Obama, a un año de su elección

Campaña de Barack Obama  en Fort Worth TexasPor Rakesh Goklani*

“Obama ha tenido la capacidad de sortear la tempestad. Habiendo asumido un gobierno con un enorme déficit fiscal y en plena crisis económica global, terminó jugando un rol fundamental en la detención de ésta. A su vez, estando sumergido en la desgastante política coyuntural, ha tenido la capacidad y la visión de dar importancia a iniciativas de largo plazo esenciales para el futuro de su país y de eventual influencia global”

La fría noche del 4 de Noviembre de 2008, marca un hito especial en la historia de los Estados Unidos. La elección de Barack Hussein Obama como presidente se convertiría, sin duda, en el evento político-social del año.

Cargado de simbolismo, el presidente electo representaba un triunfo moral para la comunidad afroamericana, el reconocimiento supremo a la conformación multicultural de gran parte del país y la conquista del máximo cargo político por parte de un hombre externo a los tradicionales grupos de poder.

Por su parte, la comunidad internacional veía con buenos ojos el cambio de aires en Washington. Obama constituía un cambio de actitud de Estados Unidos hacia el resto del mundo y una revitalización del diálogo y las negociaciones, por sobre las amenazas y las presiones militares.

Sin embargo, a un año de aquella noche en la que la imagen romántica de Barack Obama llenaba de ilusión a millones de estadounidenses, las cosas ya no parecen tan idílicas.

La burocracia administrativa del día a día, ha ido socavando el empuje idealista del presidente que, poco a poco, ha comenzado a asumir las verdaderas proporciones y dificultades que implica el tratar de llevar a cabo los drásticos cambios propuestos para diversos sectores del sistema americano.

En estos diez meses, el presidente Obama ha visto cómo su admirable capacidad retórica, de gran efectividad en su campaña presidencial, parece no ser suficiente frente a los viejos zorros de Capitol Hill, sede de un congreso estadounidense donde la estricta división entre demócratas y republicanos sigue siendo la mayor barrera para el consenso.

Para desconsuelo del presidente demócrata, la clásica bipolaridad partidista se ha visto acentuada en temas trascendentales. Ejemplo de ello es la reforma a la salud pública, propuesta estrella de la candidatura Obama, tendiente a entregar cobertura universal en asistencia médica. Para los republicanos un proyecto inaceptable, pues a su juicio, el gobierno federal no está en condiciones económicas para abordarlo y el alza de impuestos necesaria para mantenerlo, es inadmisible en tiempos de recuperación económica.

En cambio, para los demócratas, la reforma de salud es necesaria y viable. Económicamente, defienden el proyecto argumentando que la expansión de la base de capital que conlleva un sistema universal de salud pública, es ampliamente superior al de las diversas compañías de seguros médicos que en la actualidad aportan al financiamiento del sistema. Esto, sumado a una administración financiera conciliada y única de la salud, podría reducir los costos burocráticos en más de 286 billones de dólares al año. Pero más allá de argumentos económicos u operativos, Obama no ha olvidado los de carácter social, pues reconoce que para la gran mayoría de sus ciudadanos es inaceptable que un país como Estados Unidos tenga en la actualidad, una de las peores coberturas de salud pública en Occidente.

Asuntos como éste, están haciendo ver a la administración Obama que las buenas intenciones, no son suficientes en Washington. Más temprano que tarde, deberá entrar a negociar con el establishment conservador, pues a la luz de los eventos, reformas como la de la salud no serán aprobadas en el Congreso a menos que el presidente haga ciertas concesiones a los republicanos. En tal sentido, lo que éstos considerarían un buen gesto (pues ya lo han mencionado), sería la flexibilización de ciertas regulaciones impuestas a Wall Street y el sector financiero como parte del plan de rescate económico de principios de año.

Para Barack Obama el aprendizaje presidencial ha sido un proceso frustrante. El paso de activista a gobernante le ha demostrado que la burocracia administrativa y la negociación permanente, son inherentes al ejercicio político y que los tiempos presidenciales no son paralelos a los legislativos. A su pesar, el congreso no tiene la capacidad de digerir al mismo tiempo temas tan diversos como el cambio climático, las regulaciones financieras, la reforma de la salud y las guerras en ultramar.

En el plano internacional, la inmensa cantidad de asuntos de diversa índole, algunos en estado crítico, gracias a la previa administración, han debido ser priorizados y tratados con una política de paños fríos, en base a gestos de cordialidad y deseos de buenas intenciones. Los más duros, como Irak y Afganistán forzaron a la administración Obama a flexibilizar sus primeras decisiones, pues la complejidad de los conflictos lo hizo recapacitar sobre el aumento o retiro de tropas en ambos escenarios.

Aun así, Barack Obama ha tenido la capacidad de sortear la tempestad. Habiendo asumido un gobierno con un enorme déficit fiscal y en plena crisis económica global, terminó jugando un rol fundamental en la detención de ésta. A su vez, estando sumergido en la desgastante política coyuntural, ha tenido la capacidad y la visión de dar importancia a iniciativas de largo plazo esenciales para el futuro de su país y de eventual influencia global. La entrega de mayor libertad y recursos fiscales para la investigación científica, sumada a propuestas en energía limpia y desarme nuclear, siguen dando muestras de que Barack Obama puede ser el hombre clave en el establecimiento de un nuevo tipo de liderazgo estadounidense.

Es de esperar que su segundo año de gobierno esté enfocado en concretar varios de los proyectos pendientes. La mantención de un buen grado de confianza local e internacional será fundamental. Pero al menos un 54 por ciento de aprobación y un Nobel de la Paz, no son un mal comienzo.

*Magíster en Ciencia Política

3 Comentarios
  1. Beatriz dice

    Excelente columna!!!! un buen resumen de lo que ha sido Obama con las luces y sombras de su gestión.

  2. Andrés dice

    Me gustó la columna, el autor tiene la capacidad de resumir un año de gestión de uno de los países más poderosos del mundo… me pregunto como será el segundo año de Obama? y si su pueblo lo apoyará con las próximas medidas, como por ejemplo la guerra de Afganistán… al parecer tiene mayor apoyo fuera de las fronteras de Usa.

  3. Anita dice

    Que bueno que El Periodista agrega columnas de análisis internacional. Me gustó la columna!

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