El arte de peinar y maquillar: Luz, cámara y acción

Probablemente alguna vez has necesitado a un artista que se encargue de tu peinado y maquillaje, sobre todo para momentos que exigen ese nivel de perfeccionamiento. Puede ser un matrimonio, una fiesta de disfraces o una ceremonia. Da lo mismo. Tú lo decides. En El Periodista quisimos recomendar el trabajo de cuatro mujeres que más allá de su profesión están permanentemente vinculadas a la creatividad.

Amanda Luco tiene 26 años y estudió Ingeniería en Recursos Naturales Renovables en la Universidad de Chile, sin embargo, los peinados estuvieron, desde muy joven, en el centro de sus intereses: “Siempre quise ser peluquera. Veía videos para aprender un poco más. Todo cambió cuando mi hermano se puso a pololear con una niña que tenia una amiga que peinaba y se iba de Chile. Ella necesitaba dejarle las cosas a alguien de confianza y esa persona fui yo”, indica, mientras agrega que “el verano pasado hice un curso de perfeccionamiento porque me costaba peinar a las novias. No porque fueran difíciles, sino porque exigen más dedicación. En el invierno realicé otro”, finaliza.

A pesar de que durante el año pasado trabajó en una consultora, reconoce que con los peinados también se financia. “Soy cero artista y con este se me abrió la posibilidad de usar mi mente. El arte no solo está en la música o en la literatura, también en los peinados y el maquillaje. Uno puede hacer obras de arte. Me gusta el contacto con la gente. Este es un mundo de muchas mujeres… súper apañador”, afirma.

El arte no solo está en la música o en la literatura, también en los peinados y el maquillaje

Amanda Luco

Respecto a lo que la diferencia de otras personas que hacen lo mismo, Amanda reconoce que lo que más le gusta hacer son trenzas. Además, recalca, que su personalidad es un factor clave: “me interesa preguntarle a la persona dónde va a ir… peinar a una novia, por ejemplo, es entretenido… una termina peinando a toda la familia. Lo más importante es que cada persona es diferente y, por ende, los peinados también se ven distintos. Uno aprende ciertas formas, caras… hay vestidos que usan cierto tipo de peinados, hay técnicas para resaltar figuras de la cara, del cuerpo. Yo estoy siempre perfeccionándome. Veo muchos tutoriales”.

Su recomendación para aquellos que quieran seguir sus pasos, es que “se lancen”. “En Chile está todo establecido: salir del colegio, estudiar una carrera. El mundo artístico es mirado en menos… si uno tiene el don, hay que lanzarse. A mí me costó mucho tomar la decisión y ha sido una muy bonita experiencia. Me hace feliz”, termina, y advierte que “los fines de semana no hay tiempo. No hay posibilidad para hacer algo. Es un ritmo intenso porque tienes que ver tus horarios, ordenarte con las clientas… es tu propia mini empresa”.

Por último, recalca que “hago un bonito trabajo y bonitos peinados: dedicados y delicados. Me esmero harto. Siempre quedan contentas. Es un trabajo súper agradecido”, añade y cuenta que “soy muy puntual. Uno tiene agendada mucha gente y hay que cumplir con todas. Nunca he dejado a nadie botada. En este mundo eso es también importante”.

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Ayudar a sentirse linda

Valentina Farrú (24) acaba de titularse de enfermera por la Universidad Católica y es maquilladora profesional. “Toda la vida era la que maquillaba a las amigas, a la familia, veía videos en YouTube… siempre estaba comprando distintos productos. Una vez, para Navidad, me regalaron una gift card para ir a cuatro sesiones de automaquillaje. Cuando se terminaron las clases sentí que quedé cortísima y quise saber más”, relata Valentina, quien siempre hizo clases particulares, actividad que le permitió seguir ahorrando para pagar un curso profesional. Tenía 21 años en ese entonces. “Me embalé y egresé ese mismo año. Seguí haciendo cursos de perfeccionamiento. Estuve todos estos años estudiando y viernes y sábado maquillando. Nunca vi este trabajo como un deber o una necesidad. Eso me ayudó mucho”, reconoce.

Confiesa que “lo que más me gusta es cuando dicen que se sienten bonitas, cuando ayudaste a otras personas a sentirse lindas para un día que para muchas es importante. Eso me fascina. El proceso también lo disfruto mucho: ver el estilo, la cara, tipo de piel, forma del ojo… ir mezclando todo eso para ver los resultados, me encanta”.

Una puede hacer un maquillaje bien hecho técnicamente, pero lo vital es que sea lo que quiere esa persona, que se sienta bien con eso

Valentina Farrú

Agrega que, además, es muy responsable. “En este rubro eso es lo más importante y yo soy demasiado puntual. Para muchas son días inolvidables y es necesario comprometerse. Por otra parte, es fundamental que la persona se sienta cómoda. Una puede hacer un maquillaje bien hecho técnicamente, pero lo vital es que sea lo que quiere esa persona, que se sienta bien con eso”.

