relanzamiento de “La esquina es mi corazón” en la Feria del Libro?

-Sí, pero no salió en realidad un texto mío. Yo no puedo impedir que El Mercurio publicite mi exitoso libro, te fijas. Después de que la novela, “Tengo miedo torero” (Seix Barral, Biblioteca Breve. 2001), estuvo en la lista de los más vendidos por más de veinticinco semanas, ellos (El Mercurio), recién accedieron a publicar el artículo de Carlos Monsivais, que sirve de presentación del libro “La esquina es mi corazón”. O sea, yo creo que no es un favor que me hacen a mí sino que es un favor que se hacen ellos al publicar a tan prestigioso cronista mexicano hablando de este lugar que ellos por mucho tiempo, por muchos años, rechazaron y abominaron en realidad, que es mi lugar.

-¿Cómo te imaginas a Juan Pablo Illanes, el director del diario, tomando esa decisión?

-En algún momento yo tuve un problema con Illanes por una entrevista que iba a salir en la revista Paula y que la hacía mi amiga Claudia Donoso, y el se opuso a que fuese publicada, pero hubo una presión de parte de la directora de Paula. Creo que Illanes no tuvo otra salida, lo mismo que pasó con el artículo de Monsivais. Te lo repito, para mí no es un halago salir en El Mercurio, lo he dicho siempre. Para ellos esta “apertura” que se puede calificar de políticamente correcta los hace crecer, me debieran dar las gracias. Soy un lugar innegable en la literatura chilena, y eso me lo he ganado a pulso. Sin besarle el culo a nadie, ni a los obispos, ni al director de El Mercurio ni a ningún escritor del staff literario chileno. Yo me lo he hecho sólo esto. Sólo y huérfano ¿no?

-Enrique Symns en entrevista a El Periodista en este mismo número, aparte de halagarte y decir que eres un potro…

-Impresionante como me masculinizan, fíjate. En vez de decir yegüa, dice potro; debe tener que ver con su misoginia.

-Bueno, él dice que hablas con quien no debes hablar…

-A ver, te contesto eso. Yo creo que me puedo hacer cargo del conflicto Enrique Symns con el Clinic. Yo soy un poco un allegado a la familia Clinic, que él conformaba con los chicos de ese diario. Yo era una especie de pasajero en el Clinic que dejaba mis textos y me iba, yo nunca participé de la farra y de los carretes interminables que ellos tuvieron, entonces mal podría yo hacerme cargo de esos trapos sucios. Ahora sí, Enrique Symns me parece y me ha parecido siempre una pluma muy importante y creo que al Clinic le hacen falta esas plumas, sea Symns o sea otro. Ahora con respecto a lo que él dice, que yo hablo con quien no debiera hablar, no sé a qué se refiere, si se refiere a las editoriales que me están publicando me gustaría recordarle que la editorial Anagrama, en la cual estamos publicados Roberto Bolaño y yo, los dos únicos chilenos, también publica a Bukowsky, por ejemplo, que es su ídolo, su ismo, su mito, etcétera.

UN ESCUPO CON BUMERAN

-Posteriormente al lanzamiento de La esquina… en la Feria del Libro, participaste en una cena en que te encontraste con el escritor Gonzalo Contreras y te le enfrentaste y le escupiste por su cercanía a Mariana Callejas (esposa de Michael Townley y quien realizaba en los ‘80 talleres literarios a los cuales asistía Contreras en su casa de Lo Curro, mientras en el sótano la Dina torturaba prisioneros)

-Yo soy un esclavo de la memoria, yo no me olvido de las cosas que han pasado en este país y de los cómplices que tuvo la dictadura, ya sea en la literatura, en la cultura, en el espectáculo o en esta farándula repugnante que puebla la televisión. Yo no me olvido de eso.

-¿Conceptos como la tolerancia, la reconciliación pueden ser entendidos como un espacio hipócrita, que promueve el olvido?

-Aquí me gustaría citar a Jorge González: “No estoy ni ahí con la reconciliación ni la tolerancia”, incluso yo inventaría otra palabra. La tolerancia me parece un poco cristiana, me parece. Yo no tolero a los fascistas, por qué me van a tolerar a mí. Creo que hay otra palabra, creo que generosidad, me parece mucho más amplia. En ese sentido, todo este catecismo de palabras como: tolerancia, respeto, que palabra más asquerosa el respeto, asquerosa. Creo que todo ese catecismo de palabras democráticas de la cual la derecha hace su catecismo, te repito, tiene que ver con la hipocresía a la que tu te refieres, tiene que ver con una aparente aceptación a partir de que ocupas un lugar, un lugar en la cultura chilena, por ejemplo. Si yo siguiera siendo el escritor homosexual cronista igual me escupirían, ponte tú. Y lo del escupo a Gonzalo Contreras es un escupo devuelto, es un escupo con bumerán porque de alguna manera el también me escupió, en otro sentido, y el escupió también la memoria de Chile al defender a Mariana Callejas ¡Nada más! No quiero decir nada más.

