Difícil reconocimiento de derechos a los chilenos en el extranjero

Por Héctor Vera V, periodista.

Solo a contar de 2017 los chilenos y chilenas residentes en el exterior pudieron votar. Se tuvo que reformar la Constitución el 2014 para reconocer este derecho y contar con la aceptación, esta vez, de parlamentarios de derecha que siempre rechazaron concretar este derecho universal.

En la actual ley hay restricciones o letra chica. En el Chile poco transparente en el que vivimos no podía ser de otra manera. Pudieron votar los chilenos en el extranjero para el Plebiscito del 25 de octubre, pero no podrán hacerlo para elegir a los Constituyentes el 11 de abril del 2021.

Se calcula que hay 400.000 chilenos en el extranjero, pero solo 59 mil chilenos estaban habilitados para votar en el Plebiscito. Argentina 8.778, EEUU 7.597 y España 6.267, son los países con más potenciales electores.

Para votar desde el extranjero, los ciudadanos chilenos, deben ser parte del padrón electoral en el exterior, realizando una solicitud de cambio de domicilio o inscripción en el Registro Electoral.

Para el reciente Plebiscito votaron 30.912, poco más de la mitad entre quienes tenían la posibilidad de sufragar y esto es casi el doble comparado con la elección presidencial del 2017.

Pasaron 18 años desde el término de la dictadura militar para que los chilenos residentes en el extranjero pudieran tener derecho a votar. Aquí hubo total incumplimiento del artículo 21.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y del artículo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PDCP) firmado por Chile.

El diputado Carlos Dupré presentó el proyecto de modificación de la ley N°18.700 sobre Votaciones Populares y Escrutinios. Proponía crear el Título XII: “Del sufragio de chilenos residentes fuera del país en las elecciones para Presidente de la República. En 1993, el proyecto fue archivado por trece años.
Solo el 2013 los senadores Isabel Allende (PS), Soledad Alvear (DC), Alberto Espina (RN), Hernán Larraín (UDI) y Patricio Walker (DC), decidieron introducir una moción que contenía una Reforma Constitucional que regulaba el ejercicio del voto de los ciudadanos que residen fuera del país modificando así, el artículo N° 13 de la Constitución Política.

En la segunda presidencia de Michelle Bachelet, en 2013, se dio suma urgencia a la discusión del proyecto. Se incluyó una indicación, que reconoció el derecho de votar en las elecciones primarias presidenciales, eliminando los requisitos de solicitar al Servicio Electoral la participación en el proceso desde el exterior y el de indicar el Consulado donde se ejercería el derecho.

Dos años después, en 2015, la Presidenta despachó al Congreso Nacional el proyecto de Ley Orgánica Constitucional (LOC), que regiría el proceso eleccionario desde el exterior. Finalmente, en octubre de 2016 se promulgó la ley que regula la votación de los chilenos avecindados en otros países.

Más allá del tema de los derechos humanos y políticos que se reivindican, el voto de los chilenos en el extranjero es también un asunto estratégico. La vinculación del país con sus connacionales es la manera más segura que el Estado de Chile tiene para insertarse en el planeta y recoger experiencias cotidianas. Estos chilenos son antenas fiables y diversas en el mundo. Ellos proporcionan información diversa y de alta calidad de lo que ocurre en esos países. Esta información es de bajo costo y, en la práctica, cumplen una función diplomática mejor que muchas de las costosas embajadas y consulados. De este modo, entregan conocimiento práctico a la red de personas que siguen en contacto con ellos y aportan visiones diversas sobre las experiencias societales de 65 países.

Es momento que se reconozcan plenamente los derechos de los chilenos residentes en el extranjero y comencemos a mirarlos como aliados y no como enemigos políticos o ideológicos. Es momento de sacudirse de estos viejos prejuicios provincianos que tanto daño hacen a la democracia y contar fraternalmente con el aporte y el interés de los chilenos que emigran por diversas razones.

El interés de identificarse con la vida pública no es eterno, debe cultivarse para que se haga presente y la lucha de estos chilenos ha sido larga y sistemática. Merecen ser reconocidos en plenitud de derechos.

Estas personas, que tienen diferentes formaciones y visiones, constituyen un patrimonio invaluable y hasta ahora se les ha tratado con recelo y mezquindad. Hay un mundo de posibilidades que se abre si mantenemos un vinculo de plenos derechos con ellos. Chile solo tiene que ganar con la actividad cívica de los chilenos en el exterior y tiene mucho que perder con las restricciones de sus derechos.

Se hace necesario que los parlamentarios o la nueva Constitución, elimine las barreras que han impedido que cientos de miles de nacionales puedan materializar plenamente sus derechos. Se debe permitir que voten en todas las elecciones y legalizar el voto por correo o por internet sobre todo en países donde las distancias entre ciudades son considerables. Esto hablaría de un país moderno inserto en el mundo interconectado y complejo en el que estamos obligados a navegar.

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