Daniel Ramírez: Cuidar nuestra inteligencia también es necesario

El confinamiento, obligatorio o voluntario, se instala en la duración. Probablemente serán varias semanas más. Una situación realmente muy especial. Mucho(a)s ya han indicado que es un tiempo para ocuparse de sí mismo(a)s, para leer, meditar, etc., y que una cierta fortaleza moral saldrá de todo esto. Yo estoy de acuerdo con todo eso. Pero quiero poner el énfasis en la parte intelectual (es mi pequeño aporte).

Primero que todo, acompañando la ola de contagios, estamos ante una ola de “fakes news”, teorías conspirativas e intoxicación informacional muy superior a todo otro período. Incluso en la época del 11 de septiembre 2001 y las desastrosas guerras que siguieron, las redes sociales no existían o estaban apenas empezando. Luego la crisis económica del 2008 era asunto más especializado y muchos pudieron pensar que no les concernía. La crisis pandémica actual y las económica y política que vendrán, serán, muy probablemente, mayores en intensidad y duración.

Por ello, es necesaria también una disciplina mental; no basta hacer yoga, ejercicio, meditar y leer. También se necesita pensar. Pero, ¿qué significa pensar? Y, ¿cómo prepararse?

Lo primero es informarse correctamente. Ver menos televisión: Las “noticias” en todas partes son terrible, vergonzosamente “nacionales” y chovinistas; y la crisis es mundial. En general, los canales pertenecen a oligarquías financiero-mediáticas y no son fiables, buscando más rating que a engañar, pero también que a informar. Entonces hay que buscar en internet y, para quienes puedan, abonarse a diarios y revistas, los más fiables (aunque no sean de nuestro “lado” político).

¿Cómo buscar en internet? Con la misma lógica: privilegiar medios de comunicación ya establecidos, diarios importantes, en función del acceso a las lenguas: New York Times, Le Monde, El País, Haaretz, The Economist, Frankfurter Allgemeine Zeitung (ya lo dije, no todos tendrá el “color político” deseado). Y si tenemos el tiempo, la curiosidad, la lengua y la capacidad de concentración, lo mejor es leer artículos en revistas científicas, Nature, Nature Communications, Science, Science Advances, Advances in Ecological Research. Asimismo semanales: Time, L’obs, Le Devoir; o mensuales: Le Monde Diplomatique, Muy Interesante, El Periodista, etc.

Cuando se trata de algo que alguien dijo porque oyó (leyó) de alguien que lo puso en redes sociales, simplemente se trata de ruido. Las redes sociales transmiten opiniones, sentimientos, emociones, imágenes, y a veces (pocas veces), ideas. Todo eso es importante, pero no hay que confundirlo con información.

Cuando un post en redes sociales nos sorprende o interpela, ¿qué hacer? No cuesta mucho averiguar su credibilidad. No basta que haya sido publicado por una persona que nos interesa y a la cual, en general se le cree o que piensa como nosotros. Lo primero es desconfiar del título (en general son grotescos atrapabobos), abrir el post y leer el artículo o columna en cuestión hasta el final. Verificar la fecha y el lugar, ver si las fotos corresponden. En general, las imágenes es mejor abrirlas y observarlas, para ver escritos, carteles, ropa; muchas veces, una simple observación indica que no corresponde a lo que se dice, ni al país, ni a la época. Google Images proporciona también mucha información. Luego ver su fuente; si viene de un diario, ver cuál es. Si viene de un blog, muy importante: abrir el blog y consultar otras páginas: si la columna trataba de medicina (epidemiología) o de análisis político, y ocurre que el resto del blog está lleno de abducciones (secuestros por extraterrestres), apariciones de la virgen, fantasmas, curas milagrosas, médicos desencarnados, tenemos un problema. Si está lleno de complots, illuminatis, judeo-masónicos, templarios, ninjas, reptilianos, etc., tenemos otro problema. Esta verificación no toma más de un minuto.

Hay que ser muy serio en esto, porque de la misma manera que si practicamos yoga con una mala posición nos estamos haciendo mal a la espalda o a las articulaciones; si nos habituamos a ir de post a blog, de opinión a emoción, y de imagen “photoshopeada” a cita inventada, creyendo que nos informamos o que pensamos, estamos en realidad deteriorando nuestra capacidad de pensar y comprender.

El pensamiento crítico es como el sistema inmunitario: hay que reforzarlo, nos protege contra engaños, ilusiones, espejismos, parásitos informacionales y basura cognitiva. Necesitamos ese sistema de protección. Por supuesto no hay que exagerar: no creer en nada, todo es mentira, no existe la verdad; no se trata de eso, porque se llega, como en el caso de un sistema inmunitario que se dispara, a una enfermedad auto-inmunitaria intelectual: el escepticismo radical o el nihilismo; y de ahí se pasa a la indiferencia, al pesimismo e incluso a la depresión, y todo caso a la inacción.