Por un instante Lemebel se emociona, sus palabras alargadas por la entonación se escudan en el off the record. Tras un breve lapso continúa la entrevista.

MIÑO O IRME DEL PAIS

-Insisto en la memoria ¿Qué te parece que la mecánica de la noticia haya deglutido la historia de Eduardo Miño y su inmolación frente a La Moneda en menos de una semana y que su terrible llamado de atención pueda desvanecerse en el aire?

-Yo creo que el discurso de Miño en la carta que deja es estremecedor, por sobre todo estremecedor, y de alguna manera, es tan lúcido y puntual. Creo que es un Sebastián Acevedo de la democracia. La dictadura tuvo su Sebastián Acevedo y la democracia tiene a Miño, eso debiera dar mucho que pensar y que desconfiar por sobre todo, en términos de seguridad laboral, en términos de libertades. El también menciona el desalojo de la sede central del partido Comunista, es la parte que menos la nombran, pero creo que eso fue algo detonante para él, fue muy triste el desalojo del PC. Fue como un éxtasis de algún fascismo que todavía queda, sintiéndose tan felices de apalear comunistas como en los mejores tiempos de la dictadura. Creo que eso es horroroso, el anticomunismo en este país es una fiebre, es una epidemia, que cunde, que crece. La gente le tiene más respeto a la CNI que al partido Comunista, eso no puede ser.

Un Partido que fue tan diezmado, que fue tan sufrido, ellos tienen la mayor cantidad de desaparecidos, y que se les siga haciendo pasar por este tipo de humillaciones, sobre todo lo que pasó con Gladys Marín que ese día estaba almorzando conmigo, no pensábamos que esto iba a ocurrir. Eso me hace tener repugnancia de este país, fíjate, y pensar en irme realmente, porque yo no creo que esto vaya a cambiar.

-Respecto a esa repugnancia, ese asco…

-Es que no es un asco personalizado, es un asco a una construcción política y cultural que se dio en el país con la democracia después de la dictadura. Es una construcción, quizás, más segregacionista que la dictadura incluso, más fina en sus exclusiones, en sus aceptaciones con guantes quirúrgicos. Por ejemplo cuando Lavín somete a los travestis a cursos de peluquería, los está reinstalando en el mismo lugar de la segregación a los homosexuales: en las peluquerías, en los cuerpos de baile. Creo que es una forma más sutil de segregación….Sexual.

-¿Cómo imaginas un Chile gobernado por Lavín?

-No me lo imagino porque trato de evitar las pesadillas (se ríe). Pero no creo, en un supuesto, no creo que vaya a ser un gobierno tan fascistoide como la dictadura. Ese tipo de gobiernos ya no tienen lugar en el mundo, quizá, por la globalización, pero imagino que va a ser una estrategia que a la larga va a cansar. El orden cansa, la limpieza cansa, la vigilancia cansa, agota, deprime; y quizás haga reaccionar a este país y lanzarlo a una aventura más democrática.

LA LOCA DEL FRENTE

-Háblame de la Loca del Frente. Esa eres tú-, le digo. -En parte, en parte-, dice algo risueño como queriendo guardar el misterio.

-Pero tu participaste en esa organización.

-De colado no más. Pero yo te puedo inventar otra novela también. Nadie tiene por qué creer lo que yo diga ¿no? Nadie tiene por qué pensar que lo que yo escriba es tan cierto, ahora si logra convencer ¡que maravilla! Creo porque uno sobre todo trabaja con subjetividades colectivas y las subjetividades colectivas de ese tiempo que daban para construir un personaje tan maravilloso como la Loca del Frente, tan entregado en todo sentido: en el romance guerrillero como también en el fracaso de ese romance, en los dos fracasos quizá, el fracaso del romance y el fracaso del atentado. Entonces, cuando tu me preguntas si tiene algo que ver conmigo, por supuesto que tiene mucho que ver conmigo pero no soy yo solamente sino que son todas las memorias de las locas aguerridas que he conocido en mi vida, que las junto y armo este frankeinstein bellísimo que es la Loca del Frente.

-¿Y te has vuelto a encontrar con alguna de las personas en que se inspira “Tengo miedo torero”?

-Sí, me encontré con el supuesto Carlos en la presentación del libro. Está más gordo… tiene la mirada muy cansada, tiene la mirada muy cansada…

-¿Cómo este país?

-Cansada de Chile en realidad.

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