Defensa: La influencia del senador Pugh

El dinamismo arrollador del ex jefe de la Armada, que según observadores es «más de ministro que senador», no ha dejado de sorprender a unos, en tanto que ha dejado heridos a otros.

La estructuración de las nuevas autoridades en de Defensa, donde el Presidente Piñera optó finalmente por nombrar a Alberto Espina, refleja el avance sectorial de un grupo de oficiales (R) de la Armada, impulsado por los contactos y apoyos que el senador Kenneth Pugh, fue capaz de establecer y coordinar tras ser electo en noviembre.

El dinamismo arrollador de Pugh, que según observadores es «más de ministro que senador», no ha dejado de sorprender a unos, en tanto que dejó heridos a otros. Entre los últimos se incluye el ex comandante en jefe del Ejército, general (r) Oscar Izurieta, quien aspiraba a ser jefe de la cartera de Defensa y que, tras la decisión de Piñera de tener a un ministro civil, se había jugado a favor del nombramiento del general de división Hernán Mardones, ex jefe del Estado Mayor Conjunto (EMCO), como subsecretario de Defensa.

Combinando apoyos, sin embargo, el senador Pugh logró que el nombramiento recayera en el vicealmirante (r) Cristián de la Maza, quien desde la subsecretaría pondrá la experticia técnica de que carece el jefe de la cartera, para la necesaria formulación de políticas y planes en el sector. La influencia naval ya se habría hecho notar en el discurso que pronunció el ministro Espina en la inauguración del año académico en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), que según observadores informados habría sido redactado por el almirante.

Los desafíos que deberá enfrentar Defensa no son menores. Entre ellos se incluye revisar la legislación que creó el Estado Mayor Conjunto (EMCO), que pretendía instalar al jefe de esa instancia como el “conductor estratégico” de la Defensa. La experiencia acumulada en los ocho años transcurridos desde la entrada en vigencia de la ley indica que eso no funciona. El EMCO y su jefe deberían concentrar sus funciones en la planificación y el asesoramiento al Jefe de Gobierno, dejando la conducción estratégico-operativa a los jefes de los comandos conjuntos norte y austral, así como otros mandos ad-hoc que la necesidad pudiese hacer necesarios.

La idea, según personeros cercanos al debate y estudio del tema, es dotar al jefe del EMCO de una cuarta estrella para que, junto con encabezar las tareas de planificación en el nivel estratégico superior, sea también el coordinador, como un “primus inter pares”, de un comité asesor también integrado por los tres comandantes en jefe. El sistema sería similar al de EEUU, donde el jefe conjunto sin mando de tropas encabeza tareas de planificación, a la vez que coordina el asesoramiento al jefe de Estado sobre el uso de la fuerza militar.

También se deberán resolver problemas de personal que afectan a las FFAA y en especial al Ejército, cuya solución pasaría por la Reforma de la Carrera Militar, incluyendo nuevos métodos de reclutamiento y formación de oficiales y personal de tropa, así como de un nuevo sistema de ascensos más rápidos por desempeño y calificación.

 

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