Gustavo Cerati: un hombre alado

cerattttiMás de cuatro años después del accidente cerebro-vascular que lo dejó en coma, falleció uno de los grandes artistas del rock argentino. Desde Soda Stereo hasta Fuerza natural, pasando por su sociedad con Daniel Melero y decenas de colaboraciones.

Por: Oír Mortales

La aparición de Gustavo Cerati en la música popular argentina representa el desembarco de toda una generación. Los hermanos menores que, durante buena parte de su juventud, debieron crecer en la Argentina ominosa del Proceso de Reorganización Nacional (Dictadura). No casualmente el primer disco de Soda Stereo, editado en agosto de 1984 bajo la producción de Federico Moura, sonaba como una liberación: de las ataduras de la dictadura, pero también de los dogmas del viejo rock argentino.

Al mando del trio, Gustavo Cerati capitalizó los sentimientos de toda una generación que apelaba a placeres más inmediatos que las viejas utopías setentistas. Las letras y la actitud de Gustavo, en efecto, estaban cargadas de erotismo, ironía, modas y otros placeres –en apariencia- más terrenales. Allí está la primera batería de hits de Soda y, sobre todo, su actitud escénica: los raros peinados nuevos que retratara Charly García en Piano Bar.

Rápidamente Soda Stereo conectó con la primavera alfonsinista y, tras la edición de discos como Ruido Blanco y Doble Vida, cruzó las fronteras del país para convertirse en la punta de lanza del rock latinoamericano. A su imagen y semejanza, desde Tierra del Fuego hasta el Río Bravo, nacieron centenares de artistas tomando como modelo la música de Gustavo Cerati: un rock de estadios con gran vuelo lírico, cintura rítmica y una obsesión por el sonido, capaz de tensar la vanguardia anglo con la popularidad y las enseñanzas de Spinetta u otros pioneros del rock local.

Vanguardia e inquietud: palabras muy afines al universo de Gustavo. En efecto: después de tocar su techo de masividad con Canción Animal y aquel recital gratuito en la 9 de Julio, el trío desafió a su propio público con Dynamo. A partir de entonces, Cerati apadrinó a buena parte de la generación del Nuevo Rock Argentino (Babasónicos, Martes Menta, Los Brujos, Tía Newton, etc.) y se vinculó fuertemente con Daniel Melero. Juntos editaron Colores Santos y, con Amor Amarillo, abrieron las puertas para una carrera solista

Después, cuando llegó el final de Soda Stéreo y el proverbial ‘Gracias Totales’, Cerati comenzó a darle forma a un disco que era signo de los tiempos: el uterino Bocanada, que tendía un “Puente” entre su cancionística, el trip-hop y los folclores argentinos. Argentina comenzaba a acercarse al cisma del 2001 y Gustavo, como la antena de Charly, sintonizó el inconsciente colectivo con Siempre es hoy. Pero fue el guitarrero Ahí Vamos (2006), con hits como “Crimen” y “La excepción”, el trabajo que lo llevó nuevamente a las grandes exhibiciones de popularidad.

Un prólogo perfecto para la ‘burbuja de tiempo’ del regreso de Soda Stéreo y, finalmente, el advenimiento de uno de sus mejores discos: Fuerza Natural. Un corolario tan perfecto como temprano para una de las obras más sólidas no sólo del rock argentino, sino de la música latinoamericana. Ahí están las pruebas y tienen forma de música. De hombre alado.

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