El terremoto visto desde el 2018: Lecciones inolvidables y aprendizajes valiosos

terremotoComo si hubieran pasado 8 años, el autor relata lo ocurrido el 27F, desmenuza los errores y aciertos, hace una crítica social, política y ética, pero adelanta cuáles deben ser los puntos centrales a considerar en la reconstrucción del país.

Por Omar Villanueva O.

Han pasado ocho años desde el “Terramaremoto del 2010” en el Chile fines terrae, cuando el dolor y la muerte –producto de la falta de previsión– pasó la cuenta a la sociedad chilena. Los graves estragos, una vez más, fueron superados con la paciencia infinita de los más humildes, la sensibilidad y estoicismo del pueblo, sumado a las donaciones y solidaridad de otras naciones y el espíritu emprendedor de los macro y micro empresarios y sus trabajadores.

El trágico evento trajo a Chile el recuerdo del aniversario de su primer siglo de república independiente. Tristes avatares, incluida la muerte su presidente, se dejaron caer también entonces a pocos días de esas celebraciones. Sobre el terremaremoto se escribieron miles de crónicas y reportajes. Algunos serios y de auténtico sentir, junto a otros burdos intentos de manipular del alma del televidente.

Esos días emergieron largas discusiones políticas, técnicas, económicas –aunque escasas de autocrítica– tratando de explicar o acallar errores y aciertos cometidos en el manejo de la crisis sísmica y parafernalia comunicacional.

En un tsunami de dudas la Presidenta, finalmente llamó a las Fuerzas Armadas para reponer el orden y abastecimientos que clamaban los damnificados en ciudades sin gobernanza. La medida fue aplaudida por un miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, un alcalde de izquierda y la mayoría de la gente y repudiada por otros –argumentando incomprensibles razones políticas – desde la seguridad del segundo piso de un palacio. Una decisión correcta – aunque retrasada – marcó quizás el inicio de la reconciliación final pendiente entre civiles y fuerzas armadas.

Ha llegado el radiante Verano del 2018, la reconstrucción ha concluido. Se logró algo superior a lo imaginado, se observan las defensas fluviales y hermosas costaneras defensivas, las modernizaciones y edificios con nuevas normas antisísmicas y ya están implementados los planes de acción preventivos junto a nuevos desarrollos, progresos y modernizaciones. Es el año del bicentenario verdadero y, como recuerdos del futuro, se pueden sacar algunas conclusiones sobre el desastre que el 2010 asoló la patria.

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2 Comentarios
  1. Reinaldo dice

    Tinta mal gastada.

  2. Claudio Saavedra dice

    pesimamente malo…

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