Elecciones federales en Canadá: el festejo de los conservadores y la izquierda

Elecciones federales cambian el panorama político del país, por un  lado la derecha aseguró control del parlamento con mayoría absoluta para el Partido Conservador de Stephen Harper, pero la izquierda también salió fortalecida al convertirse el Nuevo Partido Democrático (NPD) de Jack Layton en la oposición oficial, dejando como tristes perdedores a los liberales y a los separatistas quebequenses

                                        Por Sergio Martínez (desde Montreal, Canadá)

No es común que partidos situados en las antípodas del espectro político puedan legítimamente celebrar alegremente al final de una jornada electoral como la que vivió Canadá este pasado 2 de mayo. Pero es exactamente lo ocurrido porque una vez escrutadas las mesas en las diez provincias y tres territorios que tiene este país, por una parte el Partido Conservador se alzó con la mayoría absoluta de los escaños en el parlamento (167 de 308 diputados), consiguiendo de esa manera lo que el primer ministro Stephen Harper perseguía desde la primera vez que su partido había sido elegido para gobernar el inmenso país del extremo norte del continente: un gobierno de mayoría. Por otra parte, por primera vez en la historia canadiense, un partido de izquierda, de orientación socialdemócrata, el Nuevo Partido Democrático (NPD) se situó como oposición oficial al obtener el segundo mayor número de diputados (102). Mucho más atrás quedó el centrista Partido Liberal (34 diputados) liderado por Michael Ignatieff quien incluso perdió su propio escaño parlamentario. Peor suerte aun corrió el separatista Bloc Québécois, que sólo eligió 4 diputados mientras su líder Gilles Duceppe tampoco logró salvar su asiento. Por primera una diputada elegida en la provincia de Columbia Británica representará al Partido Verde, cuya plataforma única es el medio ambiente.

En medio de la crisis que ha afectado tanto a Estados Unidos como a Europa occidental, Canadá ha salido relativamente indemne. Un sistema bancario fuertemente regulado impidió que se produjeran en Canadá las quiebras, los escándalos o las serias pérdidas experimentadas por bancos en su vecino del sur. El desempleo producido por la recesión tampoco ha adquirido cifras dramáticas, manteniéndose en un promedio entre 7 y 8 por ciento. Aunque el gobierno de Harper ha querido en más de una ocasión reclamar crédito por la manera como la economía canadiense logró eludir los peores efectos de la crisis, lo cierto es que ese navegar relativamente seguro por aguas que se tornaron tormentosas desde 2008 se debió más a regulaciones y conductas generales en vigencia con anterioridad a la asunción del gobierno conservador.

Por otro lado si bien en un plano general Canadá logró eludir los efectos más serios de la recesión, no ha podido hacerle el quite a otros problemas, principalmente la aguda crisis que afecta al sistema de salud. La estructura federal del estado canadiense reparte muchas de sus funciones entre las provincias y el gobierno central, en materia de salud la responsabilidad por la administración y la provisión de servicios recae en las provincias, sin embargo el gobierno federal a través del Acta de la Salud de Canadá fija ciertos criterios generales y, más importante, contribuye con una parte importante de los recursos con que disponen las provincias a través de transferencias de dineros recolectados por impuestos a través de lo que se llama pagos de equiparación y otras transferencias específicamente destinadas a los servicios de salud. Tradicionalmente las provincias reclaman más y más dineros dado que la atención médica se hace un problema cada vez mayor debido a dos factores centrales: el aumento general de costos y el envejecimiento promedio de la población, lo que hace que aumente la demanda por servicios médicos. Por ley, los servicios de salud más importantes, como por ejemplo las intervenciones quirúrgicas que requieren hospitalización, sólo pueden ser provistos por el servicio público. Recientemente sin embargo, algunas provincias han estado presionando por permitir una mayor participación del sector privado en la atención médica, algo que es resistido por quienes piensan que de hacerse así se entraría a establecer un sistema dual: uno para ricos y otro para pobres. Aunque los conservadores no han hecho pronunciamientos públicos sobre el tema, hay quienes sospechan que ahora que tienen mayoría podrían abrir las puertas a una mayor privatización de servicios.

El gobierno conservador también se espera que va a alinear al país aun más estrechamente con las políticas militares de Estados Unidos. Por de pronto ya participa en los ataques de la OTAN contra Libia y se halla desde 2002 en Afganistán con tropas y material bélico. El gasto militar de Canadá ha aumentado considerablemente en los años de gobierno conservador y ahora se espera que se incrementen aun más, en desmedro de programas sociales, ya que al mismo tiempo los conservadores plantean reducir el presente déficit fiscal de alrededor de 3 mil millones de dólares (relativamente modesto si se lo compara con el de Estados Unidos) no mediante el aumento de impuesto a las empresas y a las personas de mayores ingresos (que por el contrario propone reducir) sino más bien haciendo cortes a los gastos del estado.