Si, una vez que se han buscado y verificado informaciones en medios (un tanto más) creíbles, y resulta que se contradicen, es ahí donde hay que empezar a pensar por sí mismo. ¿Qué es lo que se juega en estas contradicciones?

Doy un ejemplo próximo a la realidad chilena:

Idea 1.- La crisis sanitaria terminó rápidamente con las manifestaciones, el gobierno (astuto) comunica día a día, ocupa horas de antena, controla las ciudades, recupera una parte de la credibilidad perdida (la gente se atiene a la autoridad en tiempos de incertidumbre). Conclusión: es una manipulación; están exagerando la importancia de la epidemia para controlarnos. (Confieso haber caído en parte en ese error en una columna del 2 de marzo , y me excuso; en ese momento no se tenía una visión clara; las cosas evolucionan muy rápido).

Idea 2.- El gobierno (incapaz) no está tomando las medidas adecuadas, minimiza los datos, exagera la eficacia del sistema de salud y de su gestión de la crisis. Se viene una hecatombe, tenemos que protegernos a nosotros mismos ahí donde el gobierno no lo hace (lo que es en parte verdad).

Problema: las dos ideas, ambas críticas al gobierno, presentes en medios y opiniones de izquierda, son contradictorias. El gobierno astuto que se sirve de la crisis no puede ser el gobierno incapaz que no quiere hacer frente. Puede haber un poco de verdad en esas dos ideas, y tal vez en otras tres no evocadas. Por ello, aferrarse a la idea 1 o a la idea 2 no es más que un reflejo de la necesidad de afirmar una opinión, lo cual tiene solo dos ventajas: a) Da seguridad y b) Nos acerca de quienes comparten la opinión. Pero estamos lejos de pensar.

Pensar implica analizar, comparar, multiplicar las informaciones (creíbles), evaluar; preguntar más que afirmar, escuchar más que hablar y leer más que escribir. Cuando se adhiere a tal o cual opinión o idea, preguntarse algunas otras cosas: ¿esto me conforta? ¿Lo he pensado siempre? (en ese caso hay que ponerlo en duda inmediatamente). Introducir la ética: pensar esto, ¿tiene relación con cuáles valores? ¿Refuerza los míos? (mismo problema anterior). ¿Me cuesta creerlo? ¿No será mucho? Tal o cual afirmación, ¿me entretiene? ¿Me gustaría que fuera así? (razón de más para ponerlo en duda).

Todo el mundo tiene la libertad de utilizar las redes sociales para lo que quiera, publicar la receta de su plato cocinado, fotos de sus gatos, fotos ventajosas de sí mismo, difusión de sus negocios. Pero no hay que confundir eso con el pensamiento, el debate, la deliberación, el trabajo de las ideas y el pensamiento.

Una última recomendación: es importante reconocer el ritmo necesario para tal o cual actividad: tener noticia de los amigos, comentar fotos de guaguas, “likear” un paisaje o una canción de la cual no se escucha más que los primeros 10 segundos; todo eso es rápido, entretenido, o a veces aburrido, pero lo hacemos… y no es dañino. Pero informarse, construir su opinión, toma tiempo, y tiene otro ritmo. El “tempo” (como dicen los músicos) del pensamiento, no es el mismo. No distinguir esto produce confusión mental, neurosis informacional, enervamiento y desazón.

En vez de formarse su opinión y poder desarrollarla en pensamiento, rápidamente se baja el nivel de lenguaje (despotrique e insultos) se difunden emociones negativas (lo que Spinoza llamaba “pasiones tristes”), cólera, resentimiento, miedo, desprecio y sus corolarios: sentimiento de superioridad (“yo no soy como los imbéciles que piensan esto”, “a mí no me la hacen”), y autoafirmación, muy frágiles, por cierto.

El resultado es que nos vamos desacostumbrando a largos desarrollos, ideas complejas, matices, distinciones, relaciones entre los elementos, dudas; cambiar de opinión, evolucionar se vuelve una experiencia olvidada.

Cuidar nuestra salud es un desafío actual. Somos en gran medida responsable de nuestros cuerpos. Cuidar nuestra inteligencia lo es de la misma manera. Esta crisis pasará y luego vendrán retos aún mayores: retomar las luchas, reconstruir lo que se ha perdido, y se habrá perdido mucho; retomar la vida atareada, afrontar el mundo del futuro cuya construcción será más relevante que nunca.

Las crisis son oportunidades de cambiarse a sí mismo, de crecer, y de cambiar el mundo. Pero para esto último, si ello tiene aún un lugar en nuestros ideales, hay que prepararse.

