EEUU: problemas con el cazabombardero F-22 Raptor

El ultra caro cazabombardero furtivo F-22 Raptor (ave de presa en inglés), que puede evadir la detección de los radares, y que fue construido exclusivamente para la Fuerza Aérea de los EEUU a un costo de 190 millones de dólares cada uno, está dando serios dolores de cabeza a sus usuarios, literalmente.

Aunque el aparato tuvo anteriormente otros problemas de orden técnico, que fueron subsanados, persistentes complicaciones con el sistema de suministro de oxigeno a los pilotos han sido la causa de varios incidentes. Dicho sistema es esencial en la altitud extrema a que opera ese avanzado avión de combate, y las recurrentes fallas en el mismo han hecho que los pilotos teman volarlo. Un panel de expertos recomendó en el 2005 un paquete de medidas para evitar las fallas, incluyendo modificaciones al sistema que regula el flujo del oxigeno a la máscara del piloto. La Fuerza Aérea descartó implementar las modificaciones, para no incrementar los costos del ya muy carísimo avión.

Pero en el 2008 se reportó un marcado incremento de los incidentes por mal funcionamiento del suministro de oxigeno, resultando en pilotos afectados por situaciones de hipoxia, que es caracterizada por mareos, dolores de cabeza, nauseas, fatiga y perdida del conocimiento. En el 2010 un incidente de este tipo resultó en la completa destrucción de un F-22, que se precipitó a tierra causando la muerte del oficial que lo tripulaba. La investigación posterior trató de bajar el perfil al problema con el oxigeno, atribuyendo el siniestro a un error del piloto. Mientras, la totalidad de la flota de 186 F-22 se mantuvo en tierra con prohibición de vuelo durante casi cinco meses. En Mayo del 2011, después que dos pilotos entrevistados en el programa de noticias 60 Minutes de la cadena CBS dijeron que el F-22 era inseguro, se impuso una serie de limitaciones operacionales al empleo del aparato, incluyendo evitar volar a grandes altitudes. Esa limitación neutralizó una de las principales ventajas del F-22, que es su gran velocidad a altitudes extremas, donde puede mantener velocidad supersónica por grandes lapsos de tiempo. Esa limitación se ha mantenido hasta hoy, pese a que la fuerza aérea estadounidense sigue insistiendo en que el Raptor es un avión seguro.

La producción del F-22, considerado el avión de combate más caro de la historia, concluyó en Diciembre del 2011, cuando Lockheed Martin –que también fabrica el F-16- completó el último de 187 ejemplares. La aeronave fue la estrella de la decimosexta versión de Feria Internacional del Aire y el Espacio (FIDAE), realizada en Santiago en marzo del 2010.

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