TRIUNFADORES Y PERDEDORES

Aparte de los triunfantes conservadores, los otros grandes victoriosos de la jornada electoral canadiense fueron los socialdemócratas del Nuevo Partido Democrático, cuyo líder, Jack Layton, será ahora el jefe de la oposición oficial por ser el mayor partido opositor (siguiendo la tradición británica el título oficial es Jefe de la Leal Oposición al Gobierno de Su Majestad, habida cuenta que Canadá es—como la mayoría de los países de la Commonwealth—una monarquía constitucional).

Para muchos fue una sorpresa que el Partido Liberal, que a lo largo de la historia canadiense ha sido el que más tiempo ha gobernado, haya sido reducido a una mínima expresión, quedando situado en tercer puesto y su líder habiendo perdido su propio escaño en la provincia de Ontario. Otro perdedor en forma humillante fue el Bloc Québécois, un partido que sólo existe en la provincia de Quebec y cuya plataforma central la constituye la aspiración de separar a esta provincia del resto del país. Para muchos el rol del Bloc en el parlamento federal—considerando que por su propia razón de ser sus integrantes no querrían nada que hacer con la estructura de poder político del país que quieren abandonar—fue poco claro. Sus diputados siempre plantearon que estaban allí para defender los intereses de Quebec y promover su meta última, esto es hacer de Quebec un país soberano. Sin embargo el súbito rechazo de sus propios coterráneos que de 48 diputados lo redujeron a sólo 4 y que para mayor humillación hicieron perder su escaño al propio líder del movimiento, podría estar indicando la fatiga y el tedio que la vieja cantinela separatista produce en el propio pueblo quebequense. Si así fuera, muchos analistas creen, principalmente en el NPD el partido que más se benefició con la derrota de los nacionalistas, que eso sería muy bueno porque significaría que finalmente los quebequenses se sumen al debate de los temas que interesan al resto de la sociedad: la economía, la salud, el transporte, los programas sociales, el medio ambiente, etc., en lugar de estar siempre “mirándose el ombligo” con su llamada cuestión nacional.

De cualquier modo, las elecciones federales de este pasado 2 de mayo han dejado la impresión que algo muy importante se ha producido en el país al conferir el electorado un tan masivo apoyo al NPD, aunque por otro lado confiando el gobierno a los conservadores. La impresión que existe es que nuevos cambios pueden venir en camino, ya que si se considera el voto popular, hay un 60% del electorado que no apoya a los conservadores y ese ascenso del NPD bien puede continuar en el futuro.

EL PECULIAR SOCIALISMO DEL NPD

Jack Layton, de 61 años, ahora líder de la oposición oficial y jefe del izquierdista Nuevo Partido Democrático ha manejado bien una imagen de hombre cercano a la gente, un efectivo líder popular. Incluso, hechos que le han afectado personalmente como haber sufrido de cáncer a la próstata, del cual ahora se encuentra recuperado, y poco antes de la campaña haber sufrido una fractura a la cadera que lo obligó a usar bastón durante buena parte de las actividades eleccionarias, contribuyeron a hacerlo una figura apreciada y respetada por la gente.

El NPD si se lo quiere “traducir” al medio político chileno es como “partido hermano” del Partido Socialista chileno (integrante también de la Internacional Socialista), comparte con éste una coincidencia: ambos fueron fundados en 1933. El NPD originalmente se llamó Co-operative Commonwealth Federation (CCF) y cambió su nombre en los años 60. La cuna de las ideas socialistas en este país se hallan en la provincia de Saskatchewan, en el oeste, y fue allí donde primero los socialistas canadienses hicieron gobierno introduciendo lo que luego sería una política nacional: un sistema de salud de atención universal. Curiosamente uno de sus líderes más carismáticos, Tommy Douglas, votado hace algún tiempo como el “mejor canadiense” en un programa televisivo, fue también un pastor protestante. Otros prominentes miembros del partido fueron también ministros de iglesias protestantes.

El NPD no es un partido marxista, aunque algunos de sus miembros lo son, sino que más bien adhiere plenamente a la tradición socialdemócrata europea, ideológicamente más cercano a sus congéneres escandinavos, especialmente el sueco, ya que se sitúa claramente a la izquierda de partidos como el Socialista francés o el español.

DIPUTADA ORIUNDA DE CHILE

Dentro de la amplia representación parlamentaria obtenida por el NPD en la provincia de Quebec, se halla una mujer de origen chileno: Paulina Ayala, nacida en Santiago en 1962, quien fue elegida en el distrito de Honoré-Mercier, en el este de la isla de Montreal. La ahora flamante diputada inmigró a Canadá en 1995, en sus años juveniles fue una activa participante de las manifestaciones estudiantiles en contra de la dictadura de Pinochet, cuando esta llegaba a sus últimos años. La diputada tiene estudios en educación multicultural aparte de ser profesora de historia y geografía en el distrito de Montreal Norte, uno de los barrios populares de la ciudad.

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