Justicia argentina ratificó la “complicidad” de Iglesia Católica con la dictadura

Los responsables del asesinato de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville en La Rioja fueron condenados a cadena perpetua. En el fallo, los jueces destacaron la connivencia de la jerarquía eclesiástica con el terrorismo de Estado.

Por INFOnews

El tribunal oral que condenó a prisión perpetua a los represores responsables del asesinato de los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville en la provincia de La Rioja durante la última dictadura cívico-militar, afirmó que hubo “complicidad” de la Iglesia Católica en los crímenes llevados a cabo entre 1976 y 1983.

En un hecho histórico, los magistrados que juzgaron al ex jefe del III Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez, al vicecomodoro Luis Fernando Estrella y al ex comisario riojano Domingo Benito Vera, señalaron no sólo la “indiferencia” sino también la connivencia de la jerarquía eclesiástica argentina con el aparato represivo estatal.

El 18 de julio de 1976 un grupo de hombres que se presentó con credenciales de la Policía Federal se llevó a De Dios Murias y al francés Longueville en la casa parroquial de la Iglesia El Salvador bajo la excusa de pedirles declaraciones para la liberación de unos presos.

Dos días después, sus cuerpos aparecieron con los ojos vendados y marcas de tortura cerca de las vías del tren. El obispo Enrique Angelelli fue asesinado en un falso accidente quince días después, mientras llevaba documentación sobre la persecución a los curas. Algunos de esos archivos fueron rescatados y utilizados como prueba en el reciente juicio oral.

Aún hoy “persiste” una “actitud reticente de autoridades eclesiales e incluso miembros del clero al esclarecimiento de los crímenes que ahora juzgamos”, aseguraron los jueces.

Asimismo, recordaron que las autoridades de la Iglesia ignoraban las denuncias sobre persecuciones que les presentaban los miembros de la pastoral riojana nucleados en torno del obispo Angelelli.

“No se trató aquí de hechos aislados y fuera de contexto, presididos por móviles particulares. Por el contrario, claramente, el asesinato de Murias y Longueville debe interpretarse y comprenderse precisamente en el contexto de un plan sistemático de eliminación de opositores políticos (…) Murias y Longueville formaban parte de un grupo de la Iglesia considerado ‘enemigo’ y ‘blanco’”, expresa la sentencia.

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