El Congreso de Perú fuerza la renuncia del primer ministro y deja al Gobierno muy debilitado

El Congreso de Perú le asestó hoy un duro golpe al Gobierno del presidente Martín Vizcarra al negarle la confianza al primer ministro y forzar su renuncia, a menos de tres semanas de su asunción y en medio de una de las peores crisis sanitarias y económicas provocadas por la pandemia de coronavirus en América Latina. (Télam)

«Negar la confianza a un gabinete ministerial recientemente renovado es negarle a los peruanos su derecho a salir a adelante. Esta situación solo genera incertidumbre innecesaria. No vamos a entrar en negociaciones a espaldas de la ciudadanía», contestó horas después Vizcarra al Congreso en un mensaje a la nación.

El mandatario advirtió que «el cálculo político que no busca el bienestar de la población no será aceptado», y destacó una de sus iniciativas que no cederá: la reforma universitaria. «Esa no se negocia», aclaró.

Tras más de 20 horas de una sesión muy tensa que se extendió hasta la madrugada, el Congreso rechazó el voto de confianza al presidente del Consejo de Ministros, o primer ministro, Pedro Cateriano y su plan de Gobierno por 37 votos a favor, 54 en contra y 34 abstenciones.

Según la Constitución peruana, el primer ministro debe conseguir el aval del Congreso tras asumir y proponer sus objetivos de Gobierno, y por, eso, Vizcarra aceptó la decisión del Legislativo y nombrará a un nuevo gabinete.

Cateriano había presentado su defensa final a las 5.30 de la madrugada de hoy y volvió a pedir unidad nacional frente a la crisis sanitaria y económica que provocó la pandemia.

Perú es el tercer país más golpeado de la región en términos de contagios, con más de 433.000, solo superado por Brasil y México, y registra oficialmente poco más de 19.800 muertos.

Sin embargo, el Gobierno ya reconoció que está analizando otros 27.253 fallecimientos que se salieron de la media histórica de estos meses y que, según algunos expertos, es muy probable que estén vinculados a la Covid-19.

Además, según las últimas proyecciones de la Cepal, es el país de la región que sufrirá la segunda mayor contracción de su economía este año, con una caída del 13% del PBI, solo superado por Venezuela.

Cateriano defendió en su discurso previo a la votación una gestión de la crisis económica basada principalmente en la reactivación a partir de la inversión para sectores caracterizados por la concentración empresarial, como la minería.

Además, ante los reclamos de un enfoque más centrado en lo social, con más ayudas directas, respondió que no quiere repetir una hiperinflación ni «una quiebra económica del Estado».

Pese a las crecientes tensiones de las últimas semanas entre el Poder Ejecutivo y el Congreso -electo en febrero pasado tras la crisis institucional de octubre pasado con mandato hasta las elecciones generales de abril próximo-, Cateriano no incluyó en su plan de Gobierno ninguno de los reclamos que se venían expresando.

«Hay dos momentos: el previo al debate y el debate mismo», explicó a Télam el analista Juan De la Puent, profesor de la Universidad San Martín de Porres en Lima y recordó que al principio de la pandemia el Congreso le aprobó poderes extraordinarios al Poder Ejecutivo para enfrentar la pandemia.

«Hasta ahora el Congreso no había sido especialmente crítico del modelo de reactivación del Gobierno o una voz protagónica en la gestión de la pandemia», destacó.

Pero durante el debate y, principalmente, tras la votación, quedó claro que el Congreso «tiene prioridades distintas a las que planteó el Gobierno y valoraciones distintas sobre cómo debe encarar la pandemia y la situación económica».

La votación de esta mañana arrojó dos novedades: los partidos de centro que hasta ahora apoyaban al Gobierno de Vizcarra se abstuvieron, y dos fuerzas ideológicas opuestas, como el Partido Morado y el fujimorismo, se unieron en el voto en contra.

Esta nueva mayoría legislativa no solo fuerza la renuncia del primer ministro -en realidad de todo el gabinete, pero Vizcarra podría nombrar uno nuevo con los mismos ministros y solo cambiar la cabeza-, sino que deja al presidente del país muy débil a menos de un año del final de su mandato.

«Este rechazo legislativo debilitó la figura del presidente y dejó al Gobierno cautivo de un Congreso, en el que él no tiene una bancada propia, y donde muchos parlamentarios saben que va a terminar su mandato pronto y están dispuestos a tomar medidas cortoplacistas para mejorar sus chances electorales», explicó De la Puent.

En ese contexto, el Congreso escuchó el creciente malestar de la sociedad frente a las cifras de la pandemia y de la economía y buscó diferenciarse del plan del flamante gabinete.

«En el Congreso, la oposición habló de la necesidad de que la reactivación de la economía tenga en cuanta más ayudas directas para los más afectados, frenar el despido de los trabajadores y tener, en general, un enfoque más vinculado a derechos que a la reactivación solo basada en la inversión» a sectores concentrados, detalló De la Puent.

«Además, se pidió que el Gobierno sincere las cifras de la pandemia, avance con el testeo masivo y en la ampliación de hospitales y en el número de camas», agregó.

Vizcarra respondió que nombrará a un nuevo gabinete, pero dejó en claro que no comparte los reclamos que hizo la mayoría del Congreso.

«El Congreso decidió agregar otra crisis política más en perjuicio de todos», advirtió.

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