¿Cómo ve su futuro? “Mi carrera no la quiero dejar de lado, pero me gustaría encontrar un horario de enfermera diurno. No quiero dejar el maquillaje tampoco. Me gustaría tener, más adelante, un estudio”.

Una recomendación no menor que hace Valentina a quienes quieran seguir sus pasos es que estudien: “Hay que lanzarse, pero con responsabilidad. Se nota enseguida cuando alguien no ha estudiado.

Ya saben, si necesitan a una maquilladora, Valentina en 50 minutos hace maravillas. ¡También hace clases a domicilio! ¡Y es muy entretenido!
Instagram @maquillajevalefarru
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¡Pasión por casualidad!

“Partí en este rubro por casualidad. Siempre me gustó el arte y sus distintas formas de aplicarlo en la vida”, indica María Jesús Guzmán Subercaseaux, quien reconoce que “al descubrir el maquillaje y el peinado aprendí lo lindo que es hacer feliz a muchas mujeres con inseguridades… a mí parecer, absurdas”.

Trato de que sea un trabajo en equipo donde lo más importante es escuchar a la clienta y que ella sienta la confianza absoluta de decir lo que le gusta, lo que no y cómo se quiere ver por muy extravagante o simple que parezca

María Jesús Guzmán

¿Su especialidad? Las novias. “Me gusta que vean en mí un espacio de relajo, regaloneo y a veces desahogo. Con ellas comparto datos, consejos y quedo a su total disposición para los meses previos al gran día”.

Hazme caso y síguela en Instagram en @lajesus_makeup

Seguridad ante todo

“Toda la vida me ha gustado peinar. Soy la mayor de cuatro mujeres. Siempre estuve haciéndoles peinados a mis amigas. Cuando salí del colegio me hice un Instagram para fiestas de graduación. El objetivo era básicamente recreativo. Era 2016”, recuerda Fernanda Sepúlveda (21), estudiante de cuarto año de Nutrición de la Universidad Católica.

“Quise estudiar peluquería, pero mis papás no me dejaron. Ellos fueron claros: puedes hacer lo que quieras, pero primero anda a la universidad. La nutrición me encanta. Cuando terminé el primer año, me pagaron un curso de peinados. Ahí se me abrieron muchas puertas, empecé a subir fotos más profesionales, cobrar precios de mercado”, indica la joven, oriunda de Rancagua, que hoy vive en Santiago.

Después de peinar todo el año, me empezaron a pedir que maquillara. Es más cómodo que una persona te haga las dos cosas… así que hice un curso para eso

Fernanda Sepúlveda

¿Cómo compatibiliza Fernanda sus dos pasiones? “Me gustaría mezclar las dos cosas, encontrar una forma. Todavía tengo pendiente estudiar peluquería. Me gustaría teñir, cortar el pelo… también lo paso bien maquillando. Me apasiona. Jamás es una lata para mí. ¡Es un panorama! Me gusta todo lo femenino. Tengo una afinidad con eso y le pongo muchas ganas, mucho empeño. Lo hago porque me gusta, no porque necesite la plata”, finaliza y comenta que “siempre estoy buscando fotos, referencias, perfeccionándome… ahora tengo planeado hacer otros cursos. Es necesario estar constantemente aprendiendo. Ahí esta la diferencia entre los profesionales, independientes de sus áreas”.

¿Su don? “Me encantan las trenzas. Podría hacerlas todo el día… las ondas desordenadas también me gustan”. ¿Cuánto se demora en mostrar su arte? 45 minutos, por separado, aproximadamente.

Por último, enfatiza que lo mejor de este rubro es “conocer gente, conocer a otras maquilladoras, aprender de nosotras mismas, de las colegas” y advierte que “lo más importante es ayudar a que las clientas se sientan seguras, potenciar la belleza de cada una con las mismas herramientas, con las propias manos. Al momento de maquillar o peinar a alguien más, la seguridad en lo que hago es fundamental porque las clientas están confiando en mi trabajo”.

Respecto al futuro, sostiene que “esto puede ser una profesión a tiempo completo o un hobbie de fin de semana. Yo ahora lo veo así. Me encantaría llamarlo, en el futuro, un oficio. En el corto plazo, quiero terminar mi carrera, buscar una pega y sí o sí estudiar peluquería acá o fuera de Chile. Quiero tener un trabajo que sea compatible y tener un estudio. No me veo dejando esto por ningún motivo”.

Pueden seguirla en el Instagram @peinados.fersepu o comunicarse al teléfono +56966424685.

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