Ahora tenemos tiempo de leer y de informarnos seriamente, de reflexionar y de pensar en profundidad, fortalecer nuestras defensas inmunitarias intelectuales, nuestro pensamiento crítico y el conocimiento de nosotros mismos, nuestros valores, nuestros ideales. Esta situación no durará para siempre. No lo desaprovechemos, porque los conocimientos, las ideas, los contactos, las relaciones enriquecedoras entre nosotros y la calidad de nuestros intercambios serán fundamentales para abordar los retos del mañana.

Tenemos que abrir nuestra mente y mantenerla ágil; mañana tendremos que abrir las puertas del futuro.

1 comentario
  1. Sergio Medina dice

    Muy interesante artículo en el fondo, buen tema, que ya he tratado en mis propias páginas y difundido en muchas otras, lo más a menudo con notas de terceros…

    Hay cosas que me llaman la atención en esta nota: pone entre comillas likear, pero no en post, que la emplea recurrentemente, o sea de una parte acepta el colonialismo cultural gringo y por otra no, yo prefiero utilizar palabras de nuestro idioma cuando las hay, que es lo más a menudo, que pedir prestado al colonialismo cultural que viene con las palabras en otros idiomas…

    El autor evoca solamente al final de la nota, una sola vez, el tener pensamiento crítico, antes sólo invita a pensar… pues lo mismo que cuando se lee una noticia, meme, comentario, video, etc. hay que hacerlo de manera crítica, pues pensar se puede hacer al menos de dos maneras, critica o no, racionalmente o no. Si no somos críticos, racionales, apoyados por la ciencia y no por creencias, no ganamos nada con sólo pensar, pues quedaremos en el círculo de lo que ya creíamos, sin aprender nada nuevo, sin abrirnos a otras ideas, pensamientos, saberes… Lo que no quiere decir que debemos aceptar o adscribirnos a esas ideas y saberes necesariamente, pero conocerlos al menos, es así como vamos abriendo nuestra mente, que es como el paracaídas, sólo sirve si se abre. Muchos se niegan a esto, prefieren quedar anclado en su fe, creencias, «conocimientos», lo más a menudo rumores, humo y cultura impuesta por el sistema dominante, porque cada uno tiene sus valores morales y éticos “propios”, pero como eso es ya «tradición», «siempre ha sido así» no se dan cuenta que es algo impuesto, como el capitalismo, el machismo, el patriarcado, cosa que los políticos tradicionales, las iglesias y los medios de comunicación masivos se encargan de mantener lo más intacto posible. El problema, además, es que es difícil de ser distinto, de pensar diferente a la mayoría, pues, de cierto modo se pasa a ser la oveja negra que no sigue fielmente al rebaño y se le señala con el dedo… particularmente en Chile SA, donde muy a menudo no se osa ser críticos de lo que hace o dice alguien, así sea un amigo de confianza, se prefiere callar o sobar el lomo y solamente decir algo cuando se alaba o se está de acuerdo en algo.

    Claro ahora, en Chile se les arma un problema a los burgueses, tradicionalistas y demáses, pues desde octubre se ha abierto otra forma de pensar y actuar, más solidaria, menos individualista, menos consumista, más comunitaria, etc. Valores impuestos sobre todo con la dictadura militar y el neoliberalismo, pero que son generalizados en la mayoría de la población, están normalizados y más encima ahora cae el coronavirus, que pone más al desnudo, la imposición de esos valores y la explotación capitalista salvaje del neoliberalismo al hombre y la naturaleza, sin importar las consecuencias, pues la gente se da cuenta aún más claramente, racionalmente, de la falta de autoridad y presencia del estado en las cosas sociales y el (falta de) control de este de los grandes empresarios y especuladores capitalistas, entonces sí es el momento propicio de aprovechar la cuarentena y el momento social para pensar de manera crítica y racional, en eso el autor tiene mucha razón.

    Invito a los lectores a visitar mis páginas en internet, especialmente mi blog, del que saco este enlace, donde he hecho una recopilación de medios alternativos, anti sistémicos, (me falta agregar algunos, falta de tiempo) hay muchos, para muchos gustos y preferencias, buscar el que conviene a cada quien: https://sergiomedinaviveros.blogspot.com/2018/05/mis-medios-de-comunicacion-preferidos.html

    Y a visitar el portal de http://www.arcoiris.tv, donde tengo cerca de mil videos publicados, de diverso índole, sujetos y autores, creo que todos ayudan a pensar críticamente incluyendo los musicales 🙂

    Como dice Álvaro García Linera, «si no ganamos la batalla cultural, ningún proceso o revolucíon tiene la garantía de triunfar